Después de lo problemas en Cali y Santa Marta con el comportamiento de algunos sacerdotes, la jerarquía de la iglesia tomó cartas en el asunto. Elaboró un Manual de conducta para la prevención de delitos de abuso sexual contra menores de edades que deben firmar todos los clérigos.
El texto es claro: "La responsabilidad del cumplimiento de las normas establecidas en el Decreto Arquidiocesano para la Protección de Menores y el Manual de Conducta para la Prevención de Delitos de Abuso Sexual contra menores de edad, recae exclusivamente en mi persona y no en la Arquidiócesis de Barranquilla o en la entidad eclesiástica en la que presto mi servicio. ."
Con esta firma y compromiso la institución eclesiástica se cura en salud y delega en cada sacerdote la responsabilidad de su comportamiento.