Hoy me levanté leyendo una noticia escabrosa, indignante, denigrante, alarmante, escalofriante, sombría y congelada que define el destino real del cómo se redacta leyes, decretos, ponencias, sentencias, proyectos, artículos y demás documentación para reglamentar una serie de normatividades que hacen que un país tenga su ser y su saber ante una comunidad.
La revista Semana en primicia realizó una nota que posiblemente da a entender la verdadera esencia de lo que entre comillas llamamos inclusión, siendo este un caso palmario de que Colombia vive en el siglo XIV. La nota titulaba en primera página que el “Congreso de la república da la espalda a las personas con discapacidad”. Se preguntarán ¿por qué un título así? Hagamos contexto y luego el análisis.
Desde el año 2010, Colombia durante los 100 días que gobernaba nuestro actual presidente de la república, el Dr. Juan Manuel Santos Calderón ratificó la convención de la ONU, que ampara mediante normas los derechos y deberes de la población con discapacidad. Al año siguiente se diseñó y se sancionó la ley 1480, que busca castigar a la gente que por discriminación rechace a otra persona por ser diferente a los demás, norma que por palabra propia se llamó: “Ley anti discriminación”.
En 2013, se creó otra norma que fue la conocida ley 1618, que adaptó los decretos y artículos de la convención ya mencionada para proteger y garantizar que la población con discapacidad pueda tener garantía total sobre lo que ya sabemos.
Entre los años 2012-2015 se lanzaron una serie de proyectos en beneficio a la población ciega, con baja visión y con discapacidad auditiva que buscaba ver que diseñando estos proyectos, el gobierno cumplía con lo que Juanito había prometido en campaña. Inclusión y equidad para todos. Pero ¿qué ha pasado en lo que lleva en el 2016? Vamos a ver por qué después de hacer cosas e iniciativas muy buenas, hoy están condenadas al ostracismo absoluto y sin que nadie diga nada.
Las políticas públicas de discapacidad han quedado en un segundo plano. La razón es que esos documentos que los lucieron en su momento con una ostentosa publicidad, con mucho platillo de por medio, hoy están prácticamente relegados a la papelera de reciclaje, y no es para menos.
Esos archivos de documentación legal, almacenados en páginas web del gobierno nacional y otras entidades, solo están alojados ahí como para hacer estorbo porque supuestamente, con esas herramientas jurídicas uno puede hacer respetar y valer su dignidad como ser humano, pero el escenario que hoy nos presenta la clase política da un panorama totalmente desolador, y con lo que comenzó rápido el boom inclusivo, de igual manera está siendo uno de los más estruendosos choques contra el Iceberg sin que nadie por el momento se diese cuenta de ello.
El comienzo del final de los proyectos de políticas públicas, leyes, proyectos sociales, cursos de formación para el trabajo y demás, vino con la salida del ministro de las tic anunciando mediante un tweet el recorte de presupuesto para los proyectos que tengan que ver con discapacidad… En ese momento ya uno se da cuenta de que el conteo regresivo para la no inclusión estaba comenzando.
A los dos meces siguientes, la Corte Constitucional expidió el decreto que obliga a las mujeres con discapacidad cognitiva a ser estériles y eso activó aún más las bombas de que el retroceso estaba a la vuelta de la esquina.Y ahora el vaso que irá a colmar la leche… el reciente anuncio del congreso de la república de hundir el proyecto de ley que ayudaría a las PCD a incluirse en el mercado laboral, pero el sector empresarial (uno de los más re ácidos a recibir a PCD en sus corporaciones) dijeron en múltiples ocasiones que prefieren pagar multas millonarias, prefieren hacer lo que sea, pero que incluir a una persona con discapacidad jamás lo harían, ya que las PCD somos carga para las compañías y según los sindicatos generaríamos pérdidas financieras al rendimiento de la enpresa donde una persona en condición de discapacidad desea trabajar dignamente.
Esto sería el final de una Colombia incluyente, en donde Juanito lo quiso promover con buenas intenciones pero que está a punto de quedar en un mero sueño.
A toda esta problemática que estamos enfrentando la comunidad con discapacidad, yo pregunto: ¿dónde están los líderes y lideresas que representan a la población afectada?
¿Cuál serían las acciones de las entidades gubernamentales para garantizar los derechos de las PCD en Colombia?
¿Qué ha dicho el instituto nacional para ciegos ante tremendo panorama?
¿Dónde está la opinión del instituto nacional para sordos?
¿A dónde se fue As down?
¿Por qué el pueblo sigue callado y sin decir nada sobre este problema?
Nos estamos durmiendo en los laureles, señores. Se descuidó la temática y por descontado los alcaldes, gobernadores, concejales, senadores, representantes a la cámara colombiana, ministros y demás fauna dirigente se están burlando y nos están dando una cachetada en la cara porque la población no se pronuncia y es indiferente. Porque los gobernantes ven que las políticas sobre discapacidad son una causa perdida. No se les haga extraño que a la ONU se les salga con chorro de babas cuando a Colombia le pidan cuentas sobre cómo va la inclusión y el respeto de los derechos aquí, y sancionen al país cancelando préstamos para inversión social por parte de organismos internacionales.
Lo dicho, las leyes sobre discapacidad son pura cortina de humo. Porque la inclusión en nuestro país por ahora es una misión imposible parte 2.