Las mal llamadas “fiestas” en corralejas no son más que una práctica inculta que abre una brecha social bastante amplia, defendidas por algunas personas bajo el concepto de cultura, pero vale la pena pensar y reflexionar si estas prácticas taurinas son realmente culturales o no. Por eso, citaré a André Malraux quien en 1976 definió a la cultura como "La liberación del hombre, liberación de la ignorancia, de la mendicidad política; la cultura se nos presenta como el conocimiento de lo que ha hecho del hombre otra cosa que un accidente del universo". Muy puntual y certero Malraux, aunque fastidioso para los que buscan defender las corralejas de toros, puesto que, este concepto va en contra de las prácticas que se realizan en las corralejas. Sobre todo, en el punto de liberarse de la mendicidad política porque esto reina en ese espectáculo. Ya que la gente que no tiene recursos para comprar una boleta, se dirigen a los “doctores” es decir a alcaldes, concejales, y todo aquel que por azar o por error están en un cargo público para que les regalen un pase para ir a degustar el hermoso espectáculo donde se muestra a flor de piel el maltrato, el peligro, la sangre, la muerte y el dolor. Muchas veces, los “doctores” aprovechan estas artimañas para pedir votos, lo que agrava más la situación.
Además de no ser una práctica cultural, ya que la cultura “debe ser aporte y no sustracción, pero no cualquier aporte. Debe ser sustancial, trascendente. Una contribución que amerite el conocimiento de la sensibilidad humana” es una práctica cruel donde se expone lo más sagrado que es la vida. Un espectáculo donde los ganaderos tiran dinero al toro con la única intensión de que los pobres se acerquen a él y así mostrarle al público la ferocidad de su toro y la muerte del ser humano. A este acto se le debe llamar despreciable e indigno.
Surge otros argumentos que van en contra de las fiestas en corralejas, los cuales son: el nivel de inseguridad, robo, atraco y riñas se eleva en los días que duran estas “fiestas”. Las corralejas de toros tienen un costo de aproximadamente 400 a 450 millones de pesos, de los cuales el gobierno no pone un centavo, lo que quiere decir que el dinero sale únicamente del pueblo. Afectando de esta manera su economía. Contrario a esto, el gobierno de turno pide dinero y entradas para dar el permiso. Sin pensar en el gran número de caballos muertos y cortados, siendo esto, algo repugnante.
La corraleja de toros no se ajusta al concepto de cultura, por el contrario, se ajusta más al concepto de atraso, de incultura y de barbarie. Y como diría un político y matemático colombiano: “la vida es sagrada, la vida es sagrada”. no podemos permitir que una espectáculo donde su mayor propósito es enriquecer a ganaderos, a costillas de la muerte de gente pobre (pocos casos hay, en donde muere gente adinerada en corraleja) siga cobrando importancia y ganando debates (en muchos casos sin argumentos). Aunque cuando se habla de atentar contra la vida, no hay argumento sólido que fundamentar un debate.
