Poco antes de que explotara la pandemia había una compañía terrestre que se imponía a todas en tecnología y que había cambiado la manera de viajar por tierra: Expreso Bolivariano. El cambio de flota, que ocurrió sobre el 2016 y que ayudó a fortalecer el paro de Avianca de ese mismo año habían potenciado a la empresa fundada en Fusagasugá en 1954, la más antigua de transporte terrestre de Colombia. Cubría el 77 % del territorio nacional. Las únicas capitales a las que no llegaba era Barranquilla, Santa Marta, Cartagena, Riohacha, Sincelejo y Montería. Por año movilizaba por las carreteras del país a 4.2 millones de colombianos.
Pero ahora la crisis los ha obligado a cerrar el 95% de sus operaciones y el escenario es nada optimista: se cree que la recuperación absoluta sólo vendrá a finales del 2021. En Colombia hay 536 empresas que se dedican al transporte terrestre y 76 mil conductores. De ellos 41.000 no están trabajando en estos momentos. Cerca del 75% ha sido despedido en estos cuatro meses de pandemia.
Compañías como Expreso Bolivariano sufrieron todavía más la crisis. Los buses eran de dos pisos y ninguno superaba los tres años de haber sido fabricados. Ya no había un televisor viejo para que todo el mundo viera la película de acción de Chuck Norris, no. Todo había cambiado. Ahora cada puesto tenía una pantalla individual, como las que tiene Avianca, con canales de cine, música y hasta jueguitos como el Quien quiere ser millonario. Había hasta una primera clase, salas VIP para esperar a la hora en la que saliera el bus y enchufes por todo lado para conectar el Wifi. Las sillas se reclinaban en 100 grados.
La tecnología que había invertido en sus buses el Grupo Empresarial Expreso Bolivariano -del que también forman parte la Sociedad Fronteras, flota que solo viaja en el sur del país, Fosesbol, una especie de aseguradora y la firma de seguridad privada Cinturones de Colombia- tan innovadora que los buses ya tienen cada uno un GPS por el cual, desde la página web de la empresa, uno puede rastrear sin dificultad el trayecto del bus en donde está la persona que se está esperando, podría perderse para siempre. El monitoreo se podía hacer los siete días de la semana las 24 horas. Además tienen una torre de control que todo el tiempo está pendiente de los imprevistos que puede tener el bus.
Pero todo eso podría onvertirse en un mal negocio si el virus sigue azotando el país. El Gobierno les ha dado una mano como la expedición de un decreto que les permitió retirar el 85% del ahorro que tenían en los fondos de reposición de vehículos. Además, si el sector vuelve, sólo podrá usar el 50% del cupo disponible lo que equivaldría a una subida considerable del pasaje. En este momento todo el sector está dejando de recibir 7.000 millones de pesos al día.
Ya empieza a haber desesperación porque el de transporte de pasajeros será de los últimos negocios en reactivarse. Ya han sido varias las reuniones que han sostenido con el ministro de Trasporte y el gobierno Duque y los pedidos son concretos: entre ellos que el gobierno endurezca las medidas contra las empresas piratas de transporte y si es necesario crear un grupo élite que lo hagan.