Empezaré por hacer una precisión: en las facultades de economía existe una disputa intelectual sobre si la economía es o no una ciencia; por un lado, algunos dicen que sí, por lo tanto, tiene unas leyes las cuales debemos dejar fluir sin ‘obstrucciones’ o ‘ruidos incensarios’ como el control del Estado.
Otra ala, de la cual me siento parte, afirma que la economía es, principalmente, una disciplina política en el sentido en que cualquier decisión que se tome es antecedida por una postura ideológica; por ejemplo, si está a favor o en contra del libre mercado.
Es decir, que en una ciencia, la ideología es independiente de la disciplina; si hablamos de física, a la tierra le es indiferente si uno cree o no en la fuerza de gravedad. No es un tema de opiniones ni posturas. Por el contrario, en economía cada decisión que se toma, la antecede una postura ideológica que puede ser a favor o en contra del libre mercado, y, sobre esto, se trazan políticas públicas que los ciudadanos ven en ajustes; por ejemplo, en baja de sueldos, aumentos en las edades jubilatorias, o la tercerización laboral; es decir, medidas que se toman si se cree que el libre mercado es ciencia y no ideología.
Ahora bien, si la economía es inseparable de la política y la política es una actividad humana, el nivel de predicción es sumamente bajo, porque el azar y los acontecimientos aleatorios juegan un papel importante y definitivo. Por esta razón, es muy difícil predecir.
Retomando el ejemplo de la gravedad: con alto grado de certeza podemos saber que si lanzamos una piedra desde el salto del Tequendama, caerá a una velocidad de 9,8 mts, y con ese dato y el de la altura del abismo, podremos saber con extrema precisión cuánto tiempo tardará en caer la piedra. El experimento lo puede hacer cualquier persona, cualquier día del año y el resultado sería exactamente el mismo. Por el contrario, la economía, al ser una actividad dependiente de la ideología humana, es más impredecible, depende de muchos factores geopolíticos incontrolables e invisibles, solo hasta cuando hacen notar sus efectos; por ejemplo, un corte en el suministro de gas en Europa, o una crisis de exportación en la India: todos esos factores juegan un papel determinante en nuestra economía diaria en Colombia y son invisibles a cualquier analista. Podemos recordar la famosa sentencia de la teoría del caos: “..Si una mariposa bate sus alas en Australia, puede provocar un tornado en el otro lado del mundo…”.
La economía, por tanto, no es ni una ciencia, ni una disciplina exacta, pero, al parecer, los medios de comunicación como la Revista Semana y la Revista Dinero solo consultan a aquella primer ala de economistas que creen que su disciplina es una ciencia y, por tanto, se puede predecir y hacer pronósticos sobre el marcado. Los medios de comunicación subestiman o pasan por alto las opiniones de otros economistas que no se atreverían a hacer aseveraciones que saben tendrían consecuencias importantes y posiblemente negativas en los individuos.
Veamos un ejemplo: si uno de esos economistas dice que “se vendrá una crisis por el aumento o la caída del petróleo en 2017”, es posible que los empresarios tomen medidas como adelantarse a evitar contrataciones, cancelar proyectos, o despedir personal antes que cumplan más tiempo y que su empresa tenga que asumir mayores gastos. Lo relevante acá es que muchas de esas predicciones rara vez se cumplen, o se cumplen estadísticamente tan alto como lanzar un dado o una moneda al aire; es decir, son pronósticos que se pueden despreciar, es mero azar y aleatoriedad, pero crean confusión y juegan con la economía de toda la sociedad.
Haré una alto acá por un tema de espacio limitado pero continuaré en otra columna que titularé Las falsas predicciones de los economistas Parte II, en donde hablaré sobre dos de las predicciones más dañinas que han hecho algunos de esos economistas y que hemos visto materializadas en el real aumento del precio del dólar y lo que eso significa para la devaluación de nuestro peso colombiano.
@Dannyalejo7
