El edificio Space en Medellín, el Blas de Lezo en Cartagena, la edificación colapsada en Buenaventura y el puente Chirajara vía Bogotá-Villavicencio son algunos de los casos más sonados de obras de ingeniería que han tenido un mal final.
Por un lado, hay constructores violadores de las leyes, que no cumplen con los requisitos. Si no se hace una vigilancia seria se seguirán cayendo las construcciones y obras de ingeniería, ya que muchas veces les importa más ver esto como un negocio donde no se respetan procedimientos, planos, curaduría y más aspectos, esto para el caso de obras de poca complejidad como edificios o conjunto residenciales.
En el caso del puente Chirajara, obra de una complejidad muy alta, debemos saber y medir bien la esfera en la que nuestro país puede estar en materia de obras y de ingeniería. Si bien contamos con profesionales muy preparados, el recurso para este tipo de obras no es suficiente, muchos menos los planes de inspección y seguimientos a las normas y procedimientos.
Es bueno que este tipo de megaobras cuenten con asesoría especializada internacional, la experiencia de grandes potencias debe ser tenida en cuenta, sobre todo si analizamos el riesgo humano que tenemos cuando se presentan este tipo de situaciones. Si hacemos esto y nos rodeamos de los mejores, seguramente algún día estaremos en la capacidad de hacerlo, sin dejar a un lado el cumplimiento con la norma, procedimientos de seguridad y de ley.
Por otro lado, la estructuración de los proyectos debe ser realizada de la forma más minuciosa, sin dejar al azar nada y reduciendo al máximo las posibilidades de un siniestro. De entrada, debemos saber que nuestro territorio cuenta con una cordillera en donde se sostienen muchas grandes obras que hoy se realizan en nuestro país, lo que hace además que estemos propensos a sismos y terremotos que pueden llegar a colapsar estas estructuras de no ser tenidos en cuenta muchos aspectos importantes.
En esto debemos dejar claro, porque se puede mal entender, que no es que en Colombia no existan excelentes profesionales, sí, por supuesto, los hay, pero la experiencia en años de la humanidad nos ha demostrado que la experticia adquirida es importante y más cuando esta se basa en procedimientos experimentales y métodos científicos que en su momento realizaron las grandes potencias, cuando ellos tampoco contaban con la experiencia necesaria en este tipo de temas y que luego en la práctica evidenciaron, ejecutaron y siguen realizando con obras de gran envergadura.
Según los estudios y análisis hechos en Colombia, los problemas se dan desde la misma concepción del proyecto, que incluyen desde errores de redacción en los pliegos que contienen la licitación, bajos presupuestos o mal determinados y afanes políticos.
En nuestro país se han observado pliegos de licitación con copias de pliegos de otros proyectos, los cuales son tomados sin tener el mínimo criterio por lo menos de revisión, análisis y detalle.
Si los presupuestos son bajos, seguramente no tendremos la capacidad de contratar el mejor personal calificado, es decir personas con media o ninguna experiencia, por supuesto que se debe apoyar a las personas que recién inician su vida laboral, pero es de vital importancia que para este tipo de proyectos estemos rodeados en un alto porcentaje de profesionales con gran experiencia, sobre todo en los cargos de toma de decisiones técnicas, operativas y humanas.
Con todo esto nos preguntamos: ¿dónde están los interventores de obras?, ¿será que si supervisan o será que por el modo de contratación y operación de las interventorías estas se convierten en aliadas de los constructores? En fin. ¡Muchas cosas por analizar!
Los análisis se hacen y muchas veces parece que no son tenidos en cuenta, casos como estos no deberían repetirse, pero se siente en el ambiente de nuestra sociedad una desconfianza en obras de edificación y megaobras de gran envergadura. Esperamos por tanto no tener que pasar nuevamente por experiencias desastrosas, tristes y que cobren vidas de colombianos.
¡Muchas cosas por analizar!