Entre las investigaciones que realizó la Revista Semana y que develó las chuzadas que se han venido realizando desde el Ejército Nacional, se identificaron cuatro escándalos sucesos que han marcado la historia de la institución y la mantienen relacionada con estar prácticas. Todos estos hechos ocurrieron durante los gobiernos de Juan Manuel Santos, quien tuvo en total cinco comandantes del Ejército en ocho años.
Según Semana, hay por lo menos 12 militares, al parecer ya retirados, conocidos como los Hombres Bomba debido a la cantidad de información que conocen, pues si alguien los llegara a "tocar" explotarían y golpearían a la institución fuertemente. Esto es lo que se sabe:
1. La sala gris: funcionó durante años en las Instalaciones de la Central de Inteligencia y Contra Inteligencia Militar, en el Norte de Bogotá, conocida como CIME. Desde esa Sala Gris se llevaron a cabo las interceptaciones que terminaron con las muertes del Mono Jojoy y Alfonso Cano. Ubicada en la Calle 100 con carrera 8, en pleno Norte de Bogotá, la CIME funcionó con apoyo de la CIA. Según las filtraciones que se conocen, el Presidente Juan Manuel Santos habría podido escuchar a importantes oficiales de las Fuerzas Armadas que le orientarían tomas de decisiones como la del el 8 de agosto del 2013 cuando sorpresivamente cambió toda la cúpula de las FFMM, generando todo tipo de especulaciones.
2. ¿Los negociadores de La Habana, espiados?: Parecía un local cualquiera en Galerías que vendía corrientazos, pero ahí funcionaba Andrómeda, al menos así le decían en el Ejército. Ahí trabajaban hackers civiles y algunos militares. “Lo que allí se hacía era muy sencillo. Allá no se podía hacer control de voces, pero sí se podía hacer control de datos, que esencialmente son correos, pines, etc. Los blancos eran personas relacionadas con las ONG: Piedad, Cepeda, los de siempre. Pero también, y principalmente, algunos de los plenipotenciarios y asistentes”, al menos esto le dijeron a Semana. “Jaramillo (Sergio Jaramillo), Éder (Alejandro Éder) o De la Calle (Humberto de la Calle) fueron algunos de los que me acuerdo. La idea era tratar de conseguir la mayor cantidad de datos sobre lo que se hablaba y cómo iban. Alguna de la información recolectada no resultaba del todo relevante, pues era claro que lo importante no lo movían por mail o PIN porque igual ellos saben que allá los cubanos pueden coger esos datos si se mandan desde la isla”.
3. Espiaban a oficiales del ejército para entregarle información a Maduro: esa investigación nunca se pudo comprobar pero están los indicios. “SEMANA estableció que, durante varios meses, un oficial del CGFM entregaba a los venezolanos a cambio de dinero los reportes diarios de todas las operaciones aéreas de las aeronaves de las Fuerzas Militares y la Policía. Lo cual, claramente, configuraría el grave delito de traición a la patria”
4. La Finca: Se trataba de un pequeño apartamento lleno de “piñas”, como se les conocía los aparatos de que usaban para interceptar las conexiones Wifi. Aunque costaron entre 50 y cien dólares, se terminaron facturando por 20 millones. Lo que descubrió Semana fue una aparente red de corrupción dentro del Ejército dirigida por militares que desviaban recursos de inteligencia para su uso personal.
Las listas de las personas espiadas incluidos periodistas nacionales, corresponsales de medios políticos y ciudadanos no permite construir un patrón claro ni una línea de investigación coherente, con lo cual se podría inferir que se utilizaba la herramienta de inteligencia sin una dirección y por lo tanto muy posiblemente se procederá a investigar individualmente al grupo de los Hombre bomba por las actuaciones ilegales particulares y no como grupo compacto.
