Como si del Conde de Saint Germain se tratase, Vladimir Putin aparece en tres fotos espaciadas en un siglo de diferencia. En la primera vemos a un joven soldado del ejército rojo en 1920, cuando apenas esta fuerza de apoyo a la Revolución Soviética tenía tres años de fundada. En otra se ve, sin que una huella del tiempo se hubiera posado en su rostro, a un soldado de la fuerza aérea soviética dispuesto a defender su territorio de la ofensiva alemana acaecida en 1941. En la última, vemos al presidente ruso en ejercicio en una foto tomada este año, cuando Rusia amenaza con entrar en una nueva confrontación mundial.
Esta foto, difundida por toda Europa, ha ayudado a cimentar aún más la leyenda de Putin entre sus coterráneos. A lo largo de la historia rusa, es común encontrar este tipo de mitología en torno de zares como Iván 'el terrible', Pedro 'el grande' o Catalina. Después de 1917, cuando los dioses ortodoxos fueron quemados por el fuego bolchevique, el mismo tipo de culto a la personalidad se creó en torno a José Stalin.
Aún no se sabe la veracidad de estas fotos.