Leemos todos los días comentarios acerca del sinfín de candidatos a la presidencia de Colombia intentando descifrar si son de derecha, de centro, de izquierda, de ultraderecha, de ultraizquierda, de centroderecha, de centroizquierda, pero no es posible hallar uno que se declare de ultracentro.
¿En qué consiste la derecha? Desde el punto de vista de la política, el término generalmente se refiere al sistema que defiende la libre empresa, la propiedad privada y favorece las ideas socialmente tradicionales. Este grupo presenta puntos de vista conservadores, capitalistas y nativistas o populistas de derecha, siendo estos últimos aquellos que le dan mayor preponderancia al ciudadano de nacimiento frente al inmigrante, con excepción de los indígenas que, para ellos, no deberían existir, ni hacer mingas, ni turistear por el país.
La ultraderecha va más allá de los enunciados anteriores y es anticomunista, autoritaria, ultranacionalista y posee y se enmarca en ideologías y tendencias como la supremacía racial, teocracia, xenofobia, homofobia, etcétera. La ultraderecha conduce a la opresión, a la violencia política, a la “limpieza social” o étnica y al genocidio de poblaciones consideradas como inferiores y una amenaza para el grupo dominante del momento. Y a esto le agregamos el peso enorme de la religión, de su influencia, de la imposición de creencias y dogmas y del irrespeto a los no creyentes.
En este rango operan, entre otros, los siguientes mandamientos:
- Matrimonio hasta que la muerte los separe (pero si hay plata se puede anular)
- Obediencia de la mujer al marido
- No al aborto
- No a la eutanasia
- El ateo se condena
- No a la comunidad LGBTIQ (parias sin derechos)
- Siempre habrá pobres porque así lo dispuso Dios y, por ende, no es menester ayudarles a salir de ese esquema
- Se aceptan las clases sociales, que se diferencian por el monto de sus ingresos y el estrato en que viven.
- Mayor ingreso y mejor estrato equivale a “los buenos somos más”.
- Me asalta la memoria un procurador de apellido Ordóñez que quemaba libros
¿En qué consiste la izquierda? La política de izquierda apoya la igualdad social versus la jerarquía social y, generalmente, incluye preocupación y convencimiento de que existe una desigualdad injustificada que debe abolirse o, al menos, reducirse.
Resumiendo, el inicio de la “izquierda” se dio cuando los pueblos se rebelaron contra las monarquías, se apoyaron las revoluciones, surgieron los independentistas, seguidos del socialismo, anarquismo, movimientos laborales, marxismo, social demócratas, sindicalismo y, más recientemente, movimientos de derechos humanos, feministas, LGTB, y ambientalistas, entre otros. Todos buscando mayores oportunidades de vida digna.
A lo largo de mis 73 años de vida he sido testigo de los horrores de la derecha y también de la izquierda. No está de más recordar la Guerra Civil en los Estados Unidos de América, las dos guerras mundiales, el Holocausto, los pogroms, el horror de la invasión japonesa en China, los fracasos de Cuba, Venezuela, Chile (tanto de la izquierda como de la derecha), Tiananmén, la Unión Soviética, Iraq, Afganistán y muchos más donde ninguna de las dos direcciones logró mejorar condiciones de vida y terminaron o continúan en horror, desigualdad, y/o esclavitud.
En Colombia hay desigualdad, falta de oportunidades, inequidad en el acceso a la educación, racismo, discriminación de género, esclavitud disfrazada y una RAMPANTE CORRUPCIÓN que deben ser erradicadas, y el costo de lograrlo, todo parece indicar, será enorme y el camino largo y culebrero.
Es hora de que los candidatos serios (si es que los hay, pues aún está por verse si realmente desean servir al país o empezar o continuar como emprendedores) pongan las cartas sobre la mesa y se definan, propongan programas viables que logren cambios basados en la colaboración y el respeto y no en la continuidad de la polarización, que se implementen hacia la construcción de un futuro para las nuevas generaciones y que no se aprovechen de los miedos fríamente generados para la continuidad de poderes oscuros y maquiavélicos.
No estamos para máscaras, pasamontañas ni antifaces, y mucho menos para escuchar interminables currículos. Si los candidatos quieren ser elegidos, que hablen duro y claro y dejen los egos a un lado. ¡Pero sobre todo defínanse!