Uno de los propósitos mayores del gobierno de Gustavo Petro es lograr que la paz total llegue a todo el territorio colombiano y para ello el gobierno ha buscado diálogo con todos los grupos armados. Pero las cosas no están marchando. La mesa de negociación que más ha avanzado es con la guerrilla del ELN cuyo avance se condicionó, después de la liberación del papá del jugador Lucho Díaz, a la de los otros secuestrados.
El diálogo con las disidencias de las Farc, el llamado Estado Mayor Central también se estancó por incidentes violentos en el Cañón del Micay. Así las cosas, el gobierno decidió pegar un timonazo y la primera señal fue el cambio del Comisionado de paz: sale Danilo Rueda quien empezó todos los procesos y en su reemplazo llega Otty Patiño, quien era el jefe de la delegación del gobierno en la negociación con el ELN. ¿Qué ha fallado y que hay que enderezar? Este es el eje de esta conversación de Juan Manuel Ospina con Andrés Cajiao, un estudioso que desde la Fundación Ideas para la Paz le ha hecho seguimiento al tema.
Juan Manuel Ospina: Andrés Cajiao es uno conocedor de los procesos de paz de los últimos diez años en Colombia y ahora está metido de lleno en la Paz total y además lo hace en el terreno. Este es un tema caliente. ¿Cuándo te hablan de Paz Total en qué piensas?
Andrés Cajiao: Hay que partir no sólo en lo que pienso sino en el concreto que planteó el gobierno, que quería crear un proceso multi actor un proceso que resolviera diversos conflictos independientemente de la conformación y las motivaciones de esos grupos. Lo que se plantea es desarmar con esas violencias armadas, y para eso tenía dos caminos, los diálogos sociopolíticos y los sociojurídicos, con estructuras de mayor corte militar.
Esa era la visión inicial en el arranque con estas dos líneas de trabajo, pero la realidad en Colombia es compleja y empiezan a darse cuenta que la Paz Total necesita de una paz parcial con grupos y en territorios. Estos grupos abarcan varios territorios y son muy diversos. La idea era comenzar procesos individuales para estructurar después.
JMO: ¿Y cree que ha funcionado?
A.C: Las comunidades lo esperan. Hay actores en estos territorios que afectan los ciclos de violencia, las comunidades esperaban procesos multiactores pero el gobierno empezó con ocho tableros de negociación, en la vía política, que hasta el momento tienen dos grupos, el ELN y el Estado Mayor Central, que son las disidencias de las FARC.
JMO: ¿Y al denominarse así como una continuidad de las FARC buscan reivindicarse como proyecto político?
A.C: Pretende eso y ellos señalan que siguen con la lucha revolucionaria fariana pero esto en la realidad se distorsiona bastante, es que algunos son gente que fue de las FARC y que abjuró del proceso de paz como Iván Mordisco y en su gran mayoría son nuevos reclutas que no tienen nada que ver con la guerrilla ni con negociaciones. En sus cabezas más altas tuvieron un proceso histórico con las FARC, pero son pocos los que quedan.
JMO: ¿Acá lo que hay es el elemento del narco?
AC: Nosotros intentamos acabar con esa dicotomía, actores armados tienen acciones políticas y acciones criminales. Es el caso del ELN, que tiene carácter político reconocido, pero con comportamientos criminales. Ahora ya no se puede decir que es únicamente narco o únicamente política; con las disidencias no se ven las banderas políticas
JMO: Uno ve el discurso, pero uno no ve la realidad política, las motivaciones
AC: Ellos ya cambiaron el objetivo final de su lucha que era la toma del poder. Buscan es la toma del poder a nivel territorial y consolidarse en unos territorios en donde pueden ser la autoridad.
JMO: Ese es el problema de que el Estado no haya llegado en debida forma a los territorios. Esto está atravesado por el interés económico de estos grupos que está en el narco y la minería ilegal. Pero básicamente es un choque por el control del negocio del narcotráfico como pasó en López de Micay. Cómo estás viendo actuar al gobierno. Este tema del narco uno siente que lo dejan pasar de lado. Con un narcotráfico así de activo es difícil negociar.
AC: Es un tema que no se ha podido resolver: las finanzas de estos grupos armados. El secuestro y el narco son sus fuentes principales de economía, pero estos actores van diversificando sus fuentes de recursos incuso desde la economía formal. El tema de la extorsión, el secuestro, el de la minería ilegal. En el caso del Clan del Golfo y el tráfico de migrantes del Darien; en Arauca, el ELN ha usado los recursos públicos para lucrarse, hay una gran diversificación que vuelve aún más complejo combatirlos.
JMO: El gobierno se enfrenta a grupos que tienen fuentes financieras importantes. Si ellos dejan este negocio, ¿A qué se dedican? Un millón de pesos no alcanza para dejar el narco.
AC: Entra uno a los escenarios de los incentivos
JMO: ¿Por qué tienen que dejar un negocio tan lucrativo si no están derrotados militarmente?
AC: Esto ha generado factores de reincidencia no sólo con las FARC, sino que históricamente en Colombia. De los grandes retos que tienen las negociaciones es saber cómo se dan incentivos reales; los altos mandos en esas organizaciones que tienen acceso a recursos millonarios para que se desarmen y se reincorporen a largo plazo. Con estas economías tan lucrativas como son el narco y la minería.
JMO: Es una pelea difícil y más en los territorios donde se vive de esas economías.
AC: Las economías se sustentan en las personas que trabajan en la base de esa economía. Si logramos cambiar las condiciones de estas personas ya no sería tan atractivo este negocio ilegal y empezarían a debilitarse estas economías.
JMO: ¿En eso estamos haciendo algo; ¿sustitución de cultivos, se ha gastado mucha plata, pero creo que se ha hecho mal eso?
AC: El proceso de paz con las FARC ya hablaba sobre qué iba a pasar con estos territorios, el programa de sustitución de cultivos ha tenido algunos problemas.
JMO: Si eso no camina lo otro que queda con una tronera de lo que se quiere hacer con una Paz Total que sería solo una paz territorial
AC: Transformar los territorios no se ha hecho. No se aterrizan estos procesos y mucha gente en territorios, donde está el ELN o las disidencias la gente ni sabe, y el Estado sigue estando muy lejano, por allá no llega.
JMO: Uno no transforma desde Bogotá. En resumidas, si no hay transformación en los territorios uno hay nada.
AC: Lo que uno ve a nivel territorial es que hay una esperanza de la gente en un cambio, pese a las dificultades; tienen esperanza porque hay un gobierno distinto. Y te lo dicen, el Estado ya no es un extraño que viene a arrasarnos y creen que podrán darse cambios. Pero eso toca materializarlo.
JMO: Es que de esa esperanza a la decepción hay un paso.
AC: Cuando uno ve que la realidad en estos territorios no se ha transformado por completo y ya pasó un año y medio, ya ha pasado tiempo.
JMO: En Colombia lo que ha habido es un calvario de fracasos, ha faltado meter la gente, los verdaderos actores, entre todos.
AC: Si bien en la perspectiva del gobierno está incluir todo, pero no han encontrado una metodología eficaz, todo muy demorado. Con la forma de participación con la gente no han logrado agilizar estos procesos y pasar a la acción. Hemos hecho mucho en el pasado pero esas lecciones no se han recogido y este gobierno ha tratado de desconocer lo que han hecho otros y empezar de cero es complicado.
JMO: Creo que todo gobierno cuando llega sufre de complejo de Adán. La idea de que el mundo empezó conmigo y en el caso de este gobierno se ha agravado porque están convencidos de que la nueva Colombia nace con ellos.
AC: Si, esa es una característica fuerte. Tienden a desconocer la experiencia del pasado; cosas que se pudieron hacer bien y no se tuvieron en cuenta.
JMO: El gran perdedor es el propio gobierno porque se pierde mucho tiempo, que es lo que está ocurriendo.
Aquí la conversación completa:
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