De acuerdo con el Artículo 183 del Código Electoral, si el número de votos a favor de los candidatos fuere igual, la elección se decide a la suerte, para lo cual, colocadas en una urna las papeletas con los nombres de los candidatos, un ciudadano designado por la corporación escrutadora extraerá de la urna una de las papeletas. El nombre que esta contuviere será el del candidato a cuyo favor se declara la elección.
¿Qué tal la sabiduría de los legisladores que redactaron y aprobaron dicho artículo? ¿Por qué no decidirían que el ganador se defina por penaltis? Así se podría organizar un magno evento y transmitir la confrontación bajo la modalidad 'Pague por ver', lo que le traería ingresos al país. ¿Cómo no se les ocurrió a los leguleyos que aprobaron esta decisión, que, en el caso fortuito de presentarse un empate en las elecciones presidenciales, lo más sensato sería que el vencedor fuera el candidato que obtuvo el mayor número de votos en la primera vuelta?
Aunque viéndolo bien, si llegase a existir un empate, un presidente elegido al azar nos permitiría decir: “Por fin tenemos la suerte de escoger el presidente que nos merecemos".