Atlético Junior, conocido así por su antiguo y emblemático nombre, es de Fuad Char solo en los papeles. La historia profunda que arrastra la camiseta es propiedad de los barranquilleros, por lo tanto, Junior es patrimonio cultural de la ciudad (por no decir de la costa). Yo nací en Bogotá, pero a los pocos días mi madre se radicó en Barranquilla donde vivían el resto de mis familiares (por fortuna). Crecí como un nativo más, con la alegría, la rojiblanca, el hablado y el sabor que –nos- caracteriza. De hecho, no tengo recuerdos de la capital sino hasta los 18 años. A cualquier parte del mundo donde voy llevo camisetas de Junior para regalar, diciendo que soy barranquillero porque así lo siento, porque para mí, así es, sin importarme cuántos regionalistas se opongan. De ese modo, siento al Junior más que los Char. Y me atrevo a decirlo así porque a través de mi investigación como periodista impulsado por el amor de hincha, me di cuenta de que el equipo no es esencial para ellos. Institucionalmente Junior es un “equipito” de barrio sin proyección y con una mentalidad empobrecida. La afición no cree en Fuad Char, ni en González-Rubio (presidente). Incluso, es tanto el malestar que ignoran la presencia de Héctor Fabio Báez (gerente deportivo) y Juan Carlos Murillo (gerente de mercadeo y publicidad), responsables de la economía y las contrataciones del club. Como quien dice: “sin la autorización de ellos no entra ni sale un peso”.
En este primer escrito sólo hablaré del caso Umbro-New Balance, ya que recientemente la incógnita de la afición es: ¿Qué pasa con el nuevo patrocinador indumentario? Posteriormente, en otros artículos, profundizaré en la economía, preocupado por los bajos dividendos y viendo que equipos como Deportes Tolima, de menor renombre, manejan mejor su capital. Asimismo, discutiré sobre las instalaciones, marketing y mercadeo, fichajes, porristas, barras, cantera, abonos y todas las irregularidades administrativas del Junior con la intención de dejar la puerta abierta para una reestructuración corporativa.
Umbro-New Balance: Según mi primera fuente, denominada “Polo 1” para cuidar su verdadera identidad, Umbro finalizó contrato de suministro de indumentaria con Junior el 31 de julio de 2016. Por esta razón, la nueva colección de New Balance, nuevo proveedor indumentario, ya debería estar disponible en las tiendas del club. Sin embargo, las antiguas camisetas de Umbro siguen a la venta con un precio elevado de 175.000 pesos, teniendo en cuenta, que ni siquiera el uniforme oficial del vigente campeón de la Copa Libertadores alcanza ese rango (130.000 la camiseta más económica y 170.000 la más cara en la tienda oficinal de Atlético Nacional). Además, por ser una colección pasada, debería estar a un precio mucho más bajo.
La mala gestión en mercadeo se extiende, a tal punto, que si el cliente desea la camiseta con nombre y numero en el dorsal tiene que mandarla a estampar aparte, de la misma forma en como ellos graban los nombres y logos patrocinadores en los uniformes principales del equipo, acudiendo a un local ubicado en el sótano del centro comercial Portal del Prado llamado Mi Marka. Pero según Polo 1, la respuesta que da Mauricio Correa, uno de los encargados de mercantilización en Súper Tiendas Olímpicas y quien divide su trabajo para administrar esa parte en Junior, es que “Umbro no tiene máquinas de estampado”. Igualmente, la disponibilidad de prendas es supremamente escasa, inclusive, para los jugadores. De hecho, al plantel se le acabaron las pantalonetas oficiales. Desde el primer partido de Liga del segundo semestre ante Independiente Medellín el 9 de julio de 2016, hasta la fecha, Junior viene jugando con una pantaloneta totalmente desconocida e improvisada. ¿Será que Umbro, una multinacional de ropa deportiva que patrocina a 98 jugadores, 13 selecciones y 106 clubes alrededor del mundo, no tiene una maquina estampadora? ¡Analicen ustedes!
Asimismo, comienza la alianza con New Balance. Según Polo 1, por ahora sólo los jugadores tendrán acceso a la nueva indumentaria producida por la marca estadounidense. El publico tendrá que esperar hasta 2017, ó, hasta finales de este año para poder hacerse con una camiseta (nueva colección) debido a que el nuevo patrocinador “no ha elaborado la suficiente producción”. Polo 1 también asegura que los jugadores, en la mayoría de partidos, deben conservar la camiseta para usarlas en futuros encuentros. Además, la orden emitida desde la alta gerencia al personal de las tiendas Junior, por sí la gente pregunta, es decir simplemente que “no saben” aunque no sea una respuesta complaciente para el cliente. ¿Será que New Balance, otra multinacional de ropa deportiva, no produce lo suficiente para Junior? ¡Analicen ustedes!
Como si fuera poco en las tiendas Junior, que en los centros comerciales Miramar y Unico son unos “stands” o cubículos bastante deprimentes. No hay variedad de talles y los atuendos son colecciones pasadas de la marca Puma. Sin embargo, con descaro y en plena ruptura afición-directivos, Juan Carlos Murillo (gerente de mercadeo) fijó una meta de ventas mensual por 180 millones de pesos. En caso dado, cada empleado de las tiendas recibiría un incentivo de 70.000 pesos sobre su sueldo base que es el mínimo (no pagan horas extras).
Estas prácticas irregulares en mercadeo revelan sólo una parte de las incompetencias que poseen los dirigentes de Junior. Según la Federación Internacional de Estadística e Historia del Fútbol, el cuadro tiburón es el 3º mejor equipo de Colombia en 2016, superado por Independiente Santa Fe y Atlético Nacional. Un logro netamente futbolístico, no empresarial, conseguido sin dudas por Alexis Mendoza y algunos buenos jugadores que hay, quienes con poco, hicieron mucho, teniendo en cuenta la carencia de empresarios serios, ambiciosos y comprometidos, no como los que tristemente –nos- representan con frases como éstas: “Imagínese, Atlético Nacional después de vender a este muchachito (Marlos Moreno) por 11 millones de euros: es imposible competir con ellos”, dijo Fuad Char refiriéndose a Miguel Ángel Borja, quien declaró su amor y la intensión de llegar a Junior. Pero Nacional, con toda su estructura empresarial, se adelantó. Y esta otra de Alfredo González-Rubio: “Todos queremos un crack en Junior, pero los que están prometen”. Frases que al oído no representan nada, pero sometidas al análisis desvelan una falta de ambición y carácter, sabiendo que todo equipo “grande” merece, por lo menos, dos ídolos. En éste caso ya está Sebastián Viera, pero se necesita un jugador de campo que lleve la batuta. Y que si saben aprovecharlo, podrán vender más camisetas. ¿O no? ¡Analicen ustedes!
En el próximo articulo revelaré el por qué Junior paga varios millones de dólares por jugadores indisciplinados, como Luis Quiñonez, quien generó pérdidas, y no se atreven a comprar a los verdaderos profesionales como Gustavo Cuéllar, quien explotó con la rojiblanca para pronto ser vendido sin dejar ninguna ganancia.
@LukasAramendiz