Presentamos algunas consideraciones sobre la Gran Encuesta hecha por Yanhaas; las denuncias de Aida Merlano sobre la compra de votos de Alex Char, exalcalde de Barranquilla y uno de los precandidatos presidenciales de la Coalición Equipo por Colombia; y además unos comentarios sobre la necesidad de una reforma electoral para combatir la corrupción y fomentar la ampliación de la democracia.
Los tres elementos están relacionados con la situación que estamos viviendo y apuntan a las elecciones del 13 de marzo como si estas fueran una primera vuelta presidencial.
Los resultados de la encuesta de la gran alianza de medios tiene una revelación fundamental: la permanencia de Petro en el primer lugar de la intención de voto, lejos de Rodolfo Hernández, que continúa en el segundo puesto, y con la irrupción de Íngrid Betancur que asciende al tercer lugar desplazando a Sergio Fajardo, después del rifirrafe que tuvo con Alejandro Gaviria por el apoyo de Cambio Radical y del Partido Liberal, contradicciones que la llevaron a renunciar a la Coalición Centro Esperanza, y a continuar como candidata presidencial independiente.
Las coaliciones con sus consultas y con la gran profusión de precandidatos presidenciales tienen desconcertados a la opinión pública del común, sobre todo con las peleas internas en la Coalición de la Esperanza que tuvo sus nuevos desarrollos con las puyas entre Alejandro Gaviria y Sergio Fajardo, y el ventilador de Aida Merlano destapando la corrupción de Alex Char, a tal punto que estas alianzas están opacando las elecciones al Congreso, con excepción de las listas que se destacan con la publicidad que les hacen figuras nacionales como Gustavo Petro o Álvaro Uribe, promoviendo sus respectivas listas al Congreso de la Republica, porque los demás precandidatos tienen muy poca audiencia nacional.
El otro factor es la permanencia de la intención del voto en blanco, a tal punto que iguala a la intención de voto por Gustavo Petro.
Lo más probable según los resultados de las últimas encuestas es que pasen a la segunda vuelta Gustavo Petro y Rodolfo Hernández quien, a no dudarlo, sería el candidato que unificaría a la ultraderecha colombiana contra el candidato del Pacto Histórico, así diga que sigue independiente de la derecha y de la izquierda hasta el final de la campaña electoral, pero a la hora de nona contará con el apoyo del uribismo y el sector de los verdes que llamarías a votar en blanco como lo hicieron en las elecciones de 2018.
En estas condiciones ¿Para dónde van los liberales en la segunda vuelta? ¿Serán los que van a definir la presidencia de la república en las próximas elecciones?
Es posible que una mayoría liberal votaría por Gustavo Petro en la segunda vuelta con base en un programa de cambios democráticos, aunque públicamente el director del partido no lo haya dicho todavía, esperando los resultados de las elecciones del 13 de marzo.
Si demeritar el avance que significan las consultas electorales con base en plataformas programáticas, hay que decir que lo más difícil va a ser la elección para el Congreso por parte del Pacto Histórico con su lista cerrada, pues la confusión y la apatía de la gente del común a duras está pensando en resolver el problema de la subsistencia diaria, no obstante el 30 % de las nuevas inscripciones en el registro electoral, de donde se puede deducir que más o menos unos cinco millones votarías por la consulta del Pacto Histórico, y el otro 30 % estaría repartido entre las otras dos coaliciones, teniendo en cuenta una participación del 60 % en la segunda vuelta presidencial.
Así las cosas, en el Congreso de la Republica tendríamos que contar con los senadores de Alianza Verde Esperanza, Comunes, Partido Liberal, Nuevo Liberalismo, y los independientes de otros partidos y movimientos, para poder hacer mayorías parlamentarias que le permitan al Pacto tramitar las reformas estructurales para la transición democrática.
Es en esta situación donde hay que tener la capacidad de convocatoria y la correlación de fuerzas para la movilización ciudadana, porque lo que se viene encima con el gobierno del Pacto Histórico es una manguala de la ultraderecha fascista, violenta y paramilitar, de lo que no puede quedar duda en ningún simpatizante de la izquierda y de los sectores democráticos.
Por eso hay que prepararse con organización, disciplina y unidad, para la movilización en defensa del gobierno del pueblo; pues si el movimiento popular no es capaz de defender su gobierno democrático estaríamos en un callejón sin salida y otra vez la frustración de las mayorías populares y democráticas será mucho mayor, y la perspectiva de los cambios a favor de las nuevas generaciones estaría ahora mucho lejana que antes.
Estamos pues en un momento verdaderamente histórico que tenemos la obligación de aprovechar para la construcción de un gobierno y un estado que permita avanzar en la democracia y la justicia para el pueblo, porque de lo contrario será muy difícil tener una segunda oportunidad para los cambios democráticos que pide el pueblo colombiano.
Aunque se dice que la intención del voto es una foto del momento político, también es cierto que, en términos generales, está marcando una tendencia que se ha venido comprobando durante todo el año pasado y lo que va del presente, a favor de Gustavo Petro, pero que en definitiva se va a comprobar con el voto real de carne y hueso en las elecciones del 13 de marzo para el Congreso y para las consultas de las coaliciones presidenciales.
O sea que en esta fecha se va a definir un nuevo escenario político para la primera vuelta del 29 de mayo, con la toma de posición del Partido Liberal hacia el Pacto Histórico de Gustavo Petro o hacia el Centro Democrático de Uribe Vélez.
Con la posibilidad real de que con la alianza de Petro-César Gaviria- Partido Liberal esté asegurada la presidencia en la primera vuelta, o por lo menos con una cuota inicial definitiva para lograr el triunfo en la segunda vuelta.
Sin embargo, aquí comienzan las dificultades para compartir el gobierno entre el Partido Liberal, El Pacto Histórico, y demás corrientes que adhieran al proyecto político.
Es entonces cuando las corrientes de izquierda necesitan de la unidad y de la organización para poder dirigir el movimiento popular desde posiciones democráticas, para la profundización del programa de gobierno y para responder a la conspiración de los sectores reaccionarios.
Con la perspectiva de una nueva situación política se abren las puertas para desarrollar las alianzas con el Partido Liberal en las regiones y localidades, lo mismo que con los sectores avanzados del Partido Verde, no solamente en las grandes capitales (Bogotá, Medellín, Cali, B/quilla, B/manga) sino también en las grandes Áreas Metropolitanas de Colombia, con el fin de desarrollar y consolidar hacia el futuro el movimiento de convergencia con los alcaldes y gobernadores, concejales y diputados, como agentes de los cambios profundos de la sociedad colombiana.
Estas expectativas se van a definir, en gran medida, el 13 de marzo, por eso es tan importante la manifestación de Gustavo Petro en Marinilla, Antioquia, el domingo 13 de febrero a las 4 de la tarde, es decir en la casa del uribismo colombiano, además de las otras dos manifestaciones programadas para Medellín, con el fin de asegurar la joya de la corona del uribismo en el Eje Cafetero, para entrar con pie derecho en la primera vuelta presidencial.
Por eso la verdadera encuesta será el 13 de marzo con los resultados electorales para el congreso y para las consultas de las coaliciones presidenciales.
///
La otra noticia de la semana son las declaraciones de Aida Merlano, sobre la compra de votos por parte de Alex Char, exalcalde de barranquilla y uno de los aspirantes presidenciales del Equipo Por Colombia, ante las cuales han guardado silencio los precandidatos de la coalición en una especie de solidaridad de cuerpo, o de pacto de impunidad como defensa corporativa, con el argumento de que es la justicia la que tiene que resolver el problema de la presunta corrupción denunciada por la exsenadora Merlano.
Vuelve y juega la corrupción en las elecciones como un fenómeno consustancial al sistema electoral colombiano, ante el cual ha sido imposible por parte de las mayorías gobiernistas aprobar una reforma electoral estructural que impida la financiación de las campañas y la compra de votos por parte de los grandes capitales mafiosos y de los gremios económicos, lo que constituye el principal foco de corrupción del sistema político colombiano, por lo cual sería una de las tareas principales del Pacto Histórico hacer la reforma electoral que cambie la conformación, el origen y la financiación de los integrantes del Consejo Nacional Electoral y de la Registraduría, para poder tener una institución electoral independiente y soberana que sea capaz de depurar la corrupción y la venalidad de la mayoría de los integrantes del Congreso de la Republica, y además legisle sobre la nueva modalidad de la coaliciones presidenciales y de la democratización del sistema de partidos políticos, para poder tener una verdadera democracia en Colombia.
Al respecto, no podemos dejar pasar desapercibida la noticia de la conformación del Frente Amplio integrado por el Pacto Histórico y un sector significativo de Alianza Verde que apoya la candidatura de Gustavo Petro, que se perfila con unas proyecciones y unas perspectivas de largo aliento, anunciando el comienzo no sólo del Gobierno del Pacto Histórico sino también el principio de la conformación de la unidad popular, con un programa una estrategia y una táctica de largo alcance para las transformaciones democráticas que necesita el pueblo colombiano.
Es más o menos lo que hemos venido planteando desde hace muchos años, acerca de la necesidad que tiene el movimiento popular de organizar un aparato político que tenga en cuenta un programa, una organización y una perspectiva de cambios democráticos profundos que abra los espacios y las puertas a un modelo de democracia socialista en Colombia.
Otro aspecto de la unidad que se ha anunciado y que hay que tener en cuenta como prioridad en el trabajo político es la construcción de un Frente Amplio en las diferentes regiones del país, teniendo en cuenta las condiciones económicas, políticas, sociales, culturales e históricas de las localidades regionales para poder interpretar sus necesidades más sentidas, y fundamentar el Frente Amplio en realidades concretas para lograr la viabilidad y sostenibilidad programática y política en un proyecto de largo plazo.
El Frente Amplio podría ser la mejor herencia que le dejaría el Pacto Histórico al pueblo colombiano porque sería la llave y el instrumento popular y democrático para la construcción de una nueva sociedad en paz, con justicia social y con una democracia avanzada que mira con optimismo la construcción de un modelo socialista en las condiciones colombianas.
Obviamente hay que aprender los métodos y las formas de gobernanza colectiva y pluralista desde los territorios y localidades para poder trascender las elecciones de cada cuatrienio, es decir, que cambien las personas pero que se conserven los objetivos programáticos de largo aliento.
No puede ser que en cada nueva jornada electoral se cambien las prioridades del trabajo transformador y que se olviden los objetivos programáticos fundamentales en beneficio de uno o de otro sector económico y social determinado, para lo cual debemos tener a la mano de todos los sectores sociales las líneas programáticas del Pacto Histórico, así como los dirigentes y las instituciones necesarias e indispensables para las transformaciones democráticas.
De manera que la noticia de la creación del Frente Amplio, tiene un interés especial ahora que el movimiento popular y la opinión pública democrática se aprestan y se disponen a ganar las elecciones presidenciales para el cambio del país, y es además una noticia trascendental, porque, como su nombre lo indica, es un Pacto Histórico de los diversos sectores democráticos y populares para construir una nueva economía, un nuevo Estado, y una nueva sociedad, e histórico porque vamos a construir un nuevo régimen político transformando el sistema capitalista depredador, injusto, corrupto y violento heredado desde la colonia, para transformar la situación de miseria, dependencia y e injusticia por un nuevo régimen democrático en Colombia.
Parece contradictorio y aparenta un dilema por resolver, pero veo mucho más factible la unidad de Petro con César Gaviria y el oficialismo liberal, que, con Fajardo, Robledo y De la Calle, quienes no van aceptar hacer campaña pública para votar por Petro en la segunda vuelta presidencial.
De tal manera que la propuesta de un compromiso público entre El Pacto Histórico y la Coalición Centro Esperanza para apoyarse en la segunda vuelta no pasa de ser un rosario de buenas intenciones, habida cuenta la posición explicita y pública de Fajardo, Robledo y De la Calle a favor del voto en blanco si no pasa su candidato a la segunda vuelta.
Otra cosa podría suceder con César Gaviria y el liberalismo oficialista: todo va depender de los resultados en las elecciones para Congreso y para las coaliciones presidenciales el 13 de marzo, y de la construcción de un programa sobre lo fundamental.
Así las cosas, con unos buenos resultados electorales en esta “primera vuelta”, para el Pacto Histórico, nada raro que se llegue a una alianza con César Gaviria y el Partido liberal, por supuesto que con base en un programa público de reformas para la transición democrática: salud, justicia, electoral, educación, laboral, pensiones, industrialización, seguridad y reforma agraria integral, atravesadas por la defensa del medio ambiente.
De cualquier manera, el 13 de marzo se abrirá la puerta para una nueva situación política que ojalá sea para que el Pacto Histórico ejerza la hegemonía colectiva en la construcción de una alianza democrática para el bien de Colombia