La entrega de los estados financieros por parte de Ecopetrol la semana pasada nos deja un sinsabor como el que dejó la pérdida de un partido de la selección Colombia donde se concluyó que “perder es ganar un poco”.
El nuevo presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry, señaló que en el primer trimestre de 2015 los resultados son positivos frente a las pérdidas del último trimestre de 2014. También resaltó que la producción de petróleo se incrementó y que eso es positivo (aunque solo creció el 1%).
Sin embargo, las cifras no cuadran y la empresa señala que eso ocurre por la adaptación de la contabilidad de Ecopetrol a las NIIF - Normas Internacionales de Información Financiera-. Pero lo más extraño es la enorme caída de la utilidad neta. El exministro de Minas, Amylkar Acosta, señaló que entre el primer trimestre de 2014 y el de 2015 el precio del petróleo tuvo una caída cercana al 50% pero la utilidad neta se redujo 95% (El espectador 13-05-15).
En los medios, el nuevo presidente ha anunciado medidas y ha convocado a las organizaciones sindicales para el martes 26 de mayo con el fin de anunciarles lo que ha llamado “el convoy de la transformación”, que seguramente significará la entrega a multinacionales de más de 200 campos menores que son rentables para ellas, pero ilógicamente no para Ecopetrol.
Para esa reunión seguramente tendrán tomada una decisión sobre la operación de Campo Rubiales en la que no solo están en juego más de 230mil barriles de petróleo, sino también los empleos de 7000 trabajadores entre directos y tercerizados y el reto tecnológico y ambiental de transportar miles de barriles desde ese campo crudo pesado frente al cual, el Instituto Colombiano del Petróleo –hoy paralizado- , venía jugando un papel protagónico.
Ahora en los círculos de expertos y en los medios aparece la empresa Cenit como la salvadora de Ecopetrol. Cenit fue fundada con un capital de 10 millones de pesos y hoy administra un patrimonio de más de 15 billones, sin muchos controles, y creada con dos propósitos: facilitar su venta y no aplicar salarios petroleros a los trabajadores tercerizados.
Los trabajadores directos de Ecopetrol hoy son suministrados para la operación por Cenit en un extraño modelo de tercerización donde la empresa beneficiaria no tiene trabajadores directos. También se han escuchado fuertes rumores sobre la operación de la estación de Vasconia y el Terminal Marítimo de Coveñas que podrían ser entregados a Ocensa, lo que podría ser otra de las movidas de Ecopetrol para entregar el control de dos importantes activos.
Según cálculos de la misma empresa, Cenit tiene hoy un valor cercano a los US$10.000 millones, cifra nada despreciable para un gobierno que está buscando recursos desesperadamente, máxime si se tiene en cuenta que el futuro de Ecopetrol, según la versión de la misma entregada a Portafolio (30 de abril), es incierto. Esta última afirmación tiene más sentido si se tiene en cuenta que ahora el hueco fiscal que deja la industria petrolera lo aspiran a llenar con la venta de otra empresa pública: Isagen (El espectador 13-05-15).
Lo cierto es que esta crisis coyuntural del petróleo ha sido una oportunidad para quienes manejan ese sector en Colombia. Una oportunidad para hacer recortes, despedir dirigentes sindicales, reducir costos de nómina, despidos masivos, pedir reformas tributarias, modificar los sistemas de regalías, atrasar proyectos clave como el Plan de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja, justificar privatizaciones y restructuraciones administrativas.
Mientras tanto, los ministros y el nuevo presidente de Ecopetrol que funge en la práctica como otro más, no asisten a los debates de control político para hablar sobre todas estas medidas, que hasta el momento solo la hemos sufrido los trabajadores de Ecopetrol y cuando asisten quedan muy mal parados, como ocurrió la semana pasada en el Congreso de la República.
- Vicepresidente de la Unión Sindical Obrera (USO)
