Las lecciones de Corea del Sur que son oro para Colombia

Las lecciones de Corea del Sur que son oro para Colombia

Análisis de las variables historicas y coyunturales que han permitido a sistemas políticos como el coreano salir adelante de la pobreza y crisis como el COVID-19

Por: David Torres V
abril 14, 2020
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Las lecciones de Corea del Sur que son oro para Colombia
Foto: Via Instagram: @LonelyPlanet

Corea del Sur es un país al que muchos conocen por sus manufacturas tecnológicas, tales como televisores, computadores y teléfonos móviles. Sin embargo, en la actual coyuntura de la pandemia del COVID-19 se ha vuelto conocido por ser el único que ha logrado “aplanar” la curva de transmisión del virus, sin medidas fuertemente restrictivas hacia la población, tales como cuarentena u aislamiento total de la población.

A modo de reseña, Corea del Sur fue devastado por la guerra de Corea, en la cual fuimos el único país latinoamericano que participo; y que tuvo como consecuencia la separación que impera hasta hoy en la península entre 2 sistemas políticos y económicos. En los años 60, Corea del Sur era un país agrícola, con inestabilidad política, dirigido por dictaduras militares y con constantes golpes de Estado; al punto que en ese momento era uno de los países más pobres del mundo, casi a la par de los países africanos.

Qué hizo que Corea del Sur ahora sea una cuna de bienestar y progreso y que le esté ganando ahora la batalla al Coronavirus. En primer lugar, se educó a su población y se aprovecharon aquellos sectores donde se requiriera de forma intensiva personal, como es el caso de las manufacturas. Pero no cualquier manufactura, sino aquellas de alto valor agregado, en especial la electrónica. Además, el Estado apoyo a las empresas locales y ofreció garantías; pero fue más allá, financió por completo la educación para tener mano de obra muy calificada que realizara innovación. Esto elevo exponencialmente la economía y los estándares de vida en un periodo de una generación, es decir que de la absoluta pobreza de comienzos de los 60, para mediados de los 80 Corea del Sur ya era uno de los tigres asiáticos y una de las economías más poderosas del mundo.

Con respecto a lo anterior el renombrado Profesor Rodolfo Llinas en 1994 publicó un texto titulado: “El reto: educación, ciencia y tecnología” en donde nombra que Colombia si quiere dejar de ser un país en desarrollo debe educar a su población, destinar cerca del 5% del PIB a la educación en todos sus niveles, reformar los planes educativos repletos de contenidos disgregados de modo que el sistema educativo “fomente habilidades científicas y tecnológicas, así como culturales y socio-económicas”, que reoriente el imaginario colectivo, genere nuevos valores y comportamientos más acordes con las sociedades modernas.

Es increíble y lamentable que 26 años después o sea una generación más tarde estemos dando la misma discusión, evidenciada por los movimientos sociales de finales del año 2019, donde se exigía más presupuesto para salud y educación, algo que reveló sin duda su importancia en la actual crisis del Coronavirus.

Entonces volvamos a Corea, esas empresas pequeñas y en algunos casos familiares en los años 60, tales como Samsung, Daewoo, Hyundai, LG, entre otras, son hoy en día grandes conglomerados empresariales, que en el momento de crisis pudieron reaccionar y destinar sus recursos en la producción de bienes esenciales, como respiradores, kits de pruebas para COVID19, insumos médicos, tapabocas y otros. Además, el gobierno coreano ha sido completamente transparente con su población acerca de las cifras de contagiados, hospitalizados y muertos, al punto de diseñar aplicaciones que georreferencian los casos en las ciudades para que las personas sanas eviten los focos de contagio.

Esa masificación de la producción de los bienes necesarios y principalmente la transparencia del Gobierno ha hecho que Corea del Sur de lejos sea el líder mundial en aplicación de pruebas para COVID19 en la población en general. Este aspecto es muy relevante ante un nuevo agente infeccioso que es capaz de infectar rápidamente a las personas y permanecer asintomático en muchas de ellas por un termino de una a dos semanas. En consecuencia, Corea del Sur logró contener los focos de contagio, mantener la propagación del virus a raya y en un periodo de dos meses ha aplanado la curva.

En este punto, es valido preguntarse se puede lograr algo así en Colombia, a pesar de que los recursos son escasos y la inversión pobre, sí. Por ejemplo, Roche empresa extranjera con filial en Colombia “salvó la patria” el día que la máquina de pruebas para COVID19 del Instituto Nacional de Salud tuvo un desperfecto, INDUMIL está produciendo camas para hospital y otros insumos, las Universidades públicas y privadas están haciendo las pruebas diagnósticas en sus laboratorios. Entonces, ¿qué estamos esperando para invertir lo que se debe en salud y educación? O serán necesarios otros cientos de muertos u otra pandemia para darnos cuenta de que el camino, que hemos seguido hasta hoy en inversión en ciencia y tecnología, simplemente no es el indicado.

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