Durante el gobierno de Andrés Pastrana era muy usual escuchar o leer en las emisoras o periódicos infinidades de versiones acerca del por qué el gobierno insistía en mantener la zona de distensión en la región de El Caguán, a pesar que las negociaciones estaban estancadas durante muchos años y sin ningún avance en los diálogos.
Unos decían que de buscar la tan anhelada paz le aseguraba a Pastrana réditos en las próximas elecciones presidenciables para el Partido Conservador. Como bien se sabe, las negociaciones fracasaron y el Partido liberal asumió la primera magistratura del país a través de Álvaro Uribe Vélez apoyado por el movimiento Primero Colombia.
Otros iban más allá y argumentaban que el presidente Pastrana se había aislado de tal forma que muy pocos podían hablar con él. Era tanta la obsesión por alcanzar un acuerdo con las Farc que dio innumerables concesiones como la desmilitarización de cinco municipios de Meta y Caquetá y la no confrontación militar. La zona de distensión tenía un territorio de más de 140 mil kilómetros donde se sabía que se cometían toda clase de vejámenes desde llevar a esa zona de despeje secuestrados, robo de vehículos, ganado... se sabía que allí estaban los soldados y policías en poder del grupo guerrillero. Además le dio el estatus político que posteriormente fue retirado.
En su círculo cerrado, Pastrana solo escuchaba primero a Víctor G. Ricardo, comisionado de Paz y después a Camilo Gómez. Seis meses antes de terminar su mandato presidencial, Pastrana da por terminado los diálogos con las Farc cuando secuestran al senador Jorge Eduardo Géchem Turbay, en el avión de Aires que cubría la ruta Neiva- Bogotá.
¿Por qué no se dio? Porque a pesar de las expectativas y esperanzas puestas en este proceso y las conversaciones en El Caguán no lograron ponerse de acuerdo de cómo presentar ante el pueblo colombiano una Asamblea Nacional Constituyente, que es en últimas lo que siempre ha insistido las Farc.
¿Para qué? Por la sencilla razón que una convención constituyente fija en últimas las reglas de juego de un nuevo orden político, económico y social. El transfondo, establecer un gobierno federal parecido a la Constitución de los Estados Unidos.
"Una república federal, por lo tanto, es aquella formada por diferentes estados que cuentan con una cierta autonomía. Esto quiere decir que, dentro de una misma república, existen varios estados que disponen de gobiernos regionales y una determinada soberanía para regir sus asuntos internos", definición hecha por los autores Julián Pérez Porto y María Merino (http://definicion.de/republica-federal/).
Para ser más claro, las Farc buscaban una Asamblea Nacional Constituyente para colocar en sus territorios de influencia gobernadores y estos a su vez bajo su jurisdicción manejar los asuntos locales con cierta autonomía que da el sistema federal.
Desde entonces las Farc tienen su discurso sobre la Constituyente e insisten en realizarla. Obviamente, ya quedó en un segundo plano dado que el gobierno de Santos con la salida negociada al conflicto, les dio a este grupo guerrillero todo lo que ellos solicitaron menos una Asamblea Nacional Constituyente. Pero seguirán insistiendo.
Mientras tanto no lanzarán un candidato para las próximas elecciones presidenciales sino apoyarán a un precandidato afines a sus ideas. ¿Piedad Córdoba? ¿Gustavo Petro? ¿Claudia López? ¿Sergio Fajardo? ¿Jorge Robledo?
Si no alcanzan el solio presidencial o ya en ella buscarán realizar una Asamblea Nacional Constituyente que transforme por completo la Constitución vigente del 91. Se imagina usted a Timochenko ya no en el departamento del Meta sino como gobernador del Estado del Meta, a
Jesús Santrich gobernador del Estado de Vichada, Andrés París del Vaupés, Carlos Antonio Lozada del Putumayo, Pablo Catatumbo del Estado del Guaviare, Iván Márquez del Guainía, Rodrigo Granda gobernador del Estado de Casanare y Pastor Álape del Caquetá.
