Respecto del artículo publicado en la revista Semana, del que no se hará expresa referencia para no darle más protagonismo innecesario; en el que se cuestiona al parecer sin fundamento, sin pruebas, ni argumentos claros, conforme lo ha señalado la Universidad la Gran Colombia en comunicado publico disponible en aquí, la validez de los títulos profesionales de abogado de algunos egresados Grancolombianos, entre miles de artículos más, puede servir de lección para no darle crédito a todo lo que se publica en las redes sociales, así tenga el aval de un reconocido medio de información.
Sobre el cuestionado programa de profesionales, se puede afirmar con conocimiento de causa, que es muy exigente, debido a que cuenta con una exhaustiva carga horaria semanal. Las clases son impartidas por docentes, todos con maestría culminada, quienes deben estar prestos a responder al alto nivel exigido por los estudiantes, que en su gran mayoría son egresados de otros prestigiosos y tradicionales claustros del país.
Muchos de los estudiantes de profesionales cuentan, no solo con experiencia profesional de muchos años y sus respectivos títulos de pregrado, sino también de posgrado (especializaciones, maestrías hasta doctorado). Son por tanto, personas con el trasegar académico necesario para poder afrontar el difícil reto de aprobar sus materias, no en un tiempo reducido, sino en un tiempo administrado de una forma más eficiente; mucho más concentrado.
No se puede comparar a los estudiantes de profesionales con los regulares, no porque sean más virtuosos o disciplinados, sino porque ya tienen un recorrido académico importante que les facilita aprender de una forma mucho más expedita y ágil. De la misma manera, muchos de ellos ejercen el comercio, son dueños de empresas o han trabajado para el sector público y privado, por lo que ya tienen un conocimiento legal, adquirido de forma empírica, facilitando la asimilación, de una manera más sencilla, de los postulados teóricos del derecho, porque ya los han vivido.
De otro lado, no se comprende porque angustia tanto a muchas personas que se logre culminar los estudios de derecho en menos de 5 años, teniendo en cuenta que una cosa es terminar materias y otro es el de cumplir con los otros requisitos como los preparatorios, prácticas jurídicas y otros requisitos de grado. Además en otros países, la carrera de Derecho se culmina en tan solo 3 años, de tal forma que lo importante no es el tiempo sino la calidad del programa.
Además, debe tenerse en cuenta que para poder terminar en un tiempo ideal, los estudiantes de profesionales estudian no solo de lunes a viernes, sino también los sábados en la mañana, incluso, para cumplir con algunos requisitos de cátedras propias de la Universidad, deben acudir algunos domingos del año a jornadas de integración universitaria. Pero como si ello no fuera poco, también sacrifican las vacaciones de mitad de año, para proseguir concentrados en sus estudios.
Ello no difiere mucho de los programas de Derecho y de otras carreras universitarias en el país, que tienen las denominadas jornadas inter-semestrales, que en la práctica les permite a los estudiantes adelantar y/o recuperar materias para reducir así el tiempo estimado de 5 años para la graduación, o en otros casos, las Universidades permiten que un estudiante termine dos programas universitarios simultáneamente y ¿será que el hecho de hacer dos carreras universitarias o hacer una en menos de los 5 años tradicionales, les resta la posibilidad de culminarlas con éxito y calidad?
Por lo tanto, el llamado es a esperar que las medidas pertinentes adoptadas por la Universidad den resultados, pero más importante aun, es no creer en todo lo que se lee. Muchas veces basta con leer algunas líneas y en el caso en particular, desde el título, para evidenciar la parcialidad y sesgo que puede tener una publicación y/o comentario. Ya ha quedado en evidencia como hay personas que se dedican a publicar con el ánimo de generar trafico en Internet, lo que se traduce en reconocimiento público e inclusive en estos tiempos, se convierte en dinero.
Sin ir tan lejos, hace poco se dio a conocer, como en la campaña del plebiscito pudo haberse publicado información que no era verídica solo para confundir al elector desinformado. También en Estados Unidos para las elecciones presidenciales de 2016, ambas campañas y sus respectivos candidatos, fueron puestos en entre dicho, en diferentes ocasiones, por medio de publicaciones y memes, que transmitían información que en muchos casos, se afirmó que era falsa.
Por lo anterior, resulta importante procurar por no juzgar así se tengan indicios, y mucho menos sino se tienen. También se debe evitar a toda costa volverse parte de esa masa acrítica que simplemente ambiciona con entretenerse a costa de los demás, con alimentarse del morbo que produce la polémica y el conflicto, sin importar las consecuencias que pueda acarrear con ello y que tan solo se preocupa cuando ese mismo medio que le ha servido como entretenimiento le pone en el medio o en un eventual escarnio público.
