Que las emociones no gobiernen Boyacá

Que las emociones no gobiernen Boyacá

Decir que se está en contra del desarrollo es irresponsable, más cuando las motivaciones llevan a entender que existe una alta carga de emociones

Por: Erika González Arango
agosto 22, 2017
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Que las emociones no gobiernen Boyacá

Que cosa más caricaturesca depender de las emociones para permitir que Boyacá entre en la lista de departamentos donde no se puede hacer nada si antes no se solicitan empréstitos, eso nada tiene que ver con el desarrollo de la región.

Manifestar abiertamente que se está en contra del desarrollo solo por no estar de acuerdo con el gobierno de turno no solo es irresponsable sino que lleva a entender que la carga de emociones desde el punto de vista de cualquier razón coherente no ayuda y tampoco tiene nada que ver con las finanzas públicas. Eso lleva a que el vacío administrativo, que brilla por la improvisación del gasto en inversiones que son obligatorias para el Gobernador del Departamento y que no dependen de endeudar los escasos recursos con los que cuenta Boyacá, se note cada vez más.

El problema se halla en que a nadie le gusta tocar el tema técnico de lo que es una formulación de inversiones para el Desarrollo social y productivo de Boyacá, sino que resulta más fácil depender de posturas emocionales que confunden, tergiversan y malgastan discursos sobrevalorados para sacar al departamento de la pobreza, del atraso en infraestructura de la escasa formación de capital y de la escasa generación de valor agregado para generar empleo.

A Boyacá no le hace falta un empréstito improvisado de $46.842.990.125,85 para que sea un departamento desarrollado, le hacen falta inversiones que provengan de la política de desarrollo económico, de acuerdo con la disponibilidad presupuestal que si tuviera una planeación financiera aceptable tendría mejores resultados en la ejecución de recursos.

Pero resulta que la realidad es otra, por cada peso invertido en infraestructura vial, comunicaciones, tecnología y capital productivo, se genera un pasivo del doble de las inversiones, porque los contratos siempre terminan sobrecosteados, los pagos retrasados,  la plata envolatada y aún más delicada, los recursos no alcanzan, o la peor, obras recibidas para luego darse cuenta que quedaron mal hechas.

En su lugar se prometen obras que deben estar contenidas en un plan de desarrollo, debatidas e incluidas en las partidas presupuestales de la vigencia fiscal determinada. En lugar de ponerse a prometer cosas que dependen de deudas desbordadas y que se hacen llamar empréstitos de inversión cuando no existe tal inversión, entendamos que lo relacionado con las vías de Duitama, con la recuperación de los corredores viales y la articulación del transporte, debe estar contenido como factor de gasto en inversión en el presupuesto y en la disponibilidad de recursos, sin la necesidad de contar con deudas para cumplir promesas de campaña. Lo mismo pasa con la compra de computadores, servidores, plataformas tecnológicas y hasta archivadores para las dependencias administrativas de las instituciones del departamento, al final se vuelven charlatanerías sustentadas en una mejor prestación de servicios a los ciudadanos. Ahora, ¿cómo es posible que si no se compran buses con los recursos del empréstito, entonces nos estamos poniendo en contra del bienestar para los estudiantes que tienen que recurrir a métodos de transporte informales para llegar a sus lugares de estudio?

No manipulen a la población, cuando recurrimos a humillar a los boyacenses diciendo que por no endeudar el departamento estamos contra las acciones de desarrollo de la población. Acaso, no conocen que en la exposición de motivos que sustenta la ordenanza por medio de la cual se autoriza el empréstito, el termino desarrollo no aparece definido en tal documento. ¿Entonces cuál es la medida económica, financiera y fiscal que surte su investidura?

Gobernador, usted tenía que organizar la casa, empezando por decirle a los boyacenses que sus intenciones con el departamento no van a más allá de su quehacer político, en eventos sociales, muestras adelantadas de inversiones, promesas sobre recursos que no existen, abuso de contratos, planta de personal desbordada en favoritismos, firmas de convenios probables que no implican obligaciones de gasto por parte del Gobierno Nacional y sobre todo de estar reinaugurando obras, como la circunvalar de Duitama, utilizando los sentimientos de los duitamenses a favor suyo, con una inversión que debería estar contemplada en su plan de gasto y sobre la que da tristeza que utilice como bandera política afirmando que quienes se opusieron al empréstito son causantes del retraso de las obras. ¿Es necesario amenazar a la población para cumplir con su obligación?

No les diga a los boyacenses que si se portan bien les van a llevar obras de infraestructura y beneficios sociales de incentivo productivo, si desde que inició su periodo de gobierno anunció que le habían dejado la olla raspada, poniendo de entre dicho que aquello que no se cumpla en su administración es por culpa de falta de recursos. Bájele a las promesas y tenga cuidado con las deudas del departamento, no queremos que por los próximos diez años vayamos a tener recursos comprometidos con el pago a la deuda, sin menor acción sobre la inversión para el desarrollo económico de Boyacá.

Que nos digan las cosas claras, pero que no utilicen nuestras emociones para generar sensacionalismos mediáticos y políticos donde prometemos recuperar al departamento a través de intensiones efímeras de inversiones rebuscadas.

Usted sabe que el empréstito es una medida desesperada y que ninguna inversión productiva puede esperarse, recuperando “elefantes blancos”, a los boyacenses nos va tocar creer en un Boyacá endeudado.

¿Cuándo tendremos el convenio que firmó en Europa y que promete traer 180 millones de dólares para Boyacá?, ¿cuándo tendremos el billón de pesos del Bicentenario?, ¿quién responde por la obra entregada en Duitama (circunvalar) y los daños que se han presentado dos días después de su inauguración?, ¿para cuándo todo lo que se promete?

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