Todas las marchas, sin excepción, obedecen a intereses y factores políticos —amenazas, disuasión o cortinas de humo, según el caso—. Con ellas buscan inflamar o enardecer, desorientar o controvertir, con fines claramente desestabilizadores, el orden público, generando caos, anarquía y desorden.
Con dichas protestas, además, la oposición rabiosa y malintencionada, que todo lo tergiversa, lo acomoda a su discurso febril y perverso, cargado de odio y mentira, busca vender una falsa realidad nacional de falta de gobernabilidad e incapacidad de mando del ejecutivo. Sin embargo, lo que les molesta más es la actitud serena y ponderada del novel presidente, que con timón firme navega al filo de contrarios vientos y entre ocultas sirtes, evitando las confrontaciones estúpidas que alimentarían las llamas demagógicas y populistas.
El presidente conoce la perversidad de estos colectivos y de lo que son capaces de hacer para satisfacer sus deseos sombríos de revanchismo, ego y poder. Todo esto con aliados poderosos a la sombra, entre los que se encuentran no solamente las hipócritamente desmovilizadas Farc, sino el comunismo internacional, algunos sectores de la academia y medios rabiosos de izquierda —mimados generosa y mermeladamente por el gobierno anterior— que ahora en cruzada común se disfrazan de manera solapada en las redes sociales para cautivar con un discurso convincente pero mentiroso a la mayoría de incautos colombianos de bien, en su mayoría jóvenes, para crear una poderosa franja de opinión que responda a los llamados de los verdaderos titiriteros que buscan crear una especie de gilets jaunes (chalecos amarillos) en Colombia.
Dicho movimiento nacería sin cabezas visibles, sería calcado y disfrazado, apareciendo de manera ingenua y bondadosa como un rechazo al sistema desigual, invadiendo las redes, creando falsa solidaridad, apoyo, resistencia, conciencia y protesta social. Lo anterior con mensajes y vídeos sensibles sobre el cambio climático, la ideología de género, los derechos humanos, el fracking y el medio ambiente, los cuales supuestamente están siendo o serán vulnerados y desconocidos por el Estado corrupto y paraco. ¿Qué tal?