Se enamoró perdidamente de Paola Turbay cuando era la segunda mujer más hermosa del mundo. Es que en 1992 la Turbay perdió, de manera injusta, Miss Universo. Desde entonces se convirtió en una estrella de la televisión. Garzón la conoció en 1991. En ese momento Garzón trabajaba en el Noticiero de las 7 y lo enviaron a Cartagena para hacer preguntas picantes a las reinas. Se hicieron amigos pero Garzón se enamoró perdidamente. Incluso el primer esposo de la reina, que era bien celoso, con el único que la dejaba salir era con él cuando por cosas de negocios tenía que salir del país. Garzón nunca perdió la fe a pesar de estar en la friend zone. La recogía en su Cherokee y la llevaba a comer. Estuvo en su matrimonio en club de los Lagartos y fue el más borracho de todos, se tomó todo el champagne.
Paola nunca le dio un beso. Cosa completamente contrario sucedió con Margarita Rosa de Francisco. A finales de los años 90 Margarita Rosa podría ser una de las mujeres mas bellas de la tierra, de hecho aún lo es. Inteligente, corrosiva, dueña de un humor destructivo, eran el uno para el otro. Tuvieron un fugaz romance de donde Jaime salió herido. Pero sobrevivió. Un romántico empedernido que le arreglaba el día a los vendedores de rosas de la Macarena cuando se lo encontraban. Jaime solía recibir a sus amigas, como Maria Elvira Arango, dándoles caminos llenos de flores. De rosas también llenó a otras divas con las que intentó salir como fue Juana Acosta, a quien la invitó decenas de veces a su cuartel general en el Patio, su lugar favorito en Bogotá. Las rosas y las risas fueron también la fórmula con la que intentó conquistar a Flora Martínez.
En una sociedad machista los hombres crecimos pensando en que sólo el humor y una buena conversación basta para levantarse a la reina que quiera, pero a Garzón no le fue tan bien, se enamoró además de estas estrellas a la hermosísima Maria Helena Doering a quien descrestaba con carros prestados por su amigo Carlos Barragán. Jaime tenía fama y gracias y al final de su vida cambió de look cuando se hizo un tremendo diseño de sonrisa. Es que en 1999 era una de las personas más famosas del país.
Sin embargo terminó con una proleta, se enamoró de un cabo de la policía, como afirmó su amigo y jefe en Quac, el programa de humor más importante de los noventa. A sus 39 años la vida brillaba para él pero las balas asesinas de Carlos Castaño cegaron sus risas y también sus gracias. El día que lo enterraron parecía una escena de una de las películas más recordadas de Francois Truffaut, El hombre que amaba a las mujeres. Una fila de amigas lo lloraba. Todo el país lo lloró.