A muchas personas les llama la atención la época histórica de los carteles de Medellín, en la que Pablo Escobar era protagonista. Prueba de ello es la sintonía de la serie colombiana producida por Caracol Televisión en su momento, la cual contó con un índice de audiencia elevadísimo, y además de ello, los documentales sobre Escobar que se han transmitido en diferentes canales a nivel mundial y actualmente se encuentran en Netflix y que, igualmente cuentan con una gran audiencia.
Por lo anterior, me pareció interesante leer uno de los tantos libros, por la importancia de rememorar la historia que se tejía para la época. Ese es apenas uno de los tantos libros que se escribieron sobre Escobar, llamado Pablo Escobar, mi padre, primera edición, el cual fue escrito por su mismo hijo Juan Pablo Escobar. No obstante, la serie de Escobar se basó en el libro La Parábola de Pablo, donde hay que tener en cuenta que, según el portal el Clarín, era el quinto libro más vendido del planeta y que por ese año, 2014, se vendían aproximadamente 300 ejemplares por día de la tercera reedición.
Por lo anterior, a través del libro, y algunos documentales vistos, se han podido conocer algunas verdades, sobre todo con referencia al tema político, que asombran bastante a pesar del paso del tiempo. En el caso del libro, el hijo de Pablo Escobar, Juan Pablo Escobar comenta algunas de las excentricidades de los años ochenta, gracias al dinero que se manejaba por la rentabilidad que se obtenía en el negocio de narcotráfico. Voy a mencionar las que me parecieron las más desfasadas. Si desean conocerlas todas, deben leer el libro completo.
Para aquella época, Juan Pablo Escobar dice que, a la edad de 9 años, recibió un cofre con las cartas de amor originales que Manuelita Sáenz le escribió al libertador Simón Bolívar, además de algunas medallas de Bolívar.
De igual manera, en el libro, Juan Pablo Escobar afirma que cuando cumplió once años, él ya contaba con una colección de treinta motos de alta velocidad, motocross, triciclos, cuatrimotos, carts y treinta motos de agua. De hecho, cumplidos trece años, el hijo de Pablo por razones de seguridad tenía su propio apartamento de soltero.
Igualmente, el hijo de Escobar menciona en su libro que la Hacienda Nápoles tenía tres mil hectáreas, además de ello contaba con estación de gasolina, taller de mecánica y pintura para carros y motos, veintisiete lagos artificiales, cien mil árboles frutales, una pista de motocross, la más grande de América Latina, parque jurásico con dinosaurios a escala real, tres zoológicos, entre otros tantos.
En épocas de navidad en la misma hacienda, donde la familia Escobar pasó alrededor de siete fines de año, Pablo Escobar gastaba en pólvora cincuenta mil dólares por cada año que se pasó en la hacienda.
Según el mismo libro, Pablo Escobar, mi padre, la colección de vehículos de Pablo Escobar estaba compuesta por: una limusina Mercedes Benz que perteneció a Carlos Lehder; una motocicleta italiana Moto Guzzi, propiedad de un general cercano al dictador Benito Mussolini; un Mercedes-Benz negro convertible 1977; una carroza del viejo oeste que importó desde Estados Unidos y un automóvil Porshe Carrera GT, su primer deportivo.
En el libro se menciona, de igual modo, que durante el embarazo de Manuela, la hija de Pablo Escobar, su madre viajó varias veces a Barranquilla en el jet de Escobar porque una reconocida diseñadora le confeccionaba la ropa de maternidad.
Algunas otras excentricidades mencionadas son: un maquillador y un peluquero que arreglaban a la esposa de Pablo Escobar, las toallas tenían bordado el nombre de cada finca, las señoras del servicio doméstico usaban ropa especial y además recibían curso de maquillaje y la señora María Victoria, esposa de Pablo Escobar, les costeaba manicurista.
Todas esas historias que integran diferentes ámbitos asombran impresionantemente, además de todos los capítulos que contiene el libro, en los cuales se puede conocer, ratificar y rememorar parte de la historia de Colombia. Igualmente, existe la opción de leer otros libros en los que se cuentan muchas verdades de aquella época de carteles, mafia y narcotráfico, no con el morbo con que algunas personas lo ven, sino con el fin de recordar y conocer la historia colombiana.