En la caracterización del estallido social que “explotó” en Colombia desde noviembre de 2019 hasta junio de 2021 (interrumpido por la pandemia) hemos alertado sobre la tendencia a idealizar los estallidos al confundirlos con levantamientos y/o revoluciones.
Numerosos estallidos sociales se han presentado últimamente en el mundo. Muchos de ellos fueron canalizados por los imperios, las oligarquías y las fuerzas conservadoras (Egipto, Libia, Siria, etcétera). En Colombia, los estallidos sociales —desde siempre— han sido derrotados a punta de “plomo” por las castas dominantes y, luego, han sido “volteados” y puestos a su servicio para eternizar su poder.
Por ello, hemos insistido hasta la saciedad en algunos de estos aspectos:
Que fue un “estallido”, y por tanto, no fue programado ni controlado por nadie. Que a lo largo de los días, semanas y meses, la naturaleza del estallido fue cambiando de acuerdo a la dinámica y evolución de los sectores sociales en juego (y de la respuesta del gobierno).
Que detrás de ese fenómeno había un acumulado de causas justas y conflictos de diversa naturaleza. Fue una importante expresión de la diversidad y multiplicidad de fuerzas, movimientos y organizaciones sociales y políticas. Pero, para que ese potencial se convierta en algo transformador, se hace necesaria una efectiva dirección política (formal y/o no formal).
Hemos planteado que la falta de dirección política no es un problema solo de tipo “organizativo”, sino, fundamentalmente, de no contar con un objetivo claro y unificado. Es evidente que cuando las fuerzas del cambio portan algún grado de madurez pueden —sobre la marcha— dotar al movimiento de objetivos claros y conducirlo hacia triunfos que sirvan para acumular fuerzas.
Tal situación no se presentó en Colombia. Unos querían tumbar a Duque; otros, derrocar al régimen; unos más, negociar pliegos sectoriales; otros más, obtener réditos electorales; y algunos más, empoderarse en territorios para controlar y ampliar sus negocios mafiosos y oscuros.
Se ha demostrado que estaba más preparado el gobierno y la oligarquía (y el imperio) que las fuerzas populares. El gobierno (“uribismo”) infiltró las marchas y protestas para generar violencia; desacreditar y desgastar la protesta social; aislar y golpear a los sectores más “radicales”; asesinar jóvenes y crear terror con sus fuerzas policiales y paramilitares.
Y luego, finalmente, culpar a los sectores políticos de izquierda de todo lo ocurrido. En esa tarea están logrando relativos éxitos. Y, además, no podemos negar que algunos “grupos” que vienen de atrás (“ayer”) con sus concepciones y “sueños insurreccionales” (dado que no han evaluado en su fracasado trasegar guerrillerista) han influido en algunos sectores de la juventud y le han hecho el juego a las derechas y al gobierno con acciones aventureras y hasta suicidas.
Hoy que estamos en la fase de “aprovechamiento político” del estallido social es necesario reflexionar. No quiero desanimar a nadie, pero es indudable que algunos errores que se vienen cometiendo le están facilitando el trabajo sucio y criminal a la oligarquía, que va consiguiendo la deslegitimación y el desprestigio de las luchas populares. A pesar nuestro.
Poco a poco, las castas dominantes van unificando sus posiciones de derecha y de supuestos “centros” para derrotar una vez más en las urnas los anhelos de transformación que se expresaron masiva y creativamente en los primeros momentos del estallido social.
Un aporte “algo diferente” a la reflexión:
Al interior de los sectores que se han agrupado alrededor del Pacto Histórico se presenta en la actualidad un fuerte debate sobre la decisión (ya tomada) de organizar una lista “cerrada” para el Senado (“cámara alta” del Parlamento). En mi opinión, el verdadero problema es clarificar qué imaginario estamos construyendo para “enamorar” a las mayorías de la sociedad y cómo nos va “leyendo” la gente del común.
No obstante, asumo el análisis de lo que está ocurriendo; tanto de la evaluación del paro nacional (estallido ) como de los escenarios de participación en las elecciones legislativas y presidenciales del año entrante (2022), aplicando —breve y sintéticamente— el enfoque planteado por George Steiner con ocasión de su estudio de la Antígona, de Sófocles.
En su obra el escritor inglés plantea lo que considera son los cinco (5) conflictos (relaciones) que determinan—desde siempre— la condición humana: entre individuo y sociedad; mujeres y hombres; adultos y jóvenes; vivos y muertos; y humanos y dioses.
Durante el estallido social se expresaron de muchas formas esos conflictos y relaciones. En sus inicios se movilizó la multitud como un “todo”, las mayorías colombianas, más allá de clases y sectores, géneros, etnias, culturas y/o religiones se expresaron y arrumaron a Duque.
Poco a poco, la relación individuo/colectivo se fue expresando en su diversidad y particularidad. No existía la fuerza cohesionadora del “colectivo-social” y allí los intereses individuales-sectoriales fueron debilitando la enorme fuerza inicial.
Es normal que ello ocurra en una sociedad como la nuestra, que desde antes de la invasión europea y de la colonización ibérica-castellana ya era muy diversa y compleja. Pero además, se fue haciendo más diversa y compleja a lo largo de estos siglos, lo cual es positivo si lo valoramos en su potencialidad pero, a la vez, si contrarrestamos a la oligarquía que azuza y utiliza las diferencias para generar enfrentamiento y división.
A manera de brochazos rápidos veamos cómo se expresaron las otras cuatro “relaciones-conflictos” durante el estallido social y cómo juegan en la conformación de las listas del Pacto Histórico para las elecciones de 2022.
Las mujeres irrumpieron como nunca durante las protestas de estos casi dos años de movilización social. Fueron grandes protagonistas en marchas, en los performances artísticos en las calles, en las ollas comunitarias, y en general, en todas las acciones de protesta.
Es posible que a la hora de transformar esa fuerza real de las mujeres en representación política suceda lo que ocurrió en Chile, en donde ellas fueron mayoritarias a los hombres. Todo depende de las “formas” que se asuman en la conformación de las listas y de la decisión de ellas mismas.
Lo mismo ocurrió y puede suceder con los jóvenes. No obstante, se ha presentado una especie de idealización de algunos sectores de la juventud agrupada en la primera línea. El síndrome de Adán se ha querido estimular para intentar desechar las experiencias de luchas pasadas. El mismo gobierno juega a agudizar la contradicción entre jóvenes y viejos, e intenta “gremializar” a los jóvenes, como dice un amigo, con falsas propuestas de participación y empleo.
El conflicto-relación entre vivos y muertos se manifestó, entre otros fenómenos, con la desmontada (y en algunos casos) destrucción de estatuas y monumentos durante marchas y protestas. Otro compañero ha realizado un muy interesante debate y trabajo sobre dichos eventos y actitudes.
Y lo mismo, afloró y sigue aflorando la contradicción-relación entre humanos y dioses. La “tensión callejera” y muchos rituales de diverso tipo muestran como las gentes van derrocando ídolos e íconos, pero en medio de la pandemia y de la indignación, se presentan manifestaciones de nuevas espiritualidades que se expresan ahora como “vitalismos” y “animismos” de nuevo tipo.
Por ello, por todo lo anterior y por muchos otros fenómenos y sucesos que se quedan en el tintero, afirmo que “las elecciones de 2022 serán un reflejo del estallido social”.
Habrá de todo: alineados con la izquierda, desalineados, progresistas, organizaciones y movimientos sociales, outsiders, “centros” y “descentros”, liberales y conservadores residuales de todo tipo trepados y “colgados” de proyectos de diferente color y sabor.
También surgirán independientes de todas clases, “primeras y segundas líneas”, y de seguro, “votos en blanco” y abstencionistas radicales y tradicionales. Tal vez, como ocurrió en Chile, muchos de esos independientes sean los que salven la “papeleta” de las tendencias progresistas y democráticas que están en la mente de mucha gente.
Es lo normal, y así y todo, el pueblo y la sociedad colombiana van a avanzar. No como lo quisiéramos, pero se avanzará. Hay que ayudar como ciudadanos de a pie. Hay muchas formas de colaborar. Sin tanto fanatismo ni sectarismo. Con tranquilidad y creatividad, como si estuviéramos “marchando”. Ojalá superando tanto vicio y espíritu “grupista”.
Las derechas están en problemas, tendrán que unirse y mostrarán todo el cobre y su podredumbre. Por algo su subpresidente está preocupado y patalea como un tonto. Es bueno que patalee, no hay que tomarlo tan en serio.
Algunos escenarios posibles en la Colombia de 2022:
- Se genera el “efecto Chile”: la derecha se debilita, la izquierda se fortalece, pero el centro independiente logra mayorías moderadas.
- Se presenta el “fenómeno Ecuador”: la derecha se debilita, pero gana por causa de la división de la izquierda.
- Se da el “proceso de Bolivia”: la derecha y el centro se debilitan, y la izquierda gana con estrategias y posiciones moderadas.
- Se presenta el “fenómeno Perú”: en 1ª vuelta hay gran dispersión y en la 2ª se enfrentan los “extremos” con candidatos minoritarios; gana la izquierda por estrechísimo margen.
- Se repite la “Colombia de 2018”: La derecha se debilita, la izquierda crece, pero el centro ayuda a que la derecha gane usando su disfraz (como pasó hace cuatro años).
En esta última versión pueden darse dos (2) variantes:
- a) Que gane un candidato similar a Duque (el que diga Uribe); o
- b) Que gane un antiuribista parecido a Santos.
En Bolivia y Ecuador el centro es muy débil; en Chile, el centro se muestra más independiente; en Perú, el centro es disperso, indefinido y corrupto; y en Colombia, el centro es relativamente fuerte por miedo a las Farc. En Perú la derrota de Sendero Luminoso fue hace 30 años.
Notas:
El Espectador (10.08.2021). El petrismo y Gustavo Bolívar financian a los vándalos: Claudia López. https://www.elespectador.com/bogota/el-petrismo-y-gustavo-bolivar-financian-a-los-vandalos-claudia-lopez/
El Espectador (05.08.2021). Pacto Histórico se la juega por lista cerrada al Senado y en cremallera. https://www.elespectador.com/politica/pacto-historico-se-la-juega-por-lista-cerrada-al-senado-y-en-cremallera/
Steiner, G. (1987). Antígonas. Editorial Gedisa. http://juliobeltran.wdfiles.com/local--files/cursos:ebooks/Steiner_Ant%C3%ADgona
BBC (19.05.2021). Elecciones en Chile: ‘El problema de la subrepresentación de las mujeres no era cultural, sino un tapón de los partidos políticos que bloqueaban su ingreso. Fernanda Paúl
BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57170732
El Unicornio (21.06.2021). La Conquista: ni leyenda rosa ni leyenda negra. Jorge Senior. https://www.elunicornio.co/la-conquista-ni-leyenda-rosa-ni-leyenda-negra/
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