El senador Luis Fernando Velasco Chaves se reunió la semana pasada con su colega Álvaro Uribe Vélez, en otra de sus insólitas salidas que desubican por completo al pueblo colombiano, principalmente el liberal y de otras tendencias políticas que apoyan la salida urgente del conflicto armado en Colombia. Insólito porque la gente aspira a la coherencia en cada una de las posiciones que asuman los dirigentes, así no sean compatibles unas con otras, pero que frente a temas tan trascendentales como son los acuerdos de paz, requieren una conciliación no a nivel personal sino institucional, de movimientos sociales y de partidos.
No podemos olvidar que fueron los despistes y engaños publicitarios la estrategia uribista que condujo a la pérdida de la posibilidad mayoritaria que tenía el Sí en el plebiscito del pasado 2 de octubre. No podemos olvidar que Uribe y su grupo, con miras a los próximos comicios para Congreso y Presidencia de la República, están utilizando una nueva maniobra electoral que consiste en dilatar la concreción de unos nuevos acuerdos en La Habana, y no puede ser un senador liberal, a título propio, quien se preste para hacer este juego perverso en contra de las aspiraciones de todos los colombianos.
No podemos olvidar que Uribe Vélez, gracias a la extravagante y curiosa confianza con el senador Velasco, cuando propuso elegir como alcaldesas de Popayán y Santander de Quilichao a Jimena Velasco Chaves, hermana de él como presidente del Senado el año pasado, y a Lucy Amparo Guzmán, las hizo perder. Jimena iba en fórmula con el aspirante a la gobernación el general (r) Leonardo Barrero, candidato del uribismo, según aquel malhadado acuerdo. Fue una derrota sin precedentes.
Ninguno de los consultados por este medio de comunicación pudo explicarse con claridad las actitudes del senador Velasco, que inclusive, fueron calificadas también de oportunistas frente al debate electoral que se aproxima.
Como la gente sabe, el senador Uribe dice algo hoy que fácilmente olvida mañana, y dio unas declaraciones utilizando al senador Velasco como testigo, para informar que insiste en un gran pacto nacional por la paz, advirtiendo que la proximidad del debate presidencial no será obstáculo para su implementación. Aunque ya presentó los puntos de reforma que considera convenientes en los acuerdos de La Habana, y será ése el escenario legítimo para hacer “un examen desprevenido de las observaciones del No”, en esa declaración solicitó la integración de una mesa técnica alterna. Inconveniente estrategia para las aspiraciones de los colombianos y que sería la herramienta apropiada para la dilación, y para abrir anticipadamente la campaña electoral.
Después de la reunión con Velasco Chaves, Uribe, desde Miami, pidió a la comunidad internacional que las reformas en los acuerdos con las Farc sean profundas… “¿Qué nos preocupa? el Presidente de la República con su ultimátum, con sus amenazas, con sus frases, con aquello de pretender dividir la coalición del No con las declaraciones de ajustes y clarificaciones ha dado señales de que lo que quiere es hacer unos retoques cosméticos para presentar eso como un nuevo acuerdo. Nosotros queremos, el país necesita reformas de fondo”, añadió y reiteró que el país no quiere entregarse al socialismo del siglo XXI. “Si hay unas modificaciones que se quieren hacer en corto plazo, lo aceptamos, pero de fondo; el tema de tiempo aquí no es lo fundamental, que el Gobierno va de afán, hagámosle las modificaciones, hagamos esas modificaciones pero para aquello en lo que nosotros sí tenemos afán es para evitar que le entreguemos Colombia al Castrochavismo”, dijo.
Senador Velasco, el expresidente Uribe lo utilizó, porque las reformas que propone Uribe son motivadas por frases como aquella que pronunció el fin de semana en Miami: “no se puede negociar con narcoterroristas”, refiriéndose a las Farc. El esquema de “todo o nada” condena el proceso al fracaso, y el senador Velasco Chaves lo sabe. “Todos queremos la paz, dice siempre Uribe. Lo que nos preocupa es la necesidad de introducir reformas a los textos de La Habana”. Pero unas reformas que impliquen la rendición sin condiciones. No solo de las Farc: que entreguen sus armas y sus dineros y vayan mansamente a la cárcel y renuncien a la vida política. Sino también una rendición del presidente Santos y el abandono de sus políticas de restitución de tierras y de ayuda a las víctimas del despojo paramilitar; y una entrega de los negociadores de La Habana y de los que votamos Sí en el plebiscito por los acuerdos de paz. Y simultáneamente sigue insistiendo en que en Colombia no ha habido guerra.
No podemos olvidar que el ahora obcecado propietario del No sostiene que “es mejor quedarse 20 años más en La Habana negociando con las FARC” en lugar de darles lo que él mismo les ofrecía en octubre de 2006, sin siquiera haberse sentado a la mesa.
Así no se puede, senador Velasco.
Es tan incongruente la actual posición del expresidente Uribe que hasta su exvicepresidente Francisco Santos confesó que algunos de los militantes de su partido no quieren que se concrete una solución, que el avance real para la modificación de lo negociado no exista por ahora.
Es más, Uribe se está quedando solo, y utiliza a Velasco Chaves como salvavidas.Andrés Pastrana, Alejandro Ordoñez y Martha Lucía Ramírez tomaron distancia de Uribe y dejaron claro que han hecho la tarea de plantear sus reparos al acuerdo inicial porque buscan “un nuevo y óptimo acuerdo con las Farc”. Repito, Uribe se va quedando solo con sus posiciones que podrían interpretarse como un esfuerzo por dilatar el acuerdo.
El senador Velasco, en estas circunstancias, debería permitir, sin aquellas interferencias, que el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo; el alto consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo; y el senador Roy Barreras trabajen en la capital cubana con el fin de reforzar la negociación de un nuevo acuerdo de paz con las Farc, con base en las más de 400 propuestas “de ajustes” recaudadas durante tres semanas, en las que el presidente Santos se ha dedicado a escuchar a defensores y detractores del acuerdo de paz con las Farc.
Es más, algún medio de comunicación resaltó que si el proceso sale adelante, se deberá mucho al movimiento estudiantil que llenó de luz y de esperanza la plaza de Bolívar y ha continuado ejerciendo presión, como también lo hacen ahora las víctimas y otras organizaciones a favor de la paz, para que se tomen decisiones audaces y se avance con mayor rapidez y firmeza. No creo que en esto haya influido para nada el senador Velasco Chaves.
Para entrabar más las cosas, Uribe interviene, como expresidente y senador colega de Velasco Chaves, en asuntos internos de otros países: pide a la comunidad internacional retirar a Venezuela de todos los organismos democráticos donde está o suspenderla, de Mercosur, de Unasur, del Consejo de Seguridad de la OEA y que se le suspenda como país garante en el proceso colombiano. Bajo la premisa de “derrotar el Castrochavismo en toda América Latina”, Uribe Vélez también hizo un llamado a la comunidad internacional para que respalde al pueblo venezolano que solicitó dar vía libre al referendo revocatorio del presidente Nicolás Maduro, “el cabecilla de la tiranía”.
¿Coherencia entre el senador Velasco y el uribismo? Está por verse.