Son reiterados los señalamientos y descalificaciones mutuas entre dirigentes de los partidos y sectores alternativos o de centroizquierda en plena campaña electoral. Estos han generado fisuras que colocan en riesgo la posibilidad de alcanzar la gobernabilidad en ciudades tan importantes como la capital y Cali.
El cruce de mensajes entre Petro y Claudia López en las redes sociales aleja la posibilidad de un entendimiento, tanto por las posiciones alejadas como por las mutuas reprobaciones, colocando en riesgo la posibilidad que esta franja alternativa se haga con la alcaldía de Bogotá, con el alto costo político que implicaría ese retroceso. El estancamiento o descenso de Claudia López en las últimas encuestas es un campanazo de alerta que de continuar esa confrontación y las salidas en falso de la candidata y Petro, el voto de opinión en Bogotá se puede inclinar hacia una opción diferente que represente una alternativa alejada de los egos, el individualismo y las reprobaciones mutuas.
En medio de ese ambiente tenso que se vive en Bogotá y pese al esfuerzo de algunos parlamentarios de oposición para construir puentes que les permita llegar unidos el 27 de octubre, la candidata de los verdes le echa más leña al fuego al inmiscuirse en las decisiones que se han tomado en la campaña en Cali en torno a la candidatura de Jorge Iván Ospina, descalificando de manera arrogante la adhesión del Partido de la U a esa campaña, haciendo las cosas más difíciles en el propósito de alcanzar un acuerdo de unidad con los diferentes sectores defensores de la paz, bajo un presupuesto equivocado y soberbio al considerar que no requiere apoyos externos para hacerse, sola, con la alcaldía de Bogotá.
Claudia López quiere convertirse en el adalid de la ética y la moral política, descalificando cualquier acuerdo con sectores políticos diferentes a los de centroizquierda, estigmatizando al Partido de la U sin entrar a revisar y evaluar los resultados en la gestión del gobierno de Dilian Francisca Toro, en el Valle del Cauca, que le ha merecido el reconocimiento nacional e internacional, colocándola entre las mejores gobernantes del país; recobrando la confianza de los vallecaucanos, los gremios y la inversión extranjera; mejorando las finanzas del departamento, incrementando la inversión social en los 42 municipios y mejorando la calidad de vida de sus habitantes.
El excesivo moralismo de Claudia López solo busca calificar la moral del contrario, pretendiendo imponer la suya como única norma general, cerrando la posibilidad de construir una confluencia de sectores políticos, que en medio de la diferencia nos unamos en torno a la defensa de la paz y la reconciliación de los colombianos.
La llegada del Partido de la U y de los liberales a la campaña de Jorge Iván Ospina a la alcaldía de Cali, así como de sectores afines al pensamiento de centriozquierda que acompañan la candidatura de Clara Luz Roldán a la Gobernación del Valle, está enmarcado en torno al propósito de unir a las fuerzas comprometidas en la defensa e implementación de los acuerdos de paz firmados en La Habana, con proyectos electorales con los que existen coincidencias en torno a ese propósito que nos conduzca a la paz definitiva.