Colombia es un país donde las mujeres aún están en una posición menos favorecida con respecto a los hombres, así lo indican hallazgos de ONU Mujeres. Un gran trabajo se está haciendo para lograr que las juntas directivas de los emisores de valor del país alcancen el 30 % de participación femenina, cuyo objetivo amplía la oferta para el género en altas gerencias. Tras las últimas elecciones de asambleas generales hubo un pequeño pero significativo aumento del 18,7 %, 1,7 puntos porcentuales por encima del número que se había mantenido en el país durante varios años. Sin embargo, aún son muchas las barreras que mantienen al género muy por debajo en la participación de altos cargos.
Alexander Guzmán, coordinador del Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Cesa, explica cinco de las razones por las cuales las mujeres del país no alcanzan suficientes cargos altos en las empresas.
- “La mujer debe estar en casa”. En América Latina, un porcentaje de la población (cercano al 20 %) considera que la mujer debería quedarse en casa a cuidar a los hijos. Lo anterior implica considerar al hombre como proveedor del hogar. Esto lleva a privilegiar al hombre, especialmente padre de familia, con cargos de mayor responsabilidad y con mayores asignaciones salariales. Por el contrario, la mujer con hijos tiende a tener una menor probabilidad de ascenso y menores compensaciones salariales por un trabajo de igual valor al que puede desempeñar un hombre en la misma posición.
- “El trabajo de los hombres es de más calidad”. Investigaciones sobre sesgos inconscientes han mostrado que el trabajo que desarrolla el hombre puede percibirse de mejor calidad en comparación con el trabajo que ejerce la mujer, basado en preconcepciones y no en hechos fehacientes, reales o comprobados.
- “La mujer ejecuta la mayor cantidad de trabajo no remunerado en el hogar”. En todas las estadísticas que generan entes gubernamentales, como el Dane, la mujer hace, en su gran mayoría, el trabajo no remunerado que se deriva de las tareas del hogar. Lo anterior hace que las mujeres cuenten con menos tiempo de descanso y pueden ver afectada su productividad laboral al exponerse a una sobrecarga de tareas, y experimentar el Síndrome del Quemado. Sin mayor colaboración en la distribución de estas tareas en casa, seguirá siendo muy desafiante para la mujer asumir cargos de mayor responsabilidad en los gobiernos corporativos, donde consecuentemente, se espera mayor productividad y dedicación por parte de la persona a cargo.
- “La homosociabilidad o el dominio de los hombres en los cargos de liderazgo”. Más del 90 % de los cargos de presidencia, gerencia general o dirección ejecutiva, y más del 80 % de los puestos de junta directiva son ocupados por hombres. De acuerdo con investigaciones previas, cuando un espacio en particular está dominado por un género, es más probable que lleguen personas de ese género. En el caso de Colombia, dado que las juntas directivas y las posiciones de alta gerencia están ocupadas mayoritariamente por hombres en Colombia, es más probable que las nuevas personas que llegan a ocupar estas posiciones pertenezcan a este género.
- “Los pisos pegajosos y techos de cristal”. Algunas posiciones que se asocian a bajos niveles responsabilidad son frecuentemente ejercidas por mujeres. Existen sectores en donde predomina la contratación de un género en particular por estos sesgos culturales. Al empezar su ejercicio profesional en posiciones operativas, la mujer encuentra mayor dificultad para ascender en la organización. Lo anterior no solo porque parte de un punto más bajo en la estructura empresarial, sino porque encuentra barreras invisibles, reconocidas como techos de cristal, que generalmente obedecen a patrones culturales sustentados en los puntos abordados previamente.
Marcela Carrasco, fundadora del Club del 30 % y presidenta de la División Andina de Mastercard, defiende la idea de fomentar el balance de género en las juntas directivas de las empresas. La situación trae beneficios para los negocios, las compañías y para la economía en general. Con una inclusión de al menos el 30 % de mujeres en juntas directivas, las empresas alcanzan entre el 8 y el 13 % de incremento en el rendimiento sobre los activos (ROA); con un 25 % de mujeres en posiciones de liderazgo se genera, en promedio, un incremento del 4 % sobre los retornos de los flujos de caja y del 8 % de crecimiento en ventas. Estos resultados pueden hasta duplicarse si el balance es del 50 %.