El mal funcionamiento del metro vuelve a ser noticia en Medellín. La operación ha presentado fallas que llevaron a suspender hasta tres veces en el dia la operación del sistema.
Jorge Mario Tobón, gerente Social y de Servicio del Metro, dijo que se trató de hechos excepcionales y aislados que tuvieron que ver con asuntos técnicos de los trenes. Explicó que en los 19 años que lleva funcionando el metro, el número de usuarios pasó de 220.000 a 780.000, los trenes están desgastados y los mantenimientos se hacen más frecuentes. Para finales del 2015, van a llegar nueve vagones nuevos y para el 2018 llegarán 48 más.
La versión del funcionario da tranquilidad. Pareciera que todo está calculado. Pero en realidad, contrasta con una reciente sanción impuesta por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, la autoridad encargada de vigilar el transporte en Medellín y las ciudades vecinas. El pasado 15 de septiembre, el Área Metropolitana condenó al Metro de Medellín a pagar una multa 92,4 millones de pesos por no tener programas de reposición y mantenimiento de sus equipos. Ver Resolución 1238
El dinero que debían tener disponible para hacer mantenimiento a los trenes y reponer los viejos se gastó en otros asuntos que el Metro no ha sabido explicar. Eso concluyó la investigación del Área Metropolitana, que se puede leer en la Resolución 880 del 18 de julio de 2014.
Lo que está en juego no es menor. Según el Área Metropolitana, se puede presentar una “parálisis total” del metro de Medellín si la plata del mantenimiento y la reposición de trenes no aparece.
El dinero que debería estar disponible lo han aportado los mismos usuarios desde 1996. La tarifa que ellos pagan se divide en rubros que tienen destinación específica para los costos de operación, administración, mantenimiento y reposición de trenes viejos.
Ese dinero no se puede gastar en nada diferente, según reitera el Área Metropolitana, porque esta es la forma como los mismos usuarios garantizan que el servicio de transporte se les preste en el futuro. Y es la manera de la empresa sostener sus gastos administrativos y la operación. Eso lo determina desde hace tiempo la Ley 86 de 1989 en su artículo 14.
Por eso, cada año, el Metro hace cálculos sobre las tarifas que van a cobrarles a los usuarios, previendo que a ellos se les trasladan aquellos costos. La Junta Directiva del Metro entendió lo que debía hacer y en el 2003 creó dos fondos. Uno para guardar el dinero de la reposición de los trenes, adscrito a la Gerencia General del Metro. El otro para conservar el dinero del mantenimiento, que quedó adscrito a la Gerencia de Operaciones.
En la junta de socios del Metro del 25 de marzo de 2010, el gerente de la empresa, Ramiro Márquez, entregó un mensaje del presidente Álvaro Uribe. El mandatario había ordenado crear un “bolsillo grande” con lo que pagaban los usuarios.
Aquel “bolsillo grande” terminó siendo, precisamente, la plata que los usuarios habían aportado para reponer los trenes. Eso queda claro en el acta de la reunión de junta directiva del 15 de noviembre de 2011. Ese día, el propio gerente Márquez dijo: “si este fondo no se respeta y cuida, le va a tocar a los socios aportar un monto de dinero para atender esta repotenciación que costaría alrededor de 150 millones de dólares”. El Área Metropolitana encontró que ese “bolsillo grande” era manejado como excedentes de caja de los que se podía disponer libremente. Plata de bolsillo.
Al cruzar la información, se encontró que para abril de 2014 había 283.166 millones de pesos y para el 18 de junio de 2014 el monto había descendido a 250.482 millones. El Área Metropolitana determinó que para la fecha debía haber en ese fondo 794.434 millones.
Cuando los investigadores pidieron cuentas de lo que se estaba haciendo con el dinero, vinieron sorpresas. En un primer momento, el Metro dijo que se habían gastado la plata pagando seguridad social y pensiones, que debían estar cubiertos entre los costos administrativos. Después reconocieron que se gastaron 360.000 millones de pesos sin el visto bueno de la Junta Directiva. No se sabe si van a reponer la plata ni de dónde va a salir.
Si bien la junta había aprobado inversiones, decidió sacar el dinero del presupuesto de la empresa y que se hicieran préstamos, para no afectar el fondo de mantenimiento y reposición. La gerencia del Metro no acató. Entre la Junta Directiva del Metro se encuentran figuras como los ministros de Transporte y Vivienda, el Gobernador de Antioquia y el Alcalde de Medellín.
Este hecho le permitió al Área Metropolitana encontrar que en los diez años que llevan creados los fondos para mantenimiento y reposición de trenes, la plata se la ha gastado el Metro sin control. Hasta comprometieron ingresos futuros del fondo en préstamos y ni siquiera informaron a la Junta Directiva.
La revisoría fiscal, que debía informar a la Junta de la situación financiera, nunca vio nada y decía en sus informes que el dinero se gastaba conforme a lo decidido en asambleas. La Contraloría tampoco reportó hallazgos. El Área Metropolitana, en un análisis propio, encontró falta de rigor en el manejo del dinero y gastos que no debieron hacerse y decidió imponer la sanción.
El Metro alegó que tiene autonomía para manejar su plata y que ninguna norma los obliga a implementar programas de reposición y mantenimiento ni límites al uso del dinero que reciben, también insinuó que la autoridad que impuso la sanción quiere desconocer el buen nombre de la empresa y el crecimiento que ha tenido.
Entre tanto, los usuarios soportan cada vez más impacientes las recurrentes fallas en el sistema de transporte.