Biblioteca Pública Jorge Alberto Restrepo Trillos. Guatapé (Antioquia)
Biblioteca Pública Municipal de El Cocuy. El Cocuy (Boyacá)
Biblioteca Pública Satélite El Nevado. Manizales (Caldas)
Biblioteca Pública Misak Misak Ala Kusrei Ya. Silvia (Cauca)
Biblioteca Pública Municipal de Istmina Abraham Ayala. Istmina (Chocó)
Biblioteca Pública San Gabriel. Sopó (Cundinamarca)
Biblioteca Pública Eduardo Cote Lamus. Toledo (Norte de Santander)
Centro Cultural y Biblioteca Pública León de Greiff. Marsella (Risaralda)
Biblioteca Pública Arturo y Roberto Restrepo Anserma (Caldas)
Biblioteca Pública Municipal de Cereté Rafael Milanés García. Cereté (Córdoba)
Biblioteca Pública Centro Bicentenario Antonia Santos. Socorro (Santander)
Biblioteca Pública Municipal Central Didáctica El Vallado. Cali (Valle del Cauca)
Parque Biblioteca Doce de Octubre. Medellín (Antioquia)
Biblioteca Piloto del Caribe. Barranquilla (Atlántico)
Centro Cultural Biblioteca Pública Julio Mario Santo Domingo. Bogotá
Corporación Biblioteca Rafael Carrillo Luquez. Valledupar (Cesar)
Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero. Cali (Valle del Cauca)
Biblioteca Clara Inés Perdomo de San Vicente del Caguan
Biblioteca Kankuaka (Sierra Nevada de Santa Marta)
Biblioteca del Casanare
Biblioteca San Vicente del Caguan
Hace 10 años no se podía entrar a la Biblioteca Pública Clara Inés Perdomo. Dos garitas ocupadas por militares armados hasta los dientes impedían el paso de los pocos niños que, para sacarle el quite a las tribulaciones de la guerra, querían meterse a la ensoñación mágica que destilan los libros. Los libros estaban guardados y sólo las alimañas del monte recorrían sus abandonados pasillos. El panorama empezaría a cambiar a partir del 2013 cuando Wilton Montoya, actual coordinador de cultura y turismo del municipio y la bibliotecaria Lizeth Paola Amezquita, empezaron a leer en voz alta libros frente al derruido edificio. Entonces la fiebre de leer se empezó a extender, como antes los hacía la malaria, por todo San Vicente del Caguan.
Con botas de caucho, impermeables y a lomo de luma, la pareja empezó a recorrer las 16 inspecciones y 250 veredas del municipio. No sólo de libros estaba compuesta su maleta. Allí llevaban películas que proyectaban sobre amarillentos proyectores, poetas que venían desde otros departamentos a recitar sus versos y la capacitación a los docentes rurales que bautizaron como De la mano con mi profe viajo en las alas de los libros.
En dos años, y gracias al esfuerzo de un puñado de personas, un abandonado edificio pasó a convertirse en la ganadora del premio Daniel Samper Ortega que se le otorga a la mejor biblioteca del país.
Una de las bibliotecas más hermosas del mundo está en Casanare
María Cleotilde Díaz tenía 10 años y en las ardientes tardes de Villanueva combatía su aburrimiento tapándole el hueco a las hormigas rojas que pululan en esa tierra. Las ganas que tenía de ser una cuentista famosa como la autora de Harry Potter, su libro preferido, se veían frustradas estando en un pueblo de 20 mil habitantes y unas cuantas cuadras. El mundo queda muy lejos de Casanare
Todo cambió a partir del 2007 cuando fue inaugurada la Mega Biblioteca Pública de Villanueva. Entonces las hormigas pudieron realizar su eterno trabajo en paz, sin ser molestadas por los niños del lugar que ahora habían encontrado el nicho perfecto para jugar y aprender a la vez.
Usando materiales locales y un diseño claramente pensado en la adaptación climática que debe tener cualquier construcción en tan agreste paisaje, el arquitecto Alejandro Piñol logró crear una de las cincuenta bibliotecas más hermosas del mundo según Gmail.
El edificio consiste en dos diferentes volúmenes compactos, uno que alberga la biblioteca pública en la primera planta y usos (teatro, biblioteca infantil, oficinas administrativas, espacios de trabajo y baños) complementarios en la planta baja, mientras que el otro volumen acoge un plaza-corredor pública.
Lo impresionante es que la biblioteca no sólo alberga a niñas como María Clotilde, sino que entre sus funcionarios están reinsertados de la guerrilla que han aprendido a vivir en paz, rodeados de la tranquilidad y la sabiduría que da convivir entre libros.
La biblioteca indígena
En el corazón de la Sierra nevada la biblioteca Kankuaka es el orgullo de los más de 6000 indígenas Kankuamos que se pasean, como hace seiscientos años, por su escarpado paisaje. El fuerte de esta biblioteca no son precisamente los libros sino la narración oral. La labor emprendida ha permitido mantener viva los centenarios cuentos que han marcado la historia de lo cultura Kankuama. La labor emprendida por ellos les valió el premio Daniel Samper Ortega por ser la mejor biblioteca pequeña de Colombia
