No tenemos nada en contra de las fiestas y mucho menos a las que se hacían en los tiempos en que no había pandemia por covid-19. Otorgábamos permisos a hijos, y hasta en muchas ocasiones los acompañábamos, eran un buen plan de vacaciones, fin de semana y puentes festivos; prácticas que hoy solo son recuerdos de nuestro reciente pasado.
En los tiempos del coronavirus las fiestas en apartamentos y fincas toman otras dimensiones. En muchos de los municipios del Valle de Aburrá y poblaciones cercanas, ciudadanos y figuras públicas, de quienes se espera sean un referente de buen ejemplo, se han especializado en burlar las disposiciones y los controles de las autoridades, pasándose por la faja las restricciones impuestas por las alcaldías.
Fiestas en sótanos, apartamentos y casas lujosas de Medellín. En el barrio 12 de Octubre, por ejemplo, fueron acondicionados sótanos para celebrar encuentros clandestinos, que afortunadamente no escaparon a la reacción de las autoridades y de los que quedaron varios detenidos el puente festivo pasado. Otros municipios que llaman la atención por su vocación turística como El Peñol, Guatapé, Santa Fe de Antioquia y Titiribí han sido los preferidos para este tipo de parrandas clandestinas en fincas. Ya se habla de carteles especializados en montar este tipo de fiestas, aprovechando el voz a voz.
Otra particularidad es que artistas y figuras públicas de la talla de Pipe Bueno, Luisa Fernanda W y el grupo de influenciadores allegados a estos —de los cuales muchos viajan desde otras ciudades de Colombia donde las cifras de contagio son alarmantes— tampoco han sido ajenos a estos encuentros. Personalidades como René Higuita, Alexis Escobar y Hebert Vargas acuden también y se convierten en el show central de este tipo de fiestas, fiestas realizadas en la semana en la semana de 28 de Junio al 4 de Julio.
Nos declaramos fanáticas de sus canciones, carreras deportivas y amamos muchos de sus contenidos en Instagram, pero no por ello podemos pasar por alto su actuar irresponsable e ilegal. No bastándoles romper las normas, suben contenido en sus redes sociales burlándose de los llamados a acatar las normas del alcalde Quintero, como lo hizo el reconocido cantante de vallenatos, Hebert Vargas, el 4 de julio.
Además de los citados, se exige mayor responsabilidad de altos dignatarios públicos, tal es el caso del Fiscal General y el Contralor, quienes aparentemente disfrazaron una visita oficial a la isla de San Andrés pero aprovecharon la ocasión para ir de “paseo” con familares y amigos vulnerando las restricciones de circulación y las medidas de aislamiento preventivo. Son estos quienes deben dar mayor ejemplo, pues sus fallas no solo traen consecuencias de responsabilidad personal sino también el mal mensaje y la excusa para que ciudadanos de calle no acaten las normas.
Tal como se ve en las publicaciones, en los encuentros no se tiene ningún tipo de controles de cuidado y bioseguridad. Consultando a expertos en salud como el doctor Germán Reyes, nos advierte del peligro que se corre en estas reuniones clandestinas —y no tan clandestinas— y con voz de preocupación manifiesta que de seguir aumentando las cifras no alcanzarán las UCI y los ventiladores escasearán. Muchos jóvenes asintomáticos llegan a contagiar a sus amigos, familiares, aumentando a gran escala el contagio de la covid-19.
Urge una política de cultura ciudadana, más aún cuando muchos de estos infractores son referentes de las jóvenes generaciones. En respuesta a estas conductas, caen en muy buena hora las restricciones de ley seca tomada por el alcalde Daniel Quintero, pues al 3 de julio, en el Valle de Aburrá, según cifras del Área Metropolitana, van 3.325 contagios y, pese a tener que sacrificar en gran medida el crecimiento que venía teniendo el comercio en la ciudad, las autoridades se ven en la obligación de emitir tales medidas en respuesta a las malas conductas de ciertos famosos. Algunas muy restrictivas, como la que se prepara para el próximo puente del 20 de julio, cuando a la ley seca se le sumará el toque de queda.
Estas determinaciones deben ser tomadas por otros alcaldes del país y así prevenir el contagio que muchos jóvenes y otros algo más adultos, amantes de encuentros y rumbas sin ningún control de bioseguridad y responsabilidad, traen hasta sus hogares. No tenemos nada en contra de las reuniones de tipo familiar, pero de fiestas y reuniones donde se rompen las reglas, sí, aunque muchos seguidores de estas celebridades se disgusten.
La covid-19 le está arrebatando la vida a muchos colombianos. Hay que parar y detenerse a pensar qué pasaría si se llegara a perder un familiar a causa de un acto de fría irresponsabilidad. Invitamos públicamente a estas personas a reflexionar sobre la importancia de la vida, la salud pública y el respeto a la ley.