En aras de la expectativa en que nos tienen los diferentes líderes políticos, la W Radio logra reunir a todos los candidatos vicepresidenciales para la realización del primer gran debate. De antemano, suena tentador y, no nos digamos mentiras, no solo por escuchar las propuestas de sus fórmulas presidenciales, sino por las diferentes coaliciones que empiezan a sonar en las bancadas. Vicky Dávila ha sido la encargada de llevarlo a cabo.
Con los vasos puestos en la mesa, el debate dio inicio con la muestra de propuestas de cada una de las fórmulas, con la perspicacia política que muy bien conocemos. Sin embargo, la premisa fundamental fue más que argumentar sobre las propuestas y la manera de entender el país, fue hacerse ojitos políticos.
Clara López se mostró convencida de su fórmula. Desde el inicio lo defendió a capa y espada y resaltó su importancia en lo que ella denominó el hecho más importante que se ha registrado hasta el momento Colombia: el acuerdo de paz con la guerrilla más antigua del mundo. Además, mencionó la relevancia de la continuidad en la implementación de todos los acuerdos y el pago de la deuda social que se tiene con el país. Clarita se mostró fuerte, aunque con un discurso un poco tipo en cuanto a la exigencia argumentativa. En cuanto le preguntaron por la posible alianza con Sergio Fajardo, solo optó por mencionar que “hay que pensar en el país”. ¿Qué nos habrás querido decir, Clarita? ¿Acaso se te ha ocurrido pensar que hay políticos que no piensan en el bienestar del país, sino solo en sí mismos?
Por otro lado, Martica se mostró como una dama. Lástima que te nos has ido a las aguas oscuras del Centro Democrático, porque aunque queramos confiar en ti, no dudamos que Uribe y sus mortifagos van a tratar de enseñarte sus artes oscuras. Entre las curiosidades que mencionó, habló de darle lugar a la fuerza pública, pero, ¡caramba! no sabemos qué harían con más poder del que ya tienen. Además, como era de esperarse, se le relacionó que el jefe de su partido podría llegar a ser un problema para el país. Ella, como siempre, defendió su buena moral (de la que por supuesto no dudamos) y argumentó sus malas decisiones en la oportunidad de una coalición de más de 6 millones de votos. Juan Carlos Pinzón quiso hacerle ojitos, no solo por el acto fallido que tuvo cuando afirmó ser la fórmula vicepresidencial del Vargas Lleras, sino por la cercanía que sabemos los une. Martica se mantuvo a la altura, a pesar de estos ataques de amor desenfrenados por parte de Cambio Radical.
Mientras tanto, nuestra amada Claudia estaba un poco eufórica; tal vez nuestros amigos tuiteros no le dieron suficiente valeriana. Entre todo esto, resaltó la lucha incansable por derrotar la violencia, la corrupción y el abuso de poder, al afirmar que no estamos obligados siempre a usar la fuerza y que el populismo, tanto de izquierda como de derecha, terminan destruyendo la democracia y no construyendo la igualdad (qué frase tan bonita, parece que Mockus le hubiese hablado por Whatsapp).
Como lo pronosticamos, Ángela se defendió. Puso la palabra en la profundización del Estado de derecho y, tal como nos ha enseñado Gustavito, lo victimizó, aludiendo a que ahora nuestro amado Gustavito era el chivo expiatorio del país, pues habíamos dejado de lado a las FARC para ponerlo a él en primera plana. Nos disculpamos por todo el daño que te hemos hecho, Gustavo, sabemos que nos hemos excedido; son estos millennials mal agradecidos que les ha dado por nombrarte Petrosky en las redes sociales.
A lo que vamos. Ángela afirmó que si hay alguien a quien le han hecho el feo los otros partidos políticos es a Petro. Él, incansable, sigue tratando de tender aliados.
Finalmente, las fórmulas vicepresidenciales de Viviane Morales, Jorge Durán, y de Piedad Córdoba, Jaime Araujo, se mantuvieron al tanto en el debate. Mencionaron aspectos claves en cada una de las campañas y no dieron elementos concretos sobre posibles coaliciones.
En términos descriptivos, este es el panorama del país en el momento. Las fórmulas vicepresidenciales están listas y las jugadas para la primera vuelta parecen en marcha. Y todos nosotros, tal como un mal juego de ajedrez, estamos inmersos en la partida.
