Una imagen sobre la actividad artística podría ser la de un ser cargado de insatisfacciones; un hombre que busca y explora nuevos lenguajes. Un ser que insistente en una vieja técnica para identificar súbitos cambios y resultados inesperados. Esa imagen es la que reconozco en la obra del grabador y escritor Félix Ángel.
Conocí al maestro Félix Ángel en 2000, durante la apertura de su exposición de grabados en el Museo de Arte Moderno de Cartagena. Se trataba de una serie que cuestionaba la idea del espectador. Aquel que mira y se pregunta por la realidad fuera de su cuerpo. Insistió en la idea del cuerpo de un deportista como ese espejo en el que queremos vernos. Los cuerpos, los objetos son obsesiones que lleva al grabado como una insatisfacción que crece.
Nació en Medellín. Estudió arquitectura en la Universidad Nacional. Luego, se dedicó a pintar, alejado de las tendencias de moda o las exigencias del mercado. Tuvo el pálpito que solo fuera del país su obra sería valorada. Con unos pequeños ahorros y la venta de un par de obras, hizo maletas y se fue a Washington. Desde 1992 es curador y coordinador del Centro Cultural del Banco Interamericano de Desarrollo, lo que le permite conocer el movimiento artístico de América Latina.
A comienzos de este año, presentó su novela Tantas vidas, Miguel (2021), que va leyéndose en dos canales. Por un lado, la narración escrita y por el otro, una serie de grabados que escenifican instantes de la novela. Su carrera como escritor ha sido una sombra en pugna con su obra plástica, que muestra ahora con exuberancia y generosidad.
Con Félix Ángel conversamos sobre Tantas vidas, Miguel, una nueva búsqueda. Una obra de un creador insatisfecho, incómodo hasta con sus propias realizaciones.
¿Para aquellos que rotulan la literatura quizá esta novela entraría en la denominación de novela gay o literatura marica, cómo valoras tú estas definiciones, como te van con los rótulos?
Me caen muy mal. Nunca he escuchado que una novela se caracterice por ser heterosexual. Inclusive me molesta ver cuando a una novela se le cuelga un rótulo como "feminista", o "experimental". Esas etiquetas son redundantes y restan poder a la novela, cualquiera que sea, como obra en sí misma. Implican una duda, una advertencia del autor, menosprecian al lector del que se duda su capacidad para decidir cómo caracteriza la novela. Para mí, Tantas vidas, Miguel es una novela. Punto.
Es un libro que se parece a aquellos de imagen y palabra de Tusquets de los años 60, 70. Voluminoso, pasta dura, cocido en su interior. No es una novela gráfica, sí de muchas ilustraciones, escenas, instantes que van acompañando el texto. ¿Cómo fue ese trabajo y ese recorrido en términos de proceso creativo?
Yo diría que es un libro consecuente con el contexto de mi trabajo como artista visual y escritor, desde mis inicios. Si hay un referente para Tantas vidas, Miguel, ese referente es sin duda mi primera novela, publicada en 1975, titulada Te quiero mucho, poquito, nada. Hay una línea de conexión muy clara que se corresponde con mis exploraciones en ambos campos, tiene que ver con las imágenes, en lo visual y en lo literario. Tienes razón cuando afirmas que Tantas vidas, Miguel no es una novela gráfica. Sin embargo, las imágenes que “ilustran” la historia no funcionan solamente como tales. Mi intención con ellas es contar la historia de otra forma, y darle a las “ilustraciones” la capacidad de enviar otros mensajes que no están dichas con palabras porque me parece mejor decirlas de esa forma. Es contar la misma historia de dos formas diferentes. Creo en lo nuevo, como posibilidad de cambio, no implica necesariamente la cancelación de formas que han probado su eficacia en el desarrollo intelectual y crecimiento humano. En la literatura, en las artes es palpable que el uso que se ha dado a las nuevas tecnologías parece más bien disminuir las opciones para servir al hombre porque tienden a rigidizar el campo de acción, la manera de percibir, y depender de cuestiones que son puramente técnicas, a costa de sacrificar el poder de los sentidos, que, junto con el intelecto, son los aspectos que nos identifican como seres humanos.
¿La música es un elemento esencial en la novela, qué buscas con la música dentro del drama que propones?
La referencia a ciertas piezas no tiene como fin “ambientar” una escena en particular. Además de la música, la melodía, es muy importante conocer la letra para conectarla aquello que estoy narrando, describiendo, la música amplia el drama como si se tratara de una cámara de eco. Al escoger las piezas musicales, espero, así sea por curiosidad, el lector las escuche, que entienda que los versos juegan un papel muy importante para la percepción de ciertas escenas.
Por ejemplo, en el episodio en que Nathan deja a Miguel. Nathan entra en una especie de monólogo, el narrador anuncia que en la rocola se escucha la canción I Am Not in Love, un tema muy popular de 1975 del grupo británico 10CC. La letra de esa canción hace eco al resentimiento de Nathan. La letra dice (traduce): "No estoy enamorado, así que no olvides que es solo una fase tonta por la que estoy pasando, y solo porque te busco no me malinterpretes, no creas que has logrado enamorarme. No estoy enamorado. No, no, porque... Y ese porque que se convierte en un leit motiv de la canción, queda truncado, pues realmente no hay una razón que Nathan pueda articular para justificar el hecho de haber dejado a Miguel. Como ese, hay varios ejemplos en la novela
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Mike y Prescott conversan en un café, surge la pregunta ¿Are you gay? lanzada por Prescott, la respuesta de Mike es trascendente, conecta el mudo y la existencia. ¿Cómo ves la discusión en torno a las preferencias sexuales en este siglo XXI? Que es el punto temporal que impone Mike en su respuesta.
La discriminación, sea del tipo que sea, racial, religiosa, sexual, evidencia un temor en el grupo que controla el poder en una sociedad. La idea de una sociedad pluralista es muy bonita, pero es impráctica para el poder porque la diversidad implica ejercitar una capacidad de pensar, entender y aceptar, y el poder por definición detesta esas tres condiciones. El poder tiende a ser hegemónico. Lo que se sitúe por fuera de esa hegemonía es un peligro. En Miguel, yo no pretendo meterme en una discusión sobre ese asunto porque, en primer lugar, sería aceptar una desventaja a la que personas como Miguel están sometidas y no hay razón para ponerse uno mismo en esa posición, no es el caso, al contario, la historia se cuenta como algo que es factible sin poner al resto de la sociedad en peligro. Si la sociedad se siente amenazada es su problema, no el de Miguel.
¿Qué tendrías que decir sobre esas vidas múltiples, diversas, vidas y nombres de Miguel, hay allí una propuesta moral del novelista?
Empecemos por el final. Sin duda el personaje principal, Miguel, posee una integridad ética que hace parte de su personalidad y guía su actuación por la vida. Esa característica es muy importante en el personaje porque sostiene su coherencia a lo largo de la novela. Pero como ser humano no es perfecto y tiene disfuncionalidades afectivas, sutiles quizá, que provienen de la forma y el ambiente en que creció y se educó, como hijo único, habiendo perdido a su madre muy chico, que impactan su búsqueda por la felicidad a sabiendas de que es consciente de su naturaleza. Eso no tiene que ver nada conmigo, nací en una familia de diez hijos y mi madre murió a los 75.
En cuanto a la idea que Miguel tiene del amor, esta puede parecer utópica, pero no la cuestiona, simplemente la busca, y está dispuesto a adaptarse hasta donde puede para conseguirla, aunque hay otros factores que son imposibles de modificar porque son los que hacen de Miguel el hombre que es. Desde ese punto de vista, Miguel puede parecer un ser “normal”, un hombre como cualquier otro sujeto a los mismos avatares sentimentales, sin embargo, la sociedad no está diseñada para facilitar las cosas por fuera de su entorno convencional. Miguel no puede dejar de ser como es, debe asumir situaciones y sentimientos que el resto de la sociedad no está preparada para aceptar. Miguel es quizá el primer sorprendido tratando de acomodarse a cada situación con tal de conquistar el amor que le es tan esquivo, quiero decir, el amor como lo entiende Miguel, algo que no sucede en otros aspectos de su vida donde es a él quien los demás se adaptan, dadas sus múltiples cualidades, físicas y mentales. La muerte está presente a lo largo del libro, pero es al final, en su reencuentro con Cooper, que Miguel parece entender la futilidad de su búsqueda en el sentido de que lo importante no es tanto consolidar su sueño —ser feliz— como intentarl
Hay muchos diálogos en inglés a lo largo de la novela, podría verse como una propuesta de estética bilingüe, para un lector bilingüe.
Efectivamente lo es y tiene que ver con el hecho de que vivir en los Estados Unidos me ha convertido en una persona que posee una especie de binariedad para pensar, hablar y comunicarse. También tiene que ver con una tendencia que he notado en los medios de comunicación en Colombia, Argentina, España, para mencionar algunos, una especie de apropiación de palabras y términos en inglés, a pesar de haber equivalentes perfectamente válidos en español. Creo que ello tiene que ver con la espontaneidad de la cultura popular, y la dependencia de la cultura dominante que sigue siendo Estados Unidos, al menos en América Latina. Ello ha permeado mi obra, visual y literaria, intencionalmente, desde el comienzo de los años setenta y manifiesta una dicotomía que de alguna forma quiero sacar partido, o sea que es algo asimismo generacional.
El lector, además, no puede permanecer pasivo con esta novela. De la misma forma como se le invita a sumergirse en las referencias que ofrece la música, los versos, las imágenes, debe asumir una actitud activa frente al idioma. Tiene que ingeniárselas para entender qué dicen los segmentos en inglés. Yo no escribo para lectores pasivos. En otras ocasiones he dicho que mi literatura no es para leer antes de dormir. Mis libros, al contrario, no dejan dormir.
Grabados de Félix Ángel