En julio del año pasado hablábamos de un renacimiento del ciclista de Cómbita. A los 32 años parecía retomar la senda ganadora. Un espectacular Tour de Francia, en donde peleó entrar al pódium hasta las últimas etapas, lo volvía a poner en el curubito. Sin embargo la muestra de orina arrojó positivo por Tramadol, una sustancia que no es considerado dopaje pero que terminaría con su descalificación en el Tour de Francia perdiendo su sexto puesto.
Ahí empezó una serie de errores. El Arkea no lo respaldó porque Nairo, en vez de aceptar que había tomado la sustancia, inició un contraataque jurídico contra la UCI y la misma organización del Tour en una decisión que para el experimentado ex corredor Victor Hugo Peña, uno de los mejores analistas del país, fue un error garrafal. Según el pedalista, quien ayudó a conseguirle a Lance Armstrong buena parte de los siete Tours de Francia que ganó , Nairo está mal asesorado, tiene una corte que lo aconseja mal y que lo tiene en el peor de los mundos.
A finales de enero Nairo viajó a Europa a intentar conseguir un contrato con un equipo de segundo nivel europeo pero no ha podido cerrar un contrato con ningún equipo. La razón es que la pésima asesoría que está recibiendo nuestro Nairo le ha impedido ver la realidad y es que ya nadie estaría dispuesto a pagar el salario que se ganaba en el Arkea, 1.8 millones de dólares al año.
Sí, Nairo es un superclase pero con el descrédito internacional que recibió ya será muy difícil que vuelva a ser un líder de un equipo super top. Es una realidad con la que el colombiano tiene que aprender a vivir.