En la Revista Semana del sábado la portada fue el presidente Iván Duque con una leyenda que muchos consideraron laxa: “Primer año de Aprendizaje”. Inmediatamente se desató una tormenta en redes y le achacaban el gobiernismo de la revista. Es que no era para más. Duque ha demostrado ser una presencia inocua, casi que inexistente, dominada por fuerzas extrañas que han sabido utilizar la figura del presidente marioneta para mandar y sacar tajada.
Necesitamos que Duque deje de pelear las guerras de Uribe y se mantenga en su posición de cuidar al pueblo colombiano. Que intente disminuir las cifras de desempleo que ya subieron a las dos cifras, que se detenga la matanza de líderes sociales, que se apersone para evitar que las multinacionales saqueen nuestras selvas, nuestras montañas, que se detenga el saqueo del subsuelo que vienen imprimiéndonos en los últimos 500 años. Que cumpla lo que dijo el 7 de agosto del 2018 cuando afirmó que no gobernaría para la elite que lo eligió sino para todo el mundo.
De verdad que parecería que volvimos a lo peor de lo peor. El triunfo de Egan Bernal podría un poco terminar de confundirnos a todos: el último año ha sido el más oscuro en mucho tiempo. No estamos optimistas, ya ni siquiera podemos viajar al exterior como en la época de Santos cuando el mundo entero nos recibía. Hasta hace poco, cuando se respiraba paz, las multinacionales llegaban a invertir a Colombia. Se pensaba que a ese ritmo la pobreza terminaría en 50 años. Pero bastó solo este infausto 2019 para volver a morder la lona.
Duque acaba de llegar de China, un viaje maratónico en donde fue recibido, en medio de su cumpleaños, con una desafortunada versión de Música ligera tocada por el ejército y qué decir de la de Andrés Calamaro Mil Horas. Duque fue a China a pasear, vendió una cantidad ridícula de aguacate y unos bananos que ya también estaban negociando. Lo más importante, implementar recursos y convenios para la educación, ni siquiera fueron revisados.
No, el doctor Duque no está para hacer aprendizaje como quiere hacernos creer la revista Semana. Duque necesita saber que la Economía Naranja lo único que sirve es para arruinar a los verdaderos artistas, no los uribistas artistas que para lo único que son buenos son para formular proyectos. Duque debe saber que sus embarradas, acabar con el proceso de paz, llenar de muertos el país con una fuerza pública que dispara y no media, que la división a la que parece condenarlo su jefe directo, el presidente Uribe, la poca confianza de la inversión extranjera nos están arruinando. Una tristeza este primer año