Después de 53 años las FARC dejan de existir. Ya están desarmadas y quien lo verifica, no es un enfermo mental, que ni la evidencia, es capaz de hacerle razonar. Lo verifica la ONU. Por eso debemos creerlo. Las FARC ya no existen. Hoy Colombia renace. Los que tenemos menos de 53 años, nunca habíamos vivido el silencio de fusiles FARC. Nunca hemos dejado de oír noticias de guerra. De muerte. De masacres. De actos de barbarie. Hoy eso, ya es pasado. Entraron en razón.
Que hoy escuchemos, “la FARC ya no existe”, debe ser un día de júbilo para los colombianos. De alegría grande. De celebrar. Hoy debemos izar nuestros símbolos patrios, los nacionales y los regionales. Hoy debería haber conciertos en todas las plazas, declamaciones poéticas en cada colegio, en cada oficina. Hoy sin FARC, en cada iglesia católica debería haber una misa en acción de gracia y en cada iglesia evangélica un culto en honor de la paz, que es una causa más de esperanza de vida. Hoy cada colombiano debería dedicar una palabra, una frase, un texto, una acción, un twitter, una foto en instagram, un mensaje en Facebook, un comercial en cada emisora, una noticia en cada periódico, un mural frente en cada sitio donde reinó la muerte, para celebrar la paz, para celebrar que las FARC dejan las armas y se dedican con la palabra a conquistar sus utopías. Para celebrar que a quienes creímos irracionales, lograron razonar en favor de la vida.
Acudo a Moisés Wasserman, hoy en su columna de El Tiempo, “La estadística y “las leyes del azar” nos dicen que podemos esperar lo inesperado, y nos dicen por qué. Y lo inesperado ocurrió. Plausible lo ocurrido. Lo inesperado, llegó. Lo esperamos por más de cinco décadas.
Nos queda esperar lo mismo, de quienes con las mismas u otras razones, de la ya desarmada FARC, proclaman la guerra. Que no demoren más de cinco décadas, para entender que la paz, al precio que sea, es mejor que la guerra. Los neo irracionales, paradójicamente, han pasado por las escuelas, por las universidades, por los escenarios por los que nunca pasó Marulanda. Esperamos que los armados de twitter, empiecen a razonar. Que sus utopías se alcancen con palabras que dan esperanza, solidaridad, vida, unión, resultados, progreso, desarrollo, optimismo, grandeza. Tengan la inteligencia y hombría que han tenido sus odiados.
Las FARC entregaron las armas que matan. Ahora, hace falta que los opositores entreguen y silencien las palabras que matan. Los colombianos todos, lo merecemos.
Bien idas las armas. Bienvenida la palabra.
