Con machetes, cuchillos y piedras las dos barras bravas de Nacional y el Deportivo Independiente Medellín se enfrentaron cientos de veces por el color de la camiseta. Las batallas campales ocurrían en las estaciones del Metro, en el centro de la ciudad y en el Estadio Atanasio Girardot. Los muertos que han dejado las peleas se cuentan por decenas y las comunas de Medellín se convirtieron en territorios de control de los dos grupos.
Pero el problema no se registró solo entre las dos hinchadas paisas, también se encrudeció la rivalidad con las barras de Bogotá y Cali. En los últimos dos años las peleas en las diferentes ciudades han dejado varios heridos. El último hecho registrado se presentó en septiembre de este año, cuando dos hinchas del Medellín murieron luego de que se citaran con otros seguidores de Nacional en El Santuario (Antioquia). Los jóvenes estuvieron desaparecidos hasta que encontraron sus cuerpos en un río. Al intentar huir de la gente de Nacional, saltaron al río en donde murieron ahogados.
En 2014, el entonces alcalde de Medellín Aníbal Gaviria le prohibió la entrada al estadio a las dos barras bravas: La resistencia del norte (DIM), y Los del Sur (Nacional). Con la medida, los clásicos paisas perdieron mucho más de lo que ganaron y lo que siempre se había vivido como una fiesta quedó enmarcada por la soledad y el silencio en el estadio. Sin embargo, desde hace seis meses la misma alcaldía de Medellín, ahora bajo el mando de Federico Gutiérrez, les quitó la restricción a las hinchadas y creyendo que la situación se podía controlar de otra manera. Desde la Secretaría de Juventud se creó ‘Así se canta el fútbol’, un programa en el que los dos grupos musicales de las barras bravas se unieron para hacer música juntos y acabar con la violencia que vivían en los últimos años.
La Murga del Indigente, banda del Medellín, y la Banda Los del Sur, de Nacional, empezaron a ensayar las canciones populares de ambos equipos y, junto a la sinfónica de la Universidad de Antioquia, demostraron que la rivalidad debería existir solo en la cancha. En lo que va del año los tres grupos han tocado en cuatro ocasiones y el espectáculo siempre ha terminado en una ovación de plausos. El último tenía un toque especial: se haría en el Estadio Atanasio Girardot justo antes del partido entre Nacional y Medellín y con las dos barras en las gradas alentando a su equipo después de dos años.
Aunque todavía se han presentado varias dificultades y la rivalidad todavía existe, las peleas entre las hinchadas dejaron de ser el pan de cada día. El concierto fue todo un espectáculo y más de 140 jóvenes hicieron retumbar sus instrumentos en la mitad de la cancha. Y a pesar de que el estadio no estaba completamente lleno, el apoyo de los hinchas fue evidente. Al final, entre aplausos y risas, las dos bandas se despidieron para seguir la fiesta, ahora desde las gradas en donde continuaron defendiendo los colores de su camiseta, pero al ritmo de los tambores y las trompetas.