Una cuestión es irse a otra ciudad o país en la búsqueda de nuevas experiencias, crecimiento personal o gusto, a tener la obligatoriedad de marcharse por encontrarse en un sitio donde las oportunidades sencillamente no existen o no son suficientes. Y este fenómeno pasa con cotidianidad en nuestro país.
Las ciudades intermedias en nuestro país sufren de un gran abandono estatal. No es gratis que tanto Bogotá, Medellín y Cali tengan llegadas masivas de personas de todo el país que buscan mejores oportunidades laborales, educativas, recreacionales y culturales. Este fenómeno social de inmigración interna no es sostenible en el tiempo y los resultados de su inestabilidad han generado diferentes situaciones complejas de orden social. El problema ha comenzado a desbordarse.
Las ciudades intermedias necesitan mayor inversión en los sectores de educación, salud, empresa, cultura, deportes, entre otros. Necesitan de una mayor presencia estatal que tenga la capacidad de garantizar una infraestructura adecuada y digna para que sus habitantes no tengan la necesidad de tener que dejar sus lugares de nacimiento por obligación.
Además, construir infraestructura y modernizar las ciudades no es solo edificar nuevos centros comerciales o apartamentos de interés social o privados. Se necesita motivar la inversión nacional y extranjera que a través de sucursales o empresas incentiven el empleo, la investigación, el mejoramiento en la calidad de vida, y así mejores oportunidades en el orden social de estas ciudades.
Igualmente se necesita fortalecer el control del Estado en estas ciudades, que la corrupción no siga dominando las esferas más alejadas de los centros de poder. No pueden volver a pasar sucesos como los Quibdó e Ibagué en los anteriores Juegos Nacionales.
Bogotá, Medellín y Cali no pueden seguir soportando en sus espaldas la carga económica y social del país. Simplemente su infraestructura no esta en la capacidad de soportar tanto peso y no cuentan con las herramientas para garantizar calidad de vida a tantas personas.
Si queremos un mejor país, si queremos realmente aprovechar la desmovilización parcial de las FARC, es en las ciudades intermedias donde se tiene que invertir y llevar a cabo la mayor logística de intervención socioeconómica. Colombia es mucho más que Medellín y Bogotá, de eso no nos podemos seguir olvidando.