Cuando el Ministerio de Salud confirmó la muerte de los doctores Carlos Nieto y William Gutiérrez por la COVID-19, el pasado 11 de abril, Michael Bedoya, Mario Pinilla y el equipo de Dignidad Médica vieron su temor vuelto realidad: morir intentando salvar vidas.
Fueron ellos quienes semanas atrás habían impulsaron cacerolazos y plantones nacionales, para exigirle al ministro Fernando Ruiz y al presidente Iván Duque lo mínimo: trajes de bioseguridad, formalización laboral y pagos de salarios atrasados. Querían ponerle la cara al virus, pero con condiciones dignas de trabajo.
Las cartas y propuestas enviadas al Presidente y al Ministro Ruiz, no encontraron respuesta. El gobierno resolvió iniciar diálogos solo con un determinado grupo de agremiaciones tradicionales: el Colegio Médico Colombiano, la Federación Médica Colombiana, la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas y la Federación Colombiana de Sindicatos Médicos, dejando por fuera a las nuevas integradas por jóvenes médicos.
El fisioterapeuta Michael Bedoya, quien lidera Médicos Unidos de Colombia que agrupa a unas 6.000 profesionales, inició junto al resto de comité central de la organización la construcción de una gran coalición para presionar la ampliación de la mesa de diálogo. Unos de los primeros en llegar fueron Mario Pinilla y el equipo de Dignidad Médica y desde finales de marzo ya eran 42 las organizaciones del país las que apoyaban la iniciativa.
Las tres organizaciones que lideran los jóvenes médicos tienen la particularidad de agrupar también a enfermeras, auxiliares clínicos, psicólogos y hasta porteros de hospitales y clínicas. Se comunican con los asociados vía Facebook, Twitter y WhatsApp y también a través de estas herramientas intercambian documentos y propuestas. Fue así como nació y se mantiene activa la Gran Coalición por el Talento Humano en Salud, de la que hacen parte los médicos Michael Bedoya de Médicos Unidos, Mario Pinilla de la Alianza Médica y el equipo de Dignidad Médica, quienes están empeñados en proteger del contagio de la COVID-19 mientras salvan las vidas de los enfermos por el virus.
Michael Bedoya es un fisioterapeuta graduado de la Universidad del Valle, con 28 años de edad, quien nunca ha tenido un solo contrato laboral estable, sometido a recibir su pago en honorarios por prestación de servicios, como le ocurrió durante los dos años que trabajó en la Clínica La Estación en el Cauca, la tierra de su mamá. Estudia ahora medicina en la Universidad Tecnológica de Pereira, para cumplir su sueño de convertirse en un científico.
Médicos Unidos de Colombia nació en agosto de 2019 producto de una conversación en Facebook con la doctora Ana María Soleibe sobre las limitaciones de depender de los contratos por prestación de servicios. Al poco tiempo ya habían 256 médicos asociados. Una de sus primeras acciones fue, en octubre del año pasado, enviarle al presidente Duque una oleada de cartas de profesionales de diversas disciplinas de la salud planteando la necesidad de la formalización laboral. Le pedían al entonces ministro de Salud, Juan Pablo Uribe, establecer una mesa de diálogo. Para enero de 2020 ya tenían 7 grupos de Whatsapp llenos y uno de Telegram con cerca de 3.000 personas.
La urgencia de tener que atender una enfermedad tan complicada y con tal nivel de contagio como la COVID19 estimuló aún más la coordinación con otras organizaciones que luchan también por mejoras laborales en el tipo de contratación, un régimen especial para profesionales de la salud y elementos de protección personal para atender la COVID-19.
A Mario Pinilla, médico cirujano de la Universidad Metropolitana de Barranquilla, el coronavirus lo dejó sin empleo. Tiene 36 años y antes de la pandemia trabajaba como radiólogo en los hospitales pero con la suspensión de las consultas externas, quedó en el aire, siendo el sostén de su familia nuclear sus padres y una hija. Pinilla es además especialista en auditoria en calidad de salud de la Universidad de Córdoba y especialista en radiología e imágenes diagnosticas de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana en Cuba.
Junto a tres colegas crearon un grupo para exigir apoyo del gobierno al gremio médico en medio de la emergencia del coronavirus. Nació la Alianza Médica con 135 profesionales de Córdoba, una agrupación que se ha ido ampliando y que está ad portas de recibir la personería jurídica.
Fueron las marchas de médicos de 2016, contra la corrupción en las EPS y la precarización al personal salud, las que vieron nacer Dignidad médica, que había empezado a hacerse oír desde el 9 de mayo de 2015 luchando por mejores condiciones laborales. Actuán como un colectivo que denuncia atropellos y vulneración de a los profesionales de la salud.
Unidos ahora a la Gran Coalición por el Talento Humano en Salud seguirán presionando el gobierno hasta negociar y tener soluciones de fondo. De no encontrar una pronta respuesta, no descartan hacer una movilización nacional acompañada de renuncias en todo el país.
Por el momento, están a la espera de que el Colegio Médico Colombiano, la Federación Médica Colombiana, la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas y la Federación Colombiana De Sindicatos Médicos apoyen ahora a las 52 organizaciones, considerando las urgencias que los unen y más en un momento tan crítico como el del combate a la pandemia de la COVID-19 que tienen a los profesionales de la salud en la primera línea.
Esta es la carta completa de la Gran Coliación: