Cada vez que observamos por medios televisivos, redes sociales o prensa escrita un nuevo decreto sobre los precios de los combustibles nos llenamos de pesimismo, la razón más obvia es que siempre esperamos aumentos y aumentos de este líquido, que es de vital importancia para la gran mayoría de ciudadanos de bajos estratos (unas de las tantas formas de discriminación latentes en este país) para llevar al hogar el sustento diario para sus familias.
Ahora bien, el 2019 lo recibimos con la grata noticia de que el precio de los combustibles sufriría una rebaja, ínfima, pero rebaja al fin, algo que nos llenaba de optimismo y algo de alegría, ya que se nos avecinan una gran cantidad de alza de impuestos, gracias a la dichosa ley de financiamiento del gobierno naranja que más parece un limón jipato (por aquello de débil). Sin embargo, todo este optimismo se nos vino al piso en un santiamén, todo con el patrocinio de nuestras EDS (estaciones de servicio).
Les explico, la mayoría de los ciudadanos nos debe pasar lo mismo: una vez se divulga por medios masivos el decreto de precios, observamos que cuando es al alza, una vez el huso horario cambia de pasado meridiano (pm) a antes meridiano (am), estas estaciones cambian sus carteles de forma coordinada en todo el país mostrando el aumento del precio de sus combustibles, todo esto para el beneficio de sus arcas.
No obstante, cuando sucede lo contrario, es decir, cuando el decreto les obliga rebajar los precios, disponen de todo tipo de artimañas, estrategias corporativas (como ellos las llaman), que no son más que tácticas egoístas e hipócritas en perjuicio de sus clientes, para hacer caso omiso.
De hecho, hay dos tácticas que frecuentemente usan estas EDS para hacerse de la vista gorda y mamarle gallo a estos decretos cuando son a la baja. La primera y más usada es no prestarle atención y hacerse los pendejos: al ser consultados los servidores de combustible solo atinan a decir que no saben de ningún decreto y que mucho menos tienen tiempo para ver noticias. Esto sucede en muchos pueblos y estaciones que se ubican a mitad de caminos. La segunda artimaña es subir el precio del combustible un día antes de la publicación del decreto y luego dejar el precio tal como lo venían manejando, para que el usuario detallista verifique que se efectúo la rebaja ordenada vía decreto. No se sabe cuál de las dos artimañas es más corrupta.
Este es un juego donde las ganadoras siempre son las EDS,y el pobre ciudadano es el perdedor. A todas estas, ¿quién controla realmente a estas estaciones?, ¿será que algún día si cumplen con la normativa existente? Hay muchas que ni precios publican y es ley deben cumplir, ¿en quién recae esta obligación?, ¿será en los gobiernos locales, la superintendencia, el gobierno nacional?, ¿será que nos tendremos que valer de estrategias de presión como las utilizadas por los chalecos amarillos en Francia para que esta situación cambie en nuestro país, para que exista un precio de combustible justo y armónico con nuestra realidad?