Quien fue elegido senador con 84.821 votos —una de las votaciones más grandes del país— y prometía desde el Senado luchar por la gestión de grandes proyectos, hacer oposición y pelear contra la corrupción, sorprendió al país con su inesperada renuncia con tan solo cinco meses de desempeño como congresista —sin mayor notoriedad en dicha corporación—. En ese momento mencionó que eran sus mismos electores quienes le habían solicitado que buscara la Gobernación de Santander.
Al parecer renunciar a su curul en el Senado habría sido un gran error, porque nunca pensó encontrar un panorama tan complejo al retomar sus viejas aspiraciones al primer cargo del departamento.
Su gran amigo Emiro Arias postuló su nombre para la gobernación a pesar de la mala campaña realizada por Leonidas, mencionando que Arias no tenía aceptación; sin embargo, Emiro hizo caso omiso y decidió dar continuidad a su proyecto. Entre otras dificultades que surgieron es que un considerable número de seguidores que le acompañaron en sus pasadas aspiraciones le quitaron el apoyo al considerar irracional su decisión de renunciar aun habiendo sido uno de los senadores más votados.
A esto se debe sumar el hecho de quitarle oportunidades a Emiro Arias de alcanzar la gobernación solo por su obsesión infinita de ser gobernador de Santander. Por otro lado, aceptar el apoyo de Horacio Serpa Uribe no ha sido considerado un acierto sino un error imperdonable que le ha equiparado a cualquier otro candidato que acepta apoyos sin cuestionar su procedencia y su pasado político.
Haciendo análisis, resulta evidente que la probabilidad de que Emiro Arias llegase a la gobernación podría haber sido grande con el aporte de Leonidas Gómez si se hubiese trabajado en forma similar a Richard Aguilar versus Mauricio Aguilar. Me refiero al hecho de trabajar con un senador amigo. Sin duda le hubiese dado un plus e impulso a su campaña, pero fue su egoísmo, egocentrismo, envidia e incumplimiento a su palabra de apoyar la candidatura de quien fuera su gran amigo, lo que le está restando puntos.
A esta altura de la campaña Leonidas ha perdido su decencia y no solo eso sino las posibilidades de ser gobernador, no lo digo yo, es la sensación que se siente en todo Santander. En días pasados se realizó una encuesta interna dentro de su campaña, arrojando resultados realmente desalentadores y extremadamente preocupantes. Leonidas sabe que su fortaleza se encuentra en el voto de opinión que se ubica mayormente en el área metropolitana.
Los resultados de su encuesta mostraron que se encuentra muy parejo con Aguilar, lo que permite inferir que, si eso es así, sus oportunidades de ganar son mínimas o completamente nulas. Es por esta razón que se cree que se producen varios stop a lo largo de esta puja por parte candidato que representa la Dignidad Santandereana. Al no hallar la ruta que le permita consolidarse como líder absoluto se ha encontrado en un constante laberinto de incertidumbre del cual parece no encontrar la salida.
Leonidas Gómez no se encuentra enfermo y tampoco loco, como muchos se aventuran a decir; simplemente se encuentra quemando sus últimos cartuchos y pretendiendo arreglar lo que hasta ahora no ha logrado.
Se augura una derrota para los grupos independientes y tal como lo dice el adagio popular "la agalla apicha el pescado", porque como muchos ya saben y otros se imaginan la gobernación de Santander ya tiene nombre propio. ¡Adivinen!