Las megaciudadades pos-covid-19

Las megaciudadades pos-covid-19

Desde la pandemia, la concentración de población en las ciudades grandes viene en aumento en el mundo, lo que trae desigualdad y miseria. Estas son algunas cifras

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julio 12, 2022
Las megaciudadades pos-covid-19

La concentración de la población en las ciudades es una tendencia mundial que, de acuerdo a estimaciones de la ONU, llegó al 56,61% en 2021 (4.460 millones/habitantes) y se proyecta al 68% para 2050. El proceso es desigual: mientras Norteamérica registra una población urbana del 83%, Latinoamérica y el Caribe un 81%, Europa 75% y Asia 51%, las ciudades de estas últimas regiones crecen de manera exponencial, “megaciudades” (superan los 10 millones). Se convierten en polo de atracción al concentrar actividades económicas, empleo, equipamientos colectivos, educación, salud y servicios que incentivan la migración campo-ciudad.

Los modelos socioeconómicos generan apropiación desigual de los recursos, reflejada en ocupación espacial y segregación social. “El derecho a la ciudad” se hace esquivo para quienes ingresan a los asentamientos precarios o cinturones de miseria (1.000 millones en el mundo). En Latinoamérica, uno de cada cuatro habitantes de barrios informales, y con formas de vida precarias (86 millones de hogares en 2021 según el BID), conocidas como “villas miseria” (Argentina), “favelas” (Brasil), “campamentos” (Chile),“comunas” (Colombia), “cerros” ( Venezuela)o “barrios de chabolas” (Perú). Zonas subnormales que padecen desigualdades sociales, la recesión económica y el desempleo, que agudizan la crisis urbana.

Según cifras de Naciones Unidas y proyecciones de Statista  y City Population, de las 40 megaciudades por jerarquía poblacional, de las diez primeras, ocho son asiáticas liderada por Cantón o Guangzhou (China) con 65 millones, Tokio (Japón) 40.7 millones, Shanghái (China) 39.3 millones, Delhi (India) 32.4 millones, Yakarta (Indonesia) 28.6 millones cerrando con dos americanas, en el noveno lugar: Ciudad de México 24.7 millones, en el décimo lugar Nueva York con 23 millones y onceavo lugar Sao Pablo 22.7 millones. Del grupo de megaciudades, tres son norteamericanas: Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Washington se acerca con sus 8.7 millones de habitantes. Seis (6) son Latinoamericanas: México, Sao Pablo, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Lima, Bogotá y, Santiago de Chile con una población cercana a los 8 millones. En este grupo solo dos ciudades son europeas.

Las megaciudades de China e India crecen más que otras regiones del mundo. Según Demography Ultimate Cities (2018), se constituyen áreas metropolitanas de casi 70 millones de personas en el delta del rio Pearl, que incluye grandes ciudades como Hong Kong, Macau, Guangzhou junto a otras menos conocidas como Foshan, Dongguam, Zhuhai, Zhongshan, JiangMen y el Newton de Shenzen.

Esta última desde su creación en 1979 como Zona Económica Especial (Deng Xiao Ping), paso de 60.000 habitantes en 1980, a 13,5 millones en el año 2018. Esto es posible en una economía planificada como la de la RPCh, donde una decisión de política económica genera este crecimiento urbano, acompañado de inversiones en infraestructura. Es la región del planeta con el mayor número de edificios altos (crecimiento vertical), puentes más largos del mundo, líneas de trenes y metros intraurbanos, grandes aeropuertos; la hiperurbanización no constituye un problema sino una oportunidad para dinamizar el desarrollo.

Centros urbanos europeos

El modelo europeo está definido por la “ciudad- región”, donde la descentralización de las actividades económicas, culturales, servicios e infraestructuras cubren toda la población, lo que garantiza estabilidad en términos de organización de la política local y de su estructura urbana.

Se crean redes de ciudades cercanas, que incentivan el intercambio interregional de bienes y servicios públicos y privados aún entre ciudades separadas por fronteras nacionales. Una diferencia frente a las regiones con mayores aglomeraciones urbanas, son las ciudades medianas y pequeñas, donde pocas superan el millón de habitantes. Esto significa que, a pesar de hechos históricos como la Revolución industrial, las crisis económicas, la destrucción de dos guerras mundiales o los avances históricos en el transporte, la estabilidad del sistema urbano no ha modificado el tamaño de las urbes. Hoy existen alrededor de 400 ciudades europeas con más de 100 mil habitantes, solo 18 superan el millón de habitantes, y dos (Londres y París), superan los diez millones de personas.

Ciudades más pobladas de Europa – 2021

Área metropolitana vs. Área urbana

 - Las megaciudadades pos-covid-19

Fuente: Elaboración propia con datos de Citypopulation.de, Worldometers y ONU.

 

Ciudades más pobladas de América Latina - 2022

 - Las megaciudadades pos-covid-19

Fuente: Elaboración propia con datos de Citypopulation.de y Statista.com

En el cuadro 2 se observa que las ciudades Latinoamericanas están lejos de ser megaciudades comparadas con ciudades de Asia y Estados Unidos. El caso de Ciudad de México y de Sao Paulo, han ocupado un lugar importante en sus respectivos países, por su auge económico y población que concentra la actividad económica, industrial y cultural de la región.  Cabe destacar que estas dos ciudades, además de Buenos Aires, han planificado su desarrollo complementado con proyectos de transporte colectivo (metro), vivienda, y adecuación de su infraestructura a los desafíos de la urbanización.

En Colombia la concentración en grandes aglomeraciones ha sido consecuencia de la situación de pobreza y marginalidad y no de planificación. En los años 50 y subsiguientes la urbanización acelerada fue producto de la violencia política liberal-conservadora que expulsó al campesinado de las áreas rurales, obligándolos a hacinarse en ciudades en especial del llamado Triángulo de Oro (Bogotá, Medellín y Cali), medianamente equilibradas y crecimiento similar, lo cual nos diferencia de países de la región, donde la macrocefalia urbana fue el patrón dominante.

Los países de la región con economías similares a la colombiana presentan un predominio entre la primera ciudad y las siguientes en tamaño poblacional, configurando la macrocefalia urbana, excepción de Brasil (Sao Paulo con 22,7 millones) y Ecuador (la principal ciudad es Guayaquil con 3,25 millones), capitales que concentran las actividades económicas, sociales y culturales.

El mayor atraso de Colombia se observa en la carencia de transporte colectivo masivo (metro/ vías de doble calzada), navegabilidad de los ríos y en los puertos marítimos. A diferencia del resto de países de la región donde el metro se inauguró hace más de un siglo como Buenos Aires (1913), Ciudad de México (1969), Sao Paulo (1974), Santiago de Chile (1975), disponen de puertos como se observa en el cuadro.

Expresiones de la crisis urbana

La crisis urbana se torna más crítica en países en vía de desarrollo, como es el caso de las capitales latinoamericanas que bruscamente transitaron de una estructura colonial a la dimensión de metrópoli, proceso que imita lo ocurrido en los países desarrollados.  En la región este paso fue violento y acelerado, acompañado de contrastes donde conviven las extravagancias de las modernas metrópolis, junto a la sencilla vida aldeana (“ciudades de campesinos”). La crisis urbana se sintetiza:

  1. Crisis de los servicios urbanos: (vivienda, equipamientos colectivos y transporte), esto es de los medios de consumo colectivo que pauperizan la reproducción de la fuerza de trabajo concentrada y socializada por el capitalismo, pero esquiva a las demandas de los sectores populares en pos de sus necesidades básicas.
  2. Crisis de una cierta forma de espacio: el gigantismo capitalista, el desarrollo desigual entre regiones y entre la ciudad y el campo, la segregación urbana contribuye a formar aglomeraciones humanas (Megaciudades) e inducen actividades donde cada movimiento, cada gesto de la vida cotidiana se convierte en una auténtica carrera de obstáculos.
  3. Crisis de un modo de vida: anonimato, impersonalidad, carencia de solidaridad y pertenencia no son solo la consecuencia de soñar un “tamaño óptimo” de la ciudad, sino de las relaciones sociales imperantes, la competencia y la ley del más fuerte en esa nueva selva llamada ciudad del ¡Sálvese quien pueda! No falta la nostalgia “cuando la gente dice que no le gusta la ciudad, añora el campo o la naturaleza, cuando escapa en filas interminables de carros al campo o a la playa, en realidad lo que grita es que la vida en las ciudades solo tiene sentido si es una actividad social colectiva” (M. Castell- La cuestión urbana- 1979).

El proceso de emancipación de las sociedades modernas, ajustado a la coyuntura pos-covid19, parte de su capacidad de aprender a diferenciar y convivir en espacios urbanos buscando consensos para que las comunidades establezcan un Contrato Social respetuoso de los espacios públicos y privados, construyan un ambiente sostenible y amigable para las generaciones presentes y futuras.

En las urbes los problemas se repiten como lo señalé en mi libro, “La Ciudad Latinoamericana: Un caos organizado” (1983) donde criticaba modelos aplicables a otras realidades, sustentados en densos planes de desarrollo que no consultan el contexto socioeconómico de nuestras sociedades. “No es posible seguir viendo, inermes, el engullimiento de la Sabana de Bogotá por los insaciables capitalistas urbanizadores y, al mismo tiempo constatar la “calcutanización” de la capital colombiana por la estabilización de la miseria: algo que está ocurriendo también en la capital mexicana”.

El tema de Ciudad- Región es clave para contener la acelerada migración no solo como barrera al crecimiento de la capital sino como alianza estratégica para proveer bienes, servicios y oferta alimentaria. En la pospandemia con la reactivación se han recuperado empleos, pero las perspectivas se ven grises con la guerra de Ucrania-Rusia y la inflación galopante.

Conclusiones:

Es necesario repensar los proyectos en torno a la nueva normalidad pos-covid, dando prioridad a una nueva política urbana con miras a la recuperación económica orientada a la satisfacción de las necesidades individuales y colectivas en especial las básicas (trabajo, educación, salud y vivienda digna).

La era digital vino para quedarse y se impone la necesidad del teletrabajo, telemedicina, E-Commerce y adecuar la vida doméstica para el trabajo hibrido.

El desarrollo urbano en América Latina mantiene un patrón de centro-periferia, y aunque en las últimas décadas se logran avances, se observan rezagos en el desarrollo tecnológico y económico respecto a otras regiones, lo cual es notorio en la posición marginal “en el mercado mundial inmobiliario, la baja cobertura en nuevas tecnologías de comunicaciones como 4G y 5G; la ausencia en las áreas de desarrollo económico como la industria aeroespacial”. Otros sectores son más dinámicos como el transporte aéreo “cielos abiertos”, la entrada de capitales, el turismo y el sector financiero.

En la coyuntura pos-covid algunos planificadores han planteado las llamadas “ciudades de las bicicletas “como modo de transporte y un estilo de vida con ventajas: disminuye la contaminación, sistema rápido de desplazamiento en distancias cortas y economiza espacio público. Los países donde más se usa como Holanda (30%), India (22%), China (22%), Suecia (20%) y Colombia (17%), ninguno absolutiza el uso de la bici pues son complementarios de sistemas de transporte colectivo, y no crecen de modo horizontal.

 

 

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