Las heridas que Corinto aún no sana

Las heridas que Corinto aún no sana

Como el asesinato de José Gustavo Arcila, son demasiadas las heridas que enlutan al municipio caucano que parece no ver el fin de la violencia

Por: Laura Sofía Cerón Jiménez
octubre 20, 2020
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Las heridas que Corinto aún no sana

Siguen las muertes de líderes y defensores de derechos humanos en el país.

El pasado 26 de julio en el departamento del Cauca, municipio de Corinto, fue asesinado José Gustavo Arcila Rivera quien ejercía la labor de liderazgo en su comunidad, pertenecía a la guardia campesina, al comité de Tierras de la Asociación de Trabajadores Campesinos Zona de Reserva Campesina del Municipio de Corinto – ASTRAZONAC, filial de la Federación Sindical Unitaria Agropecuaria –FENSUAGRO CUT, del Proceso de Unidad Popular del Suroccidente Colombiano – PUPSOC, y de la Coordinación Social y Política Marcha Patriótica Cauca.

Los hechos ocurrieron en el corregimiento el Jagual, en la vereda la Cominera, cerca de las 6 de la mañana cuando José Gustavo se encontraba en labores en su parcela y un desconocido llegó al lugar y le propino 5 impactos de arma de fuego. Su esposa María Elena Ramos al escuchar los disparos sale a socorrer a su marido y con la ayuda de vecinos fue trasladado al hospital de Corinto, de aquí remitido a la ciudad de Cali, pero camino al centro médico y debido a la gravedad de las heridas, José Gustavo fallece.

Después de éste y muy seguramente de todos los casos de violencia en el país siempre quedan muchas incertidumbres, para la familia, para las organizaciones, para el territorio y su gente. María Elena y sus 3 hijos lo más seguro es que no encuentren respuestas a la mayoría de las preguntas, tal vez con lo único que se quedarán será con la imagen de un hombre alejándose después de asesinar a su esposo.

Toda pérdida de la vida de un líder o lideresa, defensor o defensora de los derechos humanos en cualquier territorio es un gran dolor, pero también significa seguir trabajando, con ánimo inquebrantable y dignidad, significa continuar con la frente en alto por la paz en los territorios, para su gente y biodiversidad y además un homenaje por aquellos que en el camino dejaron su vida por esos sueños comunes, por la justicia, el progreso y la vida de su hogar, de su municipio, de su departamento, de su país, Colombia.

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