'Las estrellas son negras'. Invocación a Arnoldo Palacios en los cien años de su natalicio

'Las estrellas son negras'. Invocación a Arnoldo Palacios en los cien años de su natalicio

Las estrellas son negras vio la luz hace 75 años y todavía brilla en el firmamento literario. Y como lo vaticinaste, Arnoldo, hoy coexisten muchos Irras...

Por: Rosa Chamorro
julio 08, 2024
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'Las estrellas son negras'. Invocación a Arnoldo Palacios en los cien años de su natalicio

Sí, un hombre aspiraba a surcar las aguas del Atrato, dejar un paisaje que no había logrado salir de su amargura, sino que la fundaba y no se detenía ante la puerta de la casa, vivía en ella, se deslizaba suavemente en el cuerpo encorvado de su madre, y en el catre mugroso donde se acostaba noche tras noche, con el río omnipresente empapando la tierra, lamiendo la orilla.

No ocurría nada, ni ocurriría nada para salvarse del curso de los acontecimientos, de ese mismo acontecimiento que vivía en las cosas y en el rostro de los hombres y, sin embargo, no en todos, en los hombres negros. Ese destino signado, la miseria, que se aferraba al estómago y era lo que siempre lo acompañaba. El hambre todo lo devora, salvo las ganas de huir de ella. También en la ciudad había miseria. Pero no en las calles que pensaba, frágiles creaciones de la esperanza que apenas se sostienen por el impulso del deseo.

Su amigo se lo había comunicado, como si los que llegaban a Cartagena en busca de oportunidades, llegaran con el hambre dibujada en la frente y fueran presos de la explotación. Y además, con otra tragedia añadida: era peor volver a casa, estaba el hambre de los suyos.

Y el hambre todo lo degrada, y se mostraba así: odiaba ver a los niños como sombras delgadas y con sus mocos al aire, no quería mirar a esos pequeños indigentes que lloraban amontonados en los umbrales de las puertas. Y no podía esquivarla. Estaba en su hermano Jesús, en sus hermanas.  Ahí estaba, en Nive, la mulata, en los ojos vacíos de la muerte.  Como si el hambre hubiera puesto la vista en ellos, reclamándolos en su implacable y voraz necesidad, dejando sólo el reflejo de un destino signado por una estrella negra, una estrella que, como su piel, llevaba el peso de la miseria y la desesperanza.

Ese día se encontraba en la playa con un mate lleno de lombrices y en la misma agua había muchos otros bañistas. El cielo azul era lo único sobre sus cabezas, pero él era el único que llevaba el hambre en el cuerpo. Durante cierto tiempo miró con envidia la alegría de los blancos mientras llegaban en las lanchas que les facilitaba el gobierno.

Esa era la historia de la vida de Irra, el hijo de una lavandera, tu protagonista, Arnoldo, con la inocencia de un niño, incluso como para creer que la miseria era un crimen que se podía olvidar matando al intendente, cuando era un hombre a los dieciocho años.

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Como él, otros languidecen mientras están concentrados en una tarea obsesiva: saciar el hambre, no perecer; y aunque Irra nada pudiera hacer contra el embate de las desgracias, éstas no han logrado cercenar en él la conciencia de ser; la fruición con la que siente el agua del río cuando se la pasa por la cara, o su deseo de desnudarse y cantar como otras tantas veces en la playa, y ese frenesí con que ensancha su pecho y respira libre, muestran que Irra, aún sumido en la  indignidad, la injusticia y el racismo, es capaz de encontrar un espacio de libertad y una resistencia frente a la deshumanización. Conservar esa conciencia para sí mismo es lo que le da valor a la historia, pretendiendo que no termine siendo una tragedia con la suma de sus fatalidades. Es difícil saber lo que realmente vale la vida para los que viven en la miseria, más cuando las intenciones de salir de ella no alcanzan a cumplirse.

Y ese personaje central de tu novela, a través del cual expresas la indignación y los sentimientos de repulsa que a ti también te despertaron las desigualdades de una sociedad llena de privilegios para unos pocos y de sufrimientos y carencias para los demás, te permite también soslayar el pensamiento político de la época, expresado a través de los personajes que se reúnen en una tienda de abarrotes para realizar la lectura de la prensa oficialista liberal de entonces, que arremetía contra el caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán -aunque no lo menciones, dejas entrever que se trata de él-, tildándolo de comunista y anunciando el apocalipsis en caso de que llegara a triunfar su candidatura a la presidencia, que en las elecciones de 1946 se presentó como una disidencia frente a Gabriel Turbay, el candidato ungido por la dirección nacional del liberalismo; a través del júbilo frente a la crónica de la prensa que cubre de denuestos al caudillo, evidenciado en la actitud del tendero Pastor que, impulsado por su sed de blanqueamiento, funge como uno de los ricos del pueblo, expresas el sentir y el pensar de esa porción de la sociedad que se siente bien representada en las tendencias políticas que no quieren que nada cambie, que continúen iguales la opresión, la injusticia, la desigualdad que campean en el conglomerado social.

'Las Estrellas Son Negras' vio por primera vez la luz hace setenta y cinco años y todavía brilla en el firmamento literario. Y como tú mismo lo vaticinaste, Arnoldo, aún hoy siguen existiendo muchos Irras

Arnoldo y hoy después de 75 años que fue editada por primera vez, las estrellas negras, cuántos Irras todavía en nuestro país.

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