Es importante empezar estableciendo que el Congreso aprobó el proyecto de ley que reduce la jornada laboral de 48 a 42 horas semanales, esto en concordancia con lo mencionado por la Organización Internacional del Trabajo (en adelante "OIT") por dos (2) razones: en primer lugar, en la recomendación 116 de 1962 en su numeral 4 y en segundo lugar al escrito "el recurso humano y la productividad" (2016), en donde se mencionan las ventajas que tiene para la productividad empresarial.
Por lo cual el hecho de reducir la jornada laboral y los beneficios que esto conlleva a la salud y felicidad de los trabajadores. De este modo, en el congreso se aprobó el mencionado proyecto de ley, y así como lo menciona su artículo tercero, la aplicación se hará de manera paulatina y gradual cada año, esto con el fin de alcanzar para el 2026 total aplicación a la reducción de la jornada laboral.
Sin embargo, es menester aclarar que la ley trajo distintos puntos de vista, los cuales se estudiaran en comparativa con otros países a continuación, pero justo antes, hay que indicar que el proyecto busca como lo han dicho sus ponentes tres (3) razones o propósitos principalmente, que son, 1) generar mayor productividad a las empresas, 2). Permitirle al trabajador que pueda tener más tiempo para su familia y otras actividades. 3). Permitir el crecimiento del empleo a través de la dinamización de la economía. El beneficio indudablemente en este proyecto de ley lo tiene el trabajador toda vez que no se va a ver desmejorado en sus condiciones labores.
Ahora bien, en comparación con otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (en adelante OCDE), de que hace parte Colombia, la jornada laboral en este último es una de las más altas en comparación con otros países que pertenecen a la OCDE (2019), teniendo en cuenta que el promedio de horas laboradas se encuentra entre las 37 horas, sin embargo, y de acuerdo al informe "Working conditions in a global perspective" de la OIT, se indicó que las jornadas laborales de más de 48 horas semanales son las más comunes en la mayoría del mundo y sobre todo en los países que se encuentran en vía de desarrollo, por lo que reducir ese tiempo se encuentra en el marco de dignificar la calidad de vida del trabajador.
Por tanto, podemos indicar que en los últimos años varios países de América Latina han hecho un esfuerzo para reducir la jornada laboral de los empleados, un ejemplo de esto es Chile, que redujo su jornada laboral de 48 horas a 45. No obstante, pese a los beneficios que este proyecto de ley trae al trabajador, en cumplimiento de las recomendaciones dadas por la OIT aún quedan muchas preguntas por resolver, ¿pueden todas las micro y medianas empresas con la situación actual asumir ese costo económico que implica la reducción de horas laborales?, ¿con este proyecto de ley se verá un aumento significativo en la productividad de los trabajadores?, ¿cómo afectará esta decisión en el grado de inversión extranjera en nuestro país?, ¿esta es la solución para reducir la informalidad, que de acuerdo al Dane (2019) se encuentra en 45,8%?
En ese orden de ideas, hay que tener en cuenta que la pandemia del COVID-19 ha traído consecuencias al sector empresarial y se ha estancado el crecimiento económico de la región y en el mundo en general, por lo que esta situación especial ha forjado un impacto adverso al mercado laboral lo que ha conllevado a que cambien las dinámicas laborales y de mercado, así como lo indica la OIT en su último informe sobre los impactos en el mercado de trabajo y los ingresos en América Latina y el caribe (2020), por lo cual teniendo en cuenta esta perspectiva económica actual, no parece que el hecho de reducir la jornada laboral sea beneficioso del todo para las empresas y sobre todo para aquellas como las mypimes, que su flujo de caja es menor para asumir ese costo en la reducción de horas trabajadas.
Sin embargo, por ese motivo el Congreso instó a que se diera aplicación al proyecto de manera gradual para no afectar la recuperación económica del país, no obstante, no se puede determinar cuándo habrá tal, y menos total, además de qué procesos de dinamización laboral pueden conllevar un proyecto así en el futuro. El caso Chile es, quizás, el espejo que mejor represente en sí este tipo de política pública como funcional de acuerdo a distintos estudios, una de sus conclusiones fue que la reducción de las horas trabajadas en Chile no tuvo un efecto significativo en el empleo, aunque sí impulsó las remuneraciones por hora.
En conclusión, podemos indicar que el proyecto de ley tiene una iniciativa positiva en busca de dar cumplimiento a la distinta normativa internacional de la OIT y así mismo favorecer en los espacios de tiempo al trabajador, sin embargo, desde esta perspectiva el proyecto se queda corto, porque, como se ha dicho anteriormente, estamos ante una situación económica excepcional, que se debió tener en cuenta en la redacción del proyecto de ley. No obstante, puede que a la larga esto conlleve a un escenario similar al de Chile, donde se empiezan a aumentar las contrataciones por horas, lo que sin una legislación clara del tema afectaría a los derechos del trabajador.