Sin duda alguna, el uso de la bicicleta como medio de transporte es una gran alternativa para la movilidad de una metrópolis con problemas tan evidentes como Bogotá. Incluso, en ciudades con menos problemas y con un nivel de desarrollo urbanístico y de movilidad más alto que nuestra capital, el uso de la bicicleta es indispensable, tanto para descongestionar los medios habituales de transporte como para llevar una vida sana y contribuir a minimizar el impacto negativo en el medio ambiente. Sin embargo, el uso masivo de este maravilloso medio de transporte puede generar más caos que beneficio en una ciudad en constante ebullición. Por esto, los gobiernos desarrollan planes urbanísticos que integran este medio de transporte a la red urbana tradicional, construyendo carriles exclusivos para el tránsito de bicicletas, puentes y aceras aptos para su uso, cicloparqueaderos, señalización y lo más importante normas de tránsito que garantizan al Ciclista Urbano, transeúntes y conductores una movilidad armónica y segura.
Pero ¿cuáles son esas normas que quebrantamos a diario, por ignorancia u omisión?
1. Semáforo en Rojo
No dejamos de ver una de las más comunes pero fatales violaciones a las normas de tránsito en las calles de nuestra ciudad. Y es que parece que la nociva y temeraria conducta de muchos conductores de vehículos motorizados que ha causado constantes tragedias se ha trasladado a algunos de los Ciclistas Urbanos. Lo que preocupa es que una de las normas universales de transito más comunes parece que perdiera vigencia, debido a que constantemente es ignorada con desprecio hacia su significado y naturaleza protectora.
Debemos recordar que la luz roja del semáforo no significa: “vas a llegar tarde” o “te demoro un poco” pues es la connotación que erróneamente le hemos adjudicado. ¡No!; y no hace falta escribir un par de párrafos explicando su naturaleza.
2. Invasión de la Cebra
—“Bueno, en mi vida me he pasado un semáforo en rojo” diría alguien por ahí. Bien, felicitaciones. Pero seguramente han visto a uno que otro adepto a la luz roja que por algún motivo ha olvidado
el porqué de las líneas blancas pintadas en el asfalto. Es justo decir que una bici sobre la cebra no es que obstaculice mucho el paso; pero es más justo decir que existen prioridades y que así como los automovilistas deben respeto a los ciclistas; nosotros, Ciclistas Urbanos debemos respetar a los peatones, y la cebra, para quien lo haya olvidado, está destinada al paso seguro peatonal. Así que cuando acudas al llamado de la luz roja, detente antes de la cebra: es para los peatones.
3. Uso de la Calzada Cuando hay una Ciclorruta Cercana
Como se mencionó al inicio de este artículo, el gobierno de la ciudad adecúa la infraestructura vial con el fin de que sea más amigable con los diferentes medios de transporte y los peatones. Es por eso que en las principales ciudades y en algunos municipios pequeños se ven ciclorrutas paralelas a las vías de acceso. Acá es donde se marca una de las ironías de la vida del Ciclista Urbano; muchas veces exigimos infraestructura adecuada para el tránsito seguro con nuestras bicis. Pero por extraño que parezca, cuando tenemos lo que tanto hemos deseado simplemente no hacemos uso de ello. Es el caso de las ciclorrutas y ciclocarriles; estos están destinados al uso exclusivo de las bicicletas y en general vehículos no motorizados, y una imagen muy frecuente es ver, justo al lado de estos espacios, sobre la calzada, transitar ciclistas arriesgando su seguridad.
4. No Usar Casco
Nos podremos esconder en un mar de excusas para no usarlo, pero sabemos que corremos un riesgo montando bici y el riesgo se incrementa considerablemente cuando hacemos oídos sordos a las recomendaciones de seguridad planteadas en la norma. Sabemos que algún día vamos a estar agradecidos por haber portado el casco adecuadamente.
5. Usar Audífonos
Muchos no contemplamos una vida sin la música. Hace un par de décadas los dispositivos de reproducción de audio se volvieron productos de uso masivo, y en la actualidad la popularidad de estos es tal que hasta los celulares de más baja gama tienen incorporado en su sistema un reproductor de música en formato MP3.
La facilidad de transportar la música durante un trayecto es tal que no requerimos de dispositivos específicos para hacerlo. Pero esto representa un peligro inminente y el quinto pecado capital de los Ciclistas Urbanos. Esto es, porque el uso de audífonos suprime uno de los sentidos más importantes a la hora de rodar; tener nuestro sentido auditivo atento nos da la ventaja de percibir por medio de los sonidos lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Así, el sonido del pito de un auto o el emitido por una moto al acercarse nos permite estar atentos de una posible situación de riesgo y poder anticiparnos a ella, ceder el paso o buscar una zona segura.
6. Rodar en Contravía
Existen varias infracciones de tránsito, pero muy pocas tan peligrosas y verdaderamente mortales como conducir en contravía. Esta práctica es más habitual en los Ciclistas Urbanos de lo que parece, no se sabe si por la falsa sensación de seguridad que les proporcionan sus habilidades de maniobra o por otra condición, pero es común ver, incluso en las ciclovías dominicales muchos accidentes debido a la imprudencia de algunos al rodar en contravía.
Pero el riesgo no sólo es chocar con otros Ciclistas, sino con cualquier automotor pues no es extraño ver en las calles donde hay poco flujo de automóviles circular ciclistas en todas las direcciones creando un caos completo el transitar por ellas.
7. No Contar con las Herramientas Necesarias
Así como existen medidas que procuran la seguridad del Ciclista Urbano, existen otras que permiten que nuestra amada Cleta este en perfectas condiciones y a nuestra disposición; el mantenimiento regular y ajuste del sistema de frenos, son medidas que
nos permiten estar seguros de que podemos contar con ella incondicionalmente. Sin embargo, existen eventos externos que no están bajo nuestro control, como las pinchaduras o roturas de cadena. Aunque esos eventos se salen de nuestro control podemos mitigar el impacto que ejercen en nuestros recorridos tan solo contando con la herramienta necesaria que nos permita salir rápidamente de un aprieto.
En el caso de las pinchaduras, una buena práctica es cargar un neumático de repuesto o, en caso de no contar con este, tener a mano un kit de despinche que consta de parches, pegante, lija, bomba o inflador y algunas herramientas para extracción del neumático.
Para reparar una cadena rota, basta con cargar un despinador o tronchacadenas y sobre todo, saber usarlo, no sabemos cuándo vamos a necesitarlo y seguro que cuando llegue ese día vamos a estar agradecidos de tener nuestro kit de herramientas a la mano.
En ningún caso se quiere dar una imagen negativa de nuestro comportamiento en las calles; lo que se busca es hacer conciencia (aunque suene a cliché), y generar una autocrítica de nuestra conducta y determinar cuál de estas fallas más comunes son las que cometemos y tomar medidas definitivas que eviten en su totalidad seguir infringiendo temerariamente las normas, que desde su concepción están ajustadas para protegernos y proteger a nuestros pares.
* Artículo retomado del portal Bike&Travel