Carlos Ramón Zapata Rendón solía sorprender a sus clientes con una historia según la cual supo ganarse la confianza de la DEA el día que reveló que el príncipe saudí Nayef Bin Sultan Bin Fawwaz Al Shaalan llevaba en su avión privado cargamentos de cocaína colombiana para financiar a Al-Qaeda.
La narraba en un salón reservado de un hotel del norte de Bogotá, a donde iban a buscarlo narcotraficantes interesados en sus servicios, ya fuera en negociar su entrega a Estados Unidos, o bien en borrar las huellas de su historia criminal para hacerse inmunes a la extradición.
Zapata explotaba bien su condición de delator de alto vuelo y la fama que significaba para él haber sido encarnado con el alias de ‘Anestesia’ por el actor Andrés Parra en la serie de televisión El cartel de los sapos. Después de esa apología en horario triple A, todos los interesados supieron cuál fue su papel en la vida real y cruenta del cartel de Medellín.
Médico de formación, Zapata había preferido unirse al mundo de la mafia y huir del país en 1999 para ponerse a salvo de la Operación Milenio, lanzada por el entonces fiscal Alfonso Gómez Méndez, con el apoyo de la Policía y de Washington. Prefirió llegar a Miami por sus propios medios y presentarse voluntariamente ante la DEA, lo que lo ponía en una condición distinta a lo de otros capos capturados en suelo colombiano.
Con ese perfil y con su oferta de servicios, que incluía contactos expeditos con la Fiscalía y la Policía, al personaje difícilmente se le escapaba un cliente. Según el expediente abierto en su contra, algunos de los narcos interesados en sus servicios pudieron conocer en persona a la fiscal Ana Catalina Noguera Toro y al coronel Ricardo Alberto Durán, uno de los oficiales más destacados en la DIJÍN.
El Fiscal Néstor Humberto Martínez nombró a Ana Catalina Noguera directora de la Unidad de extinción de Dominio el 23 de julio de 2018.
En esas condiciones, a nadie le importaba verificar la veracidad de la historia sobre la delación contra un miembro de la nobleza árabe. Lo cierto es que 1,2 toneladas de cocaína que hacían parte de los cargamentos movidos por el príncipe saudí cayeron en Francia y España en mayo de 1999 y hasta ahora ‘Anestesia’ no ha demostrado tener en su poder obras originales de Goya y Foujita con el que un coleccionista de arte socio del príncipe les habría saldado la deuda a los narcos colombianos proveedores de la droga.
Es probable que la historia no le interesara tampoco a la entonces fiscal Noguera cuando aceptó hacerse socia de Zapata. La existencia de esa sociedad delictiva quedó confirmada el martes 14 de febrero, cuando ella aceptó ante el juzgado 27 de garantías de Cali los cargos que le imputó la Fiscalía por los delitos de fraude procesal, violación ilícita de comunicaciones y violación de datos personales.
Las pruebas recopiladas en su contra sugieren que la ahora exfiscal utilizó la información que pasó por sus manos cuando se desempeñó como delegada para las Finanzas Criminales y como directora de Extinción de Dominio, Ana Catalina Noguera Toro. Lo hizo no solo para ayudar a los clientes de Zapata, sino para que juntos pudieran extorsionar a otros potenciales extraditables que habían acudido a ellos para utilizar sus servicios.
Fotografías exhibidas durante la audiencia de imputación de cargos revelan que mientras fue funcionaria judicial ella se reunía también con Ignacio Álvarez Meyendorf y con Gabriel Puerta Parra. Álvarez y Puerta tenían algo en común con Zapata: habían estado presos en Estados Unidos. Uno de sus encuentros se produjo en julio de 2020, mientras el país se encontraba confinado por causa de la pandemia Covid-19, en una finca de Puerto Boyacá, en el Magdalena Medio.
Audiencia de Ana Catalina Noguera
Oriundo de Palmira y educado en prestigiosos colegios de Cali, Álvarez Meyendorf sí habría sabido reconocer el valor de un Goya o un Foujita. Quienes lo conocieron en los tiempos de su juventud recuerdan que tenía amplios conocimientos sobre historia del arte y cultivó. Sus destrezas en el mundo de las finanzas lo aproximaron a miembros del cartel del Norte del Valle a quienes les multiplicó sus fortunas a través de inversiones que blanqueaban sus activos.
Conocido como ‘Mechas’, Álvarez llevó a ese submundo a su hermano Juan Fernando y ambos aparecerían reseñados como cabezas de una organización conocida por la Policía Antinarcóticos y por la Policía Fiscal y Aduanera como ‘la Junta Directiva del Pacífico’. En diciembre de 2022 Ignacio fue detenido cuando intentaba ingresar a Argentina, donde vive su familia, y desde entonces no se ha sabido más de él.
Gabriel Puerta, el tercer acompañante de la entonces fiscal Noguera, ha tratado de dejar atrás su pasado como narcotraficante a través de actividades ganaderas. La justicia penal presume que ellos tres le ayudaban a la funcionaria a tender puentes en otros interesados en comprar su información.
Cuando la Fiscalía y la DEA comenzaron a sospechar de ella al enterarse de sus encuentros con Carlos Zapata Rendón ella adujo que necesitaba ese contacto porque estaba recogiendo información para documentar un caso de corrupción judicial. Algo similar alegó el coronel Ricardo Alberto Durán cuando fue capturado. Dijo que Zapata no era para él más que una “fuente humana” que le proveía parte importante de la inteligencia que le había permitido concluir operaciones de alto impacto en la lucha contra el crimen.
Las investigaciones que estaban en curso hasta la segunda semana de febrero cuando Ana Catalina Noguera fue capturada frente a su apartamento en Bogotá, no existían pruebas sobre un posible enriquecimiento ilícito, derivado del lucro que habría obtenido de su actuar ilegal. Por eso al cargo principal de fraude procesal, cometido al interferir el curso de expedientes por narcotráfico y otros delitos relacionados, fueron sumados otros relativamente menores.
Ella misma aceptó que utilizó los servicios de un intendente de la Policía Para interceptar, sin autorización judicial, el teléfono de la compañera sentimental de un exnovio suyo con el propósito de comprobar alguna infidelidad que le permitiera recuperar a su viejo amor.
En las audiencias han sido expuestos organigramas sobre la existencia de una organización más amplia de la integrada por la fiscal, Zapata y el coronel Durán. Algunas capturas que están pendientes confirmarán o descartarán si hay puntos funcionarios judiciales comprometidos.
Las actuaciones de Ana Catalina Noguera durante los dos años y cuatros meses que estuvo vinculada a la Fiscalía serán miradas con mayor detenimiento. El entonces fiscal Néstor Humberto Martínez Neira la llevó al cargo de directora de la Unidad de Extinción de Dominio el 23 de julio de 2018. Su sucesor, Francisco Barbosa, la trasladó al posesionarse el 13 de febrero a la delegada para Finanzas Criminales.
En su libro Los principios no se negocian (Planeta, 2021) el general Juan Carlos Buitrago, exdirector de la Policía Fiscal Aduanera recuerda que en 2019 visitó en su despacho al fiscal Martínez Neira para pedirle apoyo en la creación de una estructura especial de investigación contra algunos de los más destacados criminales integrantes de la famosa “Junta directiva”. El equipo quedó integrado por la Unidad delegada para las Finanzas Criminales y la Unidad de lavado de Activos y fue reforzado por la Unidad de Unidad de Información y Análisis Financiero del Ministerio de Hacienda. Sin embargo, a mediados de 2020, cuando las operaciones estaban a punto de dar frutos fueron relevadas súbitamente las fiscales a cargo, Claudia Carrasquilla y Luz Ángela Bahamón
Aunque el general Buitrago no lo menciona en su obra, con el relevo quedó a cargo la fiscal Ana Catalina Noguera y los resultados esperados nunca se produjeron. No es descartable entonces que sus malas compañías, de las que hacían parte -según la evidencia gráfica- Ignacio Álvarez Meyendorf tuvieran ya influencia sobre ella.
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