Recuerdo con alegría la portada de TIME de fin del año 2011: “The protester” y la imagen de un encapuchado. Parecía que el mundo iba cambiando, que los pueblos despertaban. África del norte, Europa, Estados Unidos, Latinoamérica, se levantaron en muchedumbres hastiadas y combativas. La protesta social parecía volver a tener el papel que debía, de catalizar el progreso y las reformas sociales tendientes al mejoramiento de la calidad de vida.
Hoy, Venezuela y Ucrania viven tensos momentos de agitación. Miles de personas ocupan las calles de las principales ciudades de estos dos disímiles países, exigiendo un cambio de rumbo, un timonazo de emergencia. ¿Qué es lo que anda tan mal?
En Venezuela, el desabastecimiento, la inflación, la captura de Leopoldo López, el cierre de medios y la censura informativa. Son males que aquejan al país, pero hay un motivo aún más fuerte. La gente sabe que la economía no se va a componer así salgan a la calle a protestar, así obliguen a Maduro a revaluar o devaluar el Bolívar, así lo obliguen a renunciar. El desabastecimiento no es culpa exclusiva del acaparamiento y lo que los chavistas llaman la “guerra económica”. Es consecuencia de decisiones macroeconómicas tomadas a la ligera, que acabaron con la prosperidad del petróleo. La recuperación tomará años. El motivo más fuerte es Maduro mismo, la persona; el pajarito, las millonas, los penes, etc. Eso saca más gente a la calle, la falta de respeto, la incompetencia. ¿Pero para dónde va todo esto? El gobierno ha impulsado diferentes iniciativas en varios campos, y la oposición quiere, sencillamente, abandonarlas. Para ellos el ALBA, MERCOSUR, las relaciones con Cuba, Ecuador, Nicaragua, los acercamientos estratégicos a Rusia y China, el cubrimiento en educación, la reducción de la pobreza, la participación electoral, o son inútiles o son mentiras. Pero eso sí, preferirían un TLC con USA y restablecer lo que los “vándalos” del caracazo quisieron evitar. La polarización es total. Negro o blanco, jamás gris. Ahora, si las protestas continúan y Maduro termina dimitiendo, ¿no es de esperar que la polarización lleve a entregar sin reparo a Venezuela al libre comercio? No quiero ser pesimista, pero nos parecemos tanto…
Ucrania es aún más desconcertante. Millares llevan semanas en la calle, organizando la resistencia, acampando y estableciendo barricadas. Han muerto en esas. Y no se rinden. Pretenden darle al gobierno una lección. Ya se la dieron. El hoy ex Presidente Yanukóvich se encuentra en Rusia, en el exilio, tras ser destituido por el parlamento de su país ante las presiones de la gente en la calle. ¿Por qué? ¿Es que no tienen papel higiénico? ¿Es que están desbastecidos? ¿Es que no hay libertades democráticas? Lo que se sabe es que están muy, muy bravos, porque Yanukovich no quiso firmar un acuerdo de cooperación con la Unión Europea. O sea, no quiso acercar a Ucrania a la órbita de influencia de Europa, y prefirió mantenerse dentro de la órbita rusa. De manera inaudita, la gente se unió más que nunca para salir a la calle a protestar. ¿Por acercarse a Europa? ¿Es en serio? ¿A Europa? ¿En este momento? Repito, ¿a Europa? Seguramente en Ucrania no hay medios de comunicación, porque estos tipos ni saben qué pasa en Europa. Es como si a la gente de Norte de Santander, volviendo al tema anterior, le diera en este preciso momento por exigirle al gobierno colombiano su adhesión a Venezuela. ¿Extraño no? Bueno, ¿para qué querría Ucrania acercarse a Europa? ¿Qué puede ofrecerles que no pueda Rusia?
En eso se parecen las protestas de Ucrania y Venezuela, que son radicales, pero no van para ningún lado. Ni hablar de los resultados de la primavera (¿primavera?) árabe en Egipto, Siria y Libia.
Este año, la portada de fin de año de TIME debería ser igual a la del 2011, “The Protester”. Solo que esta vez, en vez de taparle la cara con capucha y turbante, deberían quitarle la cabeza, como símbolo de su demostrada acefalía.
@CamiloAcosta2
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