Las marañas políticas en Engativá

Las marañas políticas en Engativá

"Esta localidad ubicada al occidente de Bogotá sufre, al parecer, una ola de corrupción desde hace varios años"

Por: Germán Camilo Hernández Triviño
marzo 30, 2016
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Las marañas políticas en Engativá
Foto: observatoriolocaldeengativa.info

Seguramente usted, señor lector, pensará que estas palabras están en desuso y suenan un tanto anacrónicas. Sin embargo ¿no se caracteriza la democracia por poner coto al poder para que este no se extralimite?

Cada día somos testigos -- a nivel nacional, regional y local-- de una mayor cantidad de muestras de retazos políticos antidemocráticos y una gran ola de corrupción. La localidad de Engativá ubicada en Bogotá no se queda atrás. Está bien que la política sea vista desde una perspectiva como el arte de preservar el poder y que esto implique negociación, estrategia y alianzas, pero todo esto en el marco de lo pactado en la ley donde se reconozcan los derechos y la participación ciudadana.

Pues bien, muy a pesar del andamiaje democrático institucional, en el distrito capital, y para el caso, en la localidad de Engativá, pareciera que prevalecen más los apetecidos hábitos políticos que tuvieron tanto arraigo durante el siglo XX en aquellas zonas rurales, donde mandaba el cacique político y su fuerte de epígonos  --como expresa en su Cristo de Espaldas Caballero Calderón-- siendo don Roque Piragua la figura del Cacique regional que se vale de sus monigotes: el notario, el alcalde, el cura para ocupar y controlar todos los espacios de poder.

Lastimosamente en Engativá la historia no es reciente. Sin embargo, para el caso que nos convoca, pareciera que existen sectores políticos que no sólo buscan mantenerse ininterrumpidamente en el poder, sino que manipulan los recursos públicos y los espacios de participación en su beneficio. Por tanto, existe un ya demostrado uso irregular de equipamientos y recursos públicos pertenecientes a la Alcaldía Local en actos públicos, para intereses privados y políticos de sectores enraizados en el poder local. Además, se ha naturalizado un uso de las influencias políticas por fuera de la ley y en consecuencia de un ejercicio que violenta y atenta contra la democracia y sus dinámicas locales.

En Engativá, así como en la mayoría de las localidades del Distrito Capital, existe un amplio interés de la ciudadanía por participar en las discusiones y decisiones sobre lo público. No contrariando lo anterior, sino reafirmándolo hubo un importante número de organizaciones sociales, vecinales, y de diversa índole que acogieron el espacio del Consejo Local de Planeación, establecido por el Acuerdo 13 de 2000, como escenario de alto interés. Sin embargo, pareciera que por decisiones políticas en la Alcaldía Local, se negó la participación de sectores como los de Mujeres, Biciusuarios, y Propiedad Horizontal, para los que se abrió la participación según lo señalado en Resolución emitida a principio de año por la actual Administración Distrital. Además para los que existió inscripción de organizaciones  locales que fueron desconocidas; aunado a esto y empeorando el panorama, por causales subsanables y de forma se atentó contra el derecho a la participación y al ejercicio pleno de la ciudadanía juvenil, consagrados en la actual Política Pública de Juventud y en la ley Estatutaria 1622/2013, siendo anulada la inscripción de más del 70% de las organizaciones juveniles, pero además siendo anulada la inscripción del total de las organizaciones pertenecientes a la Plataforma Local de Juventud.

De este modo, pareciera existir un interés premeditado por parte de sectores que encabezan la administración local, no por promover la participación ampliada de la ciudadanía en la discusión y decisión del futuro local que nos debe convocar a todos y todas, sino por impedirla y  limitar la participación en el Ágora local, lo que además se hace preocupante y enciende las alarmas ante los ya conocidos señalamientos. No en vano, de la existencia de una línea del Partido Cambio Radical que sale de la administración como declarada insubsistente, con serios cuestionamientos por inversiones al parecer irregulares en arte y cultura, adulto mayor, y cerramiento del humedal Jaboque, repite por quinta vez el Edilato, pero además tiene actualmente su candidato a la Alcaldía Local ternado para continuar con la apropiación de los espacios de la administración y de participación en la localidad, y no dejar así espacio para la necesaria renovación del poder en virtud de un ejercicio de democracia participativa real.

Por lo anterior, como jóvenes, ciudadanos y como sujetos políticos, nos vemos exhortados a no callar, a no ser cómplices con los cacicazgos que buscan atrapar en sus marañas de política antidemocrática, para sí, los espacios de discusión, reflexión y decisión sobre el destino común de las y los Engativeños, manteniendo aislados de éstos a sectores de ciudadanos interesados en lo público y reproduciendo, por tanto, parafraseando a Negri y Hardt: "una ciudadanía silenciosa y pasiva".

En esta línea nos preguntamos entonces, ante la relevante realidad política nacional  ¿Cómo consolidar territorios de paz y cultivo de la democracia en donde las y los ciudadanos son excluidos de la participación de lo que les compete en la arena de lo público?

Esperamos que sean los sectores en el poder local capaces de abrir los espacios de participación para la diversidad ciudadana, la arena pública se construye para el beneficio común, en el encuentro, la discusión y la reflexión en la heterogeneidad de pensamiento, en la pluralidad, es así como además realizamos un llamado al respeto a la ley y a que sea el Ágora local, espacio para el logro del beneficio colectivo y no espacio cooptado por pequeños sectores para el logro del beneficio particular en medio de sus marañas, sus juegos y la reproducción de sus cacicazgos.

En concordancia sea este entonces, el espacio para reivindicar nuestra participación y la democracia, no sólo concebida ésta en su comprensión minimalista de representación y participación consultiva de la ciudadanía, sino como señala García Linera, como valores, práctica, acción colectiva y creciente participación en la administración de lo que nos es común.

 

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