Toda organización legal o criminal, responde a sus propias exigencias para mantenerse. La primera, que perdure siempre, pero la segunda, ojalá no existan nunca porque nos elimina o nos corrompe. El país no quiere más agresividad de parte de sus líderes, queremos ver reales soluciones a los graves problemas históricos originados por acción, omisión o extralimitación de los funcionarios encargados de desarrollar los fines esenciales del Estado.
Hay que ser sinceros, la responsabilidad no solo recae sobre un Presidente de la República, de él se exige diseñar e implementar políticas públicas nacionales que deberán aplicarse al resto de las regiones. De ahí nuestra esencia de ser un Estado descentralizado, con autonomía administrativa y presupuestal de las entidades territoriales, departamentos administrativos y demás entidades públicas. Al Estado por muchos años le han recaído muchas condenas por esas acciones dolosas o culposas precitadas, donde muchas personas naturales o jurídicas han sido víctimas.
Ejemplo, pérdida de confianza en las instituciones, siendo grave para trazar propuestas sociales. Lo anterior, no da pie para que las Farc acribillen a las comunidades y a la vez declararse víctimas del conflicto armado, porque ellas mismas han propiciado esos escenarios que nos alejan de las vías del diálogo, tal como la ley natural manda. Agredirnos físicamente quedó en la prehistoria, donde se permitía al más fuerte reducir al débil, hoy la cosa es distinta; porque se le debe brindar de todas las garantías para desarrollarse como individuo productivo en la sociedad.
Las Farc se equivocan de cabo a rabo si continúan la guerra. Su discurso se agotó desde que decidieron hacerle daño a la población que decían defender en tiempos remotos, y se alejan más, si con cinismo niegan sus fechorías. Acertó el reelecto Presidente Santos en su empeño por alcanzar la paz, así como el ex Presidente Uribe, hizo un grito de guerra a la guerrilla cuando institucionalizó la Seguridad Democrática y Colombia lo apoyó mayoritariamente.
En contexto:
1. se requería ese apoyo mayoritario ciudadano para ejecutar con éxito las grandes reformas del país.
2. Firmado y aceptado el acuerdo de paz entre el gobierno y el secretariado, los reductos guerrilleros se convierten en simples malhechores.
3. La nueva oposición política será crucial al momento de someterse al escrutinio los acuerdos de paz firmados.