La heredera de la casa colombiana Santo Domingo y el hijo mayor de la princesa Carolina de Mónaco, contrajeron nupcias en el más completo hermetismo dentro del antiguo convento de Rougemont. Sin embargo, la boda de Tatiana Santo Domingo y Andrea Andrea Casiraghi demasiado particular: Tatiana se casó con un atuendo de caperucita blanca, con capucha a bordo, la cual también le sirvió para tratar de ocultarse de los paparazis. El vestido fue hecho por el diseñador Valentino y adornado por la tiara Fringe de Mónaco. Se esperaba que Alejandro, el hermano que heredo los hilos empresariales del emporio Santo Domingo, entregara a Tatiana, pero fue Julio Mario Jr, quien lo hizo vestido con un elegante frac. El ritual fue oficiado en francés por el cura de la abadía de Gstaad.
La fiesta también fue singular. No hubo un derroche de glamour como en la celebración religiosa, sino que para diversión de los multimillonarios invitados, se trató de una rumba temática. El ambiente hipster se tomó el Palacio Grimaldi, donde viven los padres de Andrea Casiraghi. Dentro de los 400 invitados, no se destacaron los nombres de nuevos ricos, sino de aquellas acaudaladas familias que no les gusta aparcer cada fin de semana en las revistas del Jet Set: Vanina Mandelli, Noor Fares, Eugenie Niarchos, Alexia Niedzieski, Bianca Margherita Missoni y Coco y Bianca Brandolini, se vistieron de gafas grandes, pantalones bota ancha, vestidos de sicodélicos y peinados voluminosos. No obstante la ropa no era traída del cuarto de ‘san alejo’, por el contrario fueron diseños de Dolce & Gabbana, entre otros, que costaban más de 2000 dólares.
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