El domingo 13 de septiembre, a medianoche, el empresario Enrique Vives Caballero, en completo estado de embriaguez, mató con su camioneta a seis muchachos que caminaban a esa hora por el sector de Gaira en Santa Marta. Desde entonces una serie de irregularidades, de infamia, han caracterizado el accionar del empresario y de su abogado Alex Fernández Harding. Es que incluso ha llegado a decir, para escurrir cualquier tipo de responsabilidad, que los muchachos, que quedaron mutilados por el impacto, prácticamente se abalanzaron contra el carro.
Han sido tantas las irregularidades que la Procuraduría ya ordenó investigar al abogado “porque a sabiendas se alegaron hechos contrarios a la verdad y se obstruyó las diligencias. No todo se vale en el ejercicio de la abogacía, la cual tiene una función social”.
Es que incluso se metió a Vives en una Institución siquiátrica, lo quisieron pasar por enfermo cuando lo único que tenía era guayabo.
La Procuraduría y también la Fiscalía quieren que se confirme la medida de aseguramiento. Vives estaba detenido en Santa Marta y tuvo que ser trasladado a una cárcel en Cartagena porque los presos samarios querían lincharlo.
El odio y la indignación que genera la muerte de estos seis humildes muchachos y la manera como Vives, usando sus influencias, ha intentado evadir la justicia, han convertido a Enrique Vives en todo un enemigo público.