Estamos a pocas semanas de las elecciones municipales y regionales que escogerán 32 gobernadores, el alcalde de Bogotá, más de 1100 alcaldes y miles de ediles, concejales y diputados que configuran el mando de las autoridades públicas en los territorios de Colombia.
Este proceso político electoral presenta una diferencia sustancial con los ocurridos durante décadas, pues hoy, tenemos, por primera vez, un presidente de izquierda y progresista que ejecuta un programa de transformaciones democráticas sintonizadas con las demandas de la mayoría de los colombianos. Este es un hecho de gran trascendencia dado el presidencialismo del régimen político; situación que va a propiciar grandes reacomodos en los actores políticos de las regiones y localidades, pues, en principio nadie va a querer antagonizar abiertamente con el jefe de la Casa de Nariño, salvo algunos casos como el de Medellín y los candidatos de la ultraderecha militarista en plan golpista.
Realizada la inscripción de candidatos de todos los partidos, ahora viene una etapa de reconfiguraciones y ajustes en listas y candidatos.
Por el lado del Pacto Histórico la escogencia de los nombres propuestos para los distintos cargos no se ha dado en los mejores términos y con grandes dificultades dada las ambiciones personales, los caudillismos y la intriga transferida desde los vicios de las maquinarias clientelistas tradicionales.
El PH y las microempresas electorales que lo conforman –con sus flamantes jefes y jefas de viejo cuño- no han estado a la altura –salvo la excepción de Bogotá- de la actual transición democrática hacia la paz en que se encuentra el país.
Aunque la demoscopia y la previsión de la maquinaria mediática de la ultraderecha están anunciando un triunfo arrollador de los sectores golpistas de la ultraderecha y la derecha y una derrota estruendosa del Pacto H, es probable que los resultados no sean así el 29 de octubre.
Están ensillando sin traer las bestias.
Si bien es cierto los partidos tradicionales tienen mucho margen de maniobra en los municipios y departamentos, el Pacto Histórico -con un buen liderazgo desde las alturas bogotanas-, puede introducir una tendencia favorable mediante la conformación de los Frentes Amplios y de alianzas para la gobernabilidad de alcaldías y gobernaciones. Todo consiste en sanar las heridas dejadas por la inscripción de candidatos.
No todo está dicho sobre el 29 de octubre. Hay que tejer con pericia el poder popular local, aprendiendo de la acertada campaña presidencial de Gustavo Petro en el primer semestre del 2022.